Una lluvia de aplausos presidió anoche el descenso de la imagen de la Virgen del Pino desde su camarín hasta el altar mayor, un acto al que acudieron miles de personas. La afluencia fue tan grande, que los peregrinos abarrotaron también la plaza y la calle Real. Visto desde arriba cada centímetro del interior del templo aparecía tomado por los fieles, que acudieron emocionados, como cada año, a rendir su homenaje a Nuestra Señora del Pino. Todos los años se repite la misma imagen de fervor y devoción. Unos van a pagar promesas y otros a pedir deseos, algunos verdaderas misiones imposibles, a la patrona de la Diócesis de Canarias.

Entre los peregrinos estaba María, eternamente agradecida al Pino porque se acaba de cumplir el deseo que le pidió para su hija, que a punto estuvo de perder la vista. "Otras veces he venido a pedirle a la Virgen por mi niña, pero hoy he venido a verla bajar por gusto. Mi hija tiene 30 años y ya se ha recuperado de la enfermedad. Desde que le pedí por ella venía a misa a Teror todos los sábados o domingos. Yo siempre digo que hay que tener fe e insistir, porque nuestra madre nos ayuda. Le da pena de sus hijos y nos ayuda".

A Carmen, que acudió al acto con el que se inician la festividad religiosa de El Pino, no le gusta pedirle cosas a la Virgen. "Yo no pido nada. Yo sólo vengo a verla, porque me gusta. Yo no soy de mucha misa y nada más que rezo el padrenuestro", aclaraba Carmen. Para su amiga Olivia, de Firgas, esta era la primera bajada a la que asistía.

Quince minutos duró el descenso de la imagen, entre continuos aplausos y vivas a la Virgen. Envuelta en un manto rojo, reproducción de otro que se estrenó a finales del siglo XVIII , y rodeada de sus tradicionales anturios, un año más se volvió a repetir el ritual del descenso, mediante un sistema mecánico de raíles oculto en tules.

Este año la Virgen estará más tiempo cerca de su gente, porque el descenso se ha adelantado dos días. "Durante estos días va a estar más cerca de nosotros y nos espera", señaló tras la misa el cura párroco de la Basílica de Teror, Manuel Reyes, quien pidió la colaboración solidaria de la gente durante la romería del próximo miércoles, y les aseguró que sus donativos serán dados a centros benéficos. La misa fue concelebrada por diez sacerdotes y diáconos, entre ellos el canónigo y párroco de la iglesia del Pino de la capital, Salvador Aguilar, quien consideró en su homilía que "la verdadera devoción a la Virgen del Pino, consiste en imitarla".