Galdós y la admiradora predilecta

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El retraso de seis meses en la entrega de los premios del Cabildo no evitó una ceremonia fría y extraña, donde los 22 premiados tuvieron que recoger su diploma en una mesita, sin ni siquiera poder recibir un apretón de manos del presidente Morales o el abrazo de los familiares y amigos. Los 300 asistentes se dispersaron por todo el Auditorio y apenas se podían reconocer desde lejos y con las mascarillas puestas.

Antonia San Juan fue la encargada de agradecer los galardones y desde una hora antes ya tenía los ojos vidriosos por la emoción. “Discúlpenme, hoy estoy muy llorona”, comentó a los periodistas, “pero que a una la reconozcan en vida y compartiendo premio con Galdós es una maravilla, tanto que estoy pensando en montar uno de sus textos para representarlo en el teatro que lleva su nombre; hay una obra suya que me interesa mucho, no voy a decir el nombre por si acaso alguien me la pisa, pero es una deuda simbólica con mi tierra, que tan bien me trata y tanto me quiere”.

Antes de recoger el título y leer su discurso, la actriz aún tuvo tiempo de ver un mensaje grabado de Almodóvar en el que relató que conoció a Antonia San Juan, en un bar, sentada en una caja de cerveza, hablando con ese acento peculiar, y casi desde ese mismo momento nació el personaje de La Agrado de su película Todo sobre mi madre.

En su mensaje, más corto que en años precedentes, cumplió el trámite y no se metió en berenjenales políticos o sociales, pese a que las circunstancias se prestan a ello. “Seguramente ha sido mi carrera como actriz la que ha pesado para encontrarme entre los nombres de las personas y entidades galardonadas en este acto. Tengo el honor de hablar en nombre de todos los homenajeados y es difícil encontrar las palabras exactas para expresar lo que este momento significa para mí”.

Tras resaltar que los 22 premiados reciben el título “con gran humildad” y conscientes de los importantes méritos de quienes les han precedido en esta distinción, la actriz mostró su emoción por estar en la isla donde nació, creció y ha tenido la suerte de pisar el Auditorio Alfredo Kraus con sus espectáculos teatrales. “No se me ocurre mayor orgullo y felicidad que recibir el título de Hija Predilecta junto a Galdós, quien llevó la literatura a lo más alto; Galdós, que nunca estará muerto mientras haya una voz que lo nombre”.

“La isla de Gran Canaria -añadió San Juan- es un pequeño gran continente, donde se mezclan siglos de historia y espacios naturales de gran belleza, es además el lugar de mis recuerdos de infancia, me siento muy apegada a esta isla que amo y siempre es un placer encontrar una excusa para regresar. Tenemos la suerte de haber nacido en el paraíso, no solo por su clima y playas los 365 días del año, sino también por la pluralidad de etnias, culturas e identidades, por su gente, con un sentimiento que nos une a todos: el orgullo de ser canario”.

Tras teatralizar un deseo personal -”me gustaría aprovechar esta ocasión para comprometerme conmigo misma y pedirme matrimonio, me desposo con este anillo, digno de una mujer que se ha hecho a sí misma, que ha amado a los hombres, que ha cuidado y respetado a sus padres, que no ha mercadeado con su vida”, San Juan rompió el protocolo e interpretó un monólogo marca de la casa, en el que hizo de madre, llamada Islas Canarias, y contó la historia de sus siete hijos.

Las peleas entre sus primogénitos Gran Canaria y Tenerife, o sus invectivas sobre su nieta favorita, La Graciosa, por fin arrancaron una sonrisa al público. “Soy independiente y me da lo mismo si la madre patria no nos quiere, soy diversa, poliédrica y no dogmática; y no voy a pedir perdón por mi hermosura, os sorprenderé siendo La Atlántida”, concluyó.