El director de la Agencia Canaria de Investigación, Innovación y Sociedad de la Información (ACIISI), Carlos Navarro, y la directora general de Energía, Rosana Melián, presidieron ayer la inauguración de la primera planta de producción de biogás a partir de residuos ganaderos de Canarias, ubicada en una explotación ganadera de Agüimes, en Gran Canaria, que alberga a 500 cerdos. En el acto participaron también el alcalde del Ayuntamiento de Agüimes, Óscar Hernández; el coordinador de Desarrollo Económico del Cabildo de Gran Canaria, Raúl García Brink, y técnicos del proyecto Enermac, liderado por el ITC y financiado a través del Programa Interreg MAC 2014-2020, en el que está enmarcado la iniciativa.

Esta planta piloto utiliza los purines de los cerdos para producir biogás a través de un sistema de biodigestión anaeróbica que permite abastecer la demanda de consumo energético de la explotación ganadera, a la vez que facilitar la gestión de residuos de esta. Otros beneficios resultantes del tratamiento de los residuos ganaderos son la obtención de un fertilizante orgánico de alta calidad y, a partir del proceso de ultrafiltración de membranas, la producción de agua depurada y desinfectada que puede ser reutilizada para riegos.

Objetivo

El objetivo de este proyecto piloto, en el que están implicadas las Consejerías de Economía, Conocimiento y Empleo y de Transición Ecológica, Lucha contra el Cambio Climático y Planificación Territorial del Gobierno de Canarias, es demostrar la viabilidad técnica y económica de esta tecnología para contribuir al aprovechamiento energético de residuos orgánicos en el sector ganadero canario.

En un sistema dimensionado para 500 cabezas de ganado porcino, con una capacidad aproximada de 3.400 litros al día de purines, el ahorro económico alcanza los 44.700 euros anuales en la factura de electricidad y la gestión de residuos. A esta cantidad, se sumarían 2.890 euros anuales de beneficios por la regeneración de agua y la venta de fertilizante.

Además, a las ventajas económicas se añade la reducción del impacto ambiental al evitar las emisiones de gas metano generado por los residuos de estos animales y que produce un efecto invernadero muy superior al dióxido de carbono o al CO2, además de causar contaminación de acuíferos y acidificación de suelos. La implantación del sistema de biodigestión evita la emisión a la atmósfera de 11,5 toneladas de gas metano al año, lo que equivale a 241,5 toneladas de CO2 anuales.