- Cuando fue alcalde, ¿siguió trabajando en el Cabildo?

- Sí, tenía que compatibilizar los dos trabajos porque en aquella época los alcaldes no tenían sueldo. Hoy hay dedicación exclusiva incluso para los concejales.

- ¿Cómo surgió Unite?

- Aquello fue un grupo de gente de la antigua UCD. Había variedad. No era un partido que estuviera ideológicamente definido porque había gente de centro, de izquierda y de derecha. Lo que nos unía era hacer algo por nuestro pueblo, cambiar las cosas que se venían haciendo y sobre todo hacer actuaciones de futuro porque en aquella época Teror estaba anclado en el pasado. Era la Virgen del Pino y poquito más.

- ¿Por eso formaron el pacto cuatripartito?

- Nosotros considerábamos que la política que se venía haciendo hasta aquellos momentos, independientemente de las posibilidades económicas que tenía el ayuntamiento, era de mirada corta. El pueblo necesitaba un desarrollo diferente si quería crecer.

- ¿No se identificaban con los grandes partidos de la época?

- No, porque nuestra mirada era sólo en lo local y no teníamos interés en actuar a otros niveles. Nuestro objetivo era trabajar por Teror y para Teror.

- Era la cabeza visible...

- A mí me eligieron para que encabezara la lista en su momento. Entre otras cosas, seguramente por mi preparación, porque experiencia política no tenía ninguna: era incompatible con mi etapa de secretario judicial.

- Aunque no cobraba como alcalde, ¿cuánto le daban para gastos de representación?

- Creo que eran 10.000 pesetas, lo que ahora serían 60 euros, al mes. Pero además te lo pagaban cada seis meses porque la economía municipal era corta. Cuando entramos había deudas de las anteriores corporaciones y una de las cosas que nos propusimos fue liquidar a los proveedores todo lo que se debía. Eso dinamiza la economía del pueblo y crea una solvencia del ayuntamiento.

- ¿Fue difícil la convivencia del cuatripartito?

- No, porque siempre consideré que era un pacto de caballeros. Ninguno de nosotros dependía del ayuntamiento, todos teníamos nuestro trabajo y estábamos allí por ese idealismo de hacer algo por nuestro pueblo. Incluso como fue un pacto que se criticó mucho, nos obligaba más a que llegara a buen fin. No queríamos quedarnos a la altura del betún. Aquello funcionó como un reloj.

- ¿Salió escaldado?

- Es que un cargo de alcalde exige casi dedicación exclusiva y quema. Como no es la ambición de tu vida, cuando te echas fuera descansas.

- ¿El cargo es una carga?

- Lo es. Es una responsabilidad. Actualmente todavía es mayor porque cada vez te exigen más. Tienes que prever todo, garantizar seguridades? La verdad es que el que asume ahora un cargo así quizá no piensa en las responsabilidades que asume. Es verdad que los cargos a veces son cargas.

- ¿No piensa volver a la política?

- No. Es un sacrificio muy grande y por eso yo valoro a la gente que se mete. Aunque la gente de la calle vea lo bonito de estar en primera fila, los sacrificios personales y familiares son enormes. Si tienes hijos pequeños no puedes dedicarle tiempo. Estás sometido a la crítica pública.

- Teror ha cambiado mucho en los últimos veinte años.

- Ha cambiado mucho porque los ayuntamientos han dispuesto de una financiación enorme, sobre todo con los fondos europeos y el crecimiento de la economía. Ha crecido con construcciones nuevas y urbanizaciones. La ventaja de Teror es la Fuente Agria, que es un negocio que siempre genera riqueza. Tienes la materia prima y solo tienes que embotellarla.

- Ese es el pilar material. Y luego está el espiritual.

- Sí, la fama de Teror es fundamentalmente porque es la capital religiosa de la isla. Al estar la patrona allí, hay un peregrinar de gente que va a ver a la Virgen del Pino. El mercadillo atrae gente, pero sobre todo van a ver a la Virgen, sean más o menos practicantes. Es una referencia que está dentro de la cultura de Gran Canaria.

- Algo tan espiritual como la Virgen de Pino también reporta beneficios materiales.

- Sí. Ser la capital mariana es un punto de referencia y por eso destaca respecto al resto y tiene un protagonismo casi al nivel de la capital. Casi todas las personalidades que vienen desean visitarnos y nosotros promocionamos el pueblo con ello. Recibimos al Premio Nobel Severo Ochoa, a Alfredo Kraus, y al Príncipe de Asturias, que dentro de su visita estrictamente militar a Gando solo vino a Teror. Ni siquiera pisó la capital.

- ¿Rivalidad con Candelaria?

- No, estando yo de alcalde nos reunimos e invitamos a la gente de Candelaria a las fiestas del Pino, antes incluso de hacer el hermanamiento. Vinieron y el año siguiente fuimos nosotros allá y nos trataron espléndidamente. La rivalidad es absurda porque la virgen es una, aunque en cada sitio se le llame de una manera distinta.

- ¿Le extraña que los socialistas gobiernen un municipio tan conservador y tradicional?

- No, porque en los pueblos se vota a las personas y no a las siglas. La prueba de ello es que luego en las generales la misma gente vota otra cosa. Si se resuelven los problemas de la gente en la calle o incluso problemas personales, la gente te lo agradece con el voto.

- En el fondo el alcalde es como un juez de paz.

- Sí, tratas de sembrar la paz entre los vecinos, evitar enfrentamientos. Los vecinos ven al alcalde como una buena persona y le van a contar hasta los problemas más personales que están incluso fuera de su competencia. Claro que es verdad que el alcalde tiene cierta autoridad. En los pueblos eres alcalde las 24 horas del día.

- ¿La gente iba a su casa a cualquier hora?

- A cualquier hora. Eso es así. Tienes que comprenderlo y asumir el cargo. No te puede parecer mal. Los que se dedican a esto tienen que conocer previamente cuáles son las servidumbres. El político no puede ser un funcionario porque se le va el tiempo sin hacer nada. Está para pensar, programar, proyectar y para reunirse.