Gran Canaria es la isla más rica en patrimonio industrial del Archipiélago, con un total de 1.014 bienes catalogados, pero una gran parte de ese tesoro está desatendido y en peligro de desaparición, por lo que es urgente fijar normas para garantizar su conservación y crear un Museo de la Industria que difunda ese legado a las futuras generaciones.

Estas son las principales conclusiones del Inventario del Patrimonio Histórico Industrial de Gran Canaria (1900-1960), presentado ayer por la directora general de Cooperación y Patromonio Cultural del Gobierno autónomo, Aránzazu Gutiérrez, y la autora del trabajo, la historiadora Amara Florido, que resaltaron que en varios casos se trata de auténticos monumentos arquitectónicos o etnográficos, "parte indisoluble de nuestro patrimonio histórico cultural".

El inventario de Gran Canaria es el primero que realiza el Gobierno regional y se ha realizado según el modelo fijado en el Plan Nacional de Patrimonio Industrial del año 2000, que contempla la división en diez sectores: agroalimentaria y tabaco, madera y corcho, metalurgia y reparación naval, productos minerales no metálicos, papel y artes gráficas, textil y calzado, motores, química, energía y agua, y transportes y comunicaciones.

El balance final, explicó Amara Florido, "es positivo y esperanzador", pues el trabajo de investigación ha desbordado las previsiones iniciales y es "un documento de referencia para profundizar en el conocimiento de nuestra historia más reciente".

De los 1.014 bienes inventariados, 616 son inmuebles (talleres, fábricas, pozos, almacenes de empaquetado, molinos de viento) y los restantes 398 son bienes muebles (maquinaria, herramientas, motores, grúas, desgranadoras). Por lo que respecta a la propiedad, el 80% de estas riquezas históricas están en manos de particulares, industriales, herederos que le dan un valor sentimental y, en menor medida, coleccionistas.

Del análisis se desprende "la existencia de un modelo regional determinado por ciertas condiciones, como la existencia de una industria doméstica urbana y rural o la repercusión que alcanzó el esplendor de la agricultura de exportación en el Sureste de la isla. El estudio recoge que una buena parte del patrimonio industrial se perdido y que algunos bienes no se han podido catalogar por negativa de sus dueños.