Los expertos que analizan el deterioro de las playas del sur de Gran Canaria han concluido que los temporales extremos se producen cada siete u ocho años y creen que en los próximos meses volverá la arena que ha desaparecido del litoral de Tauro, Taurito, El Cura, Patalavaca, Arguineguín, Las Marañuelas o Las Meloneras. Caso aparte es la playa de Maspalomas, que pierde unos 45.000 metros cúbicos cada año y además ha sufrido dos de los peores temporales de las últimas décadas.

Los equipos multidisciplinares de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), encabezados por los profesores Luis Hernández Calvento y Enma Pérez-Chacón, consideran que lo ocurrido este invierno en las playas de Mogán y de San Bartolomé está "dentro de la normalidad" y se debe a los procesos naturales que azotan esas costas, según explicó ayer Hernández Calvento.

Según los estudios, las costas del sur de Gran Canaria sufren cada año uno o dos temporales de intensidad media, que desplazan una parte de la arena hacia el mar. El proceso se revierte cuando llegan los vientos alisios del norte, por lo que habitualmente la arena vuelve a su sitio antes del verano. Sin embargo, cada siete u ocho años se producen fenómenos meteorológicos extremos, que descarnan las playas casi en su totalidad y retrasan la recuperación de la arena.

"Lo que ocurre es que han coincidido dos años seguidos con fenómenos extremos; cuando las playas se estaban recuperando del fuerte temporal de principios de 2010 vino otro a final de año y se llevó la arena. Dentro de la media no sucede nada anormal, pero sí es cierto que han coincidido dos años malos", precisó.

La erosión

Hernández Calvento resaltó que el proceso en el litoral del Archipiélago es igual al que se produce en otros territorios con las mismas características. "Hay un perfil de invierno o erosivo y otro perfil de verano o de acumulación, esto está muy estudiado a escala mundial y es similar en todas partes del planeta que tienen las condiciones naturales de Canarias", señaló el profesor de la ULPGC, quien apuntó que también hay que tener en cuenta que nuestras costas están totalmente abiertas al mar. "En sitios más cerrados, como el Mediterráneo, sólo se va la arena si hay un fenómeno local muy violento", añadió.

El proceso erosivo en Gran Canaria afecta principalmente a la arena. "Las piedras siempre están ahí, se pueden mover unos metros por efecto del oleaje, pero cuando una playa se llena de piedras es porque se va la arena", comentó Hernández Calvento.

"La arena", añadió, "siempre vuelve, pero a veces la cantidad que se pierde es tan grande que tarda dos o tres años en acumularse; los temporales no traen piedras, sino que al irse la arena florecen en la orilla". Al respecto, consideró que no hay motivos para la alarma, porque playas como Tauro, Taurito o Patalavaca han sufrido ese proceso erosivo y se han recuperado.