A las fresas, los tunos, y los plátanos que a los agricultores grancanarios les cuesta poner en el mercado, porque han madurado mucho, se les puede sacar mucho néctar. Y además, conseguir que todo el sabor de la pulpa se concentre en una botella. Bajo la marca 'De Gusto Canario' se fabrican en Firgas unas 5.000 botellas por semana de puro jugo, en un proceso totalmente artesanal que incluye desde la tarea de extraer la esencia de la fruta a introducirlo en el recipiente, y ponerle la tapa.
Lo que comenzó como una idea durante el confinamiento, en las conversaciones que mantuvieron Ibán Medina, gerente de la empresa Deleite Canario S.L., y Ángel Galván, gerente de Representaciones Guiniguada B.G.S.L., es una realidad empresarial. "Tenía mucho tiempo libre y me puse a pensar", explica Medina, conocedor de lo que cuesta al agricultor dar salida a su cosecha, cuestión que ha complicado la pandemia porque uno de sus principales clientes, los hoteles, han cerrado.
El ritmo de la fabricación, que arrancó en mayo con 400 botellas por semana, ya lo han multiplicado por cuatro, y ante la buena acogida que están teniendo los néctares, estos empresarios anuncian los nuevos sabores que van a lanzar, y hasta en los que piensan.
En la actualidad, la marca comercializa, en botellas de cristal, de 33 o de 20 centilitros, néctares de fresa, tuno indio, y tuno indio con plátano a través de pequeños establecimientos comerciales. En unos quince días se iniciará la distribución de una mezcla que recuerda a las meriendas de la infancia de muchos grancanarios, la de plátano con gofio. Y dentro de mes y medio lanzarán el de tomate, y el de papaya con plátano.
El proceso en Firgas empieza una vez que se recibe la fruta y se lava. Para extraer la pulpa hay ponerla un día entre fogones. Una vez que se enfría se guarda para después pasar a extraer todo el néctar que va directamente al envase. El etiquetado también se hace de forma totalmente manual.
"Sólo compramos fruta de Gran Canaria para aprovechar todo el excedente", recalca Ibán Medina. Según destaca, este año se han provisto de unos 2.000 kilos de fresas de Valsequillo, de los que la mayor parte se hubiera desechado por su maduración, y el año que viene pretenden que sean 10.000. También se surten del tomate de La Aldea.
Para la elaboración de la pulpa se necesitan en esta planta más de una tonelada de producción semanal, pero estos empresarios ya anticipan que van a tener que disponer de más para atender la fabricación de los nuevos sabores. En este sentido, adelantan que una de las ideas es atender a esos consumidores que buscan más los zumos verdes, como por ejemplo de pepino.
"Ideas no nos faltan, pero tenemos que ir viendo cómo responde el mercado", apunta Galván. Algunas de las propuestas como el sabor a naranja con canela les llegan incluso a través de las redes sociales, donde la única exigencia que piden es que siempre se trate de un producto local.
El incremento de la producción ha llevado a aparejado el aumento de la plantilla, y en la fábrica el personal se ha duplicado de dos trabajadores a cuatro, con algunos extras en días puntuales, más dos empleados para la distribución.
Respecto a la comercialización, que se ha iniciado en este mes de septiembre, en un primer momento se han dirigido sólo al pequeños comercios y a las cafeterías, y han dejado para más adelante a las grandes superficies.
Sí que han pensado ya en cambiar el formato de cristal por un tetrabrik, sobre todo porque, para los niños, consumidores en los que tienen puestas las expectativas en la lucha para que tomen menos bollería, es mucho más práctico.
A través de la Consejería de Agricultura del Cabildo insular, la marca se ha dado a conocer ya en el mercado local y de otras islas, así como en ferias nacionales, como Madrid Gourmet o Alimentaria Barcelona, y el reto de sus creadores es ir creciendo para que estos néctares de sabores de Gran Canaria lleguen a más paladares.
