La Fiscalía de Las Palmas de Gran Canaria mantuvo ayer la petición inicial del escrito de conclusiones provisionales por el que solicitaba diez años de prisión para el pizzero A. V. S., acusado de un presunto delito de abusos sexuales.

La supuesta víctima fue un joven de 18 años con un leve retraso mental que comenzó a ir a la pizzería del imputado para beber un vaso de agua tras terminar sus clases con un logopeda.

Según las declaraciones escuchadas ayer en el juicio celebrado en la Sección I de la Audiencia Provincial de Las Palmas, N. M. G., supuestamente motivado por una pizza a la que A. V. S. le iba a invitar, bajó en su compañía a una de las dependencias del establecimiento y, tras cerrar la puerta, le practicó tocamientos, una felación y le introdujo los dedos en el ano.

El acusado negó la penetración pero sí admitió el encuentro sexual que, según su versión, fue en "todo momento consentida hasta que él quiso irse" porque, dijo, "le notaba miradas y sonrisas cuando venía y creí que me lo había ligado".

El joven, cuya edad mental fue establecida por los peritos en unos 12 años, aseguró que se bajó los pantalones y permitió la relación porque "tenía miedo de que me atacase con el cuchillo con el que había cortado la pizza...; son cosas que he visto en las noticias y sé que pueden pasar", concluyó.

El juicio quedó visto ayer para sentencia.