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Teror

Cirugía para una cúpula

Las obras de restauración de la basílica del Pino se centran en uno de los grandes símbolos del templo | El diagnóstico de su estado es mejor del esperado

Cirugía para una cúpula

La basílica del Pino, monumento histórico artístico y uno de los símbolos religiosos más importantes de Canarias, recibe desde el 15 de septiembre unos trabajos que, tras diez meses de intervenciones, prometen pulirla como una joya. Los arquitectos ya han realizado varios diagnósticos, como el de la cúpula, que se encuentra en mejor estado del previsto, y en los próximos meses irán repasando y mejorando todos sus elementos, lo que incluye el desmontaje de todas sus tejas, para lo que han logrado dar, tras muchas pesquisas, con una casa en Sevilla que aún fabrica las mismas unidades con idéntico diseño. 

El pasado 15 de septiembre la basílica del Pino entraba en ‘quirófano’, con un buen grupo de operarios que rodeaba desde su crucero a la parte posterior del templo con un enorme andamiaje que hoy cubre la totalidad de esa mitad del edificio hasta lo más alto de su cúpula.

Y el inmueble, que fue inaugurado en 1760, ha resistido valiente sus 260 años de vida, según los primeros diagnósticos realizados por los especialistas a cargo de los trabajos, como el autor del proyecto de restauración, el arquitecto José Miguel Rodríguez, y que junto a la jefa de obra, Toñi Fernández, el también arquitecto Francisco José Herrera y el aparejador Juan Miguel Alonso, realizan un trabajo de precisión ante uno de los monumentos con mayor carga histórica de la isla.

La intervención, en este poco más de mes y medio de trabajo, ha ofrecido también sus sorpresas, como la inesperada cubierta de madera que forma parte de los techos que abarca desde el arco que da al crucero hacia el altar mayor, según explica Rodríguez. Sobre esa cubierta se conserva aún un mortero de tierra y la teja antigua, un elemento, este último, ahora bajo microscopio, sometido al “análisis de las unidades para determinar si su vida útil no está agotada en aquellas partes en las que se ha salvado”. Para aquellas que hay que reponer al equipo le ha costado un buen número de pesquisas para encontrar alguna casa fabricante que hiciera exactamente las mismas tejas que se colocaron hace siglos.

Pero la hallaron. “En un casa de Sevilla que sigue fabricando ese diseño, y que tiene la peculiaridad de ser una teja artesanal, de aspecto histórico, de cerámica color pardo y un recrecido en el borde algo más ancho”.

Las obras durarán diez meses y cuentan con un presupuesto de 300.000 euros

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Como curiosidad, estas tejas son las que también se emplean en el convento del Císter de la misma villa. Ahora solo falta obtener los datos del laboratorio para conocer la cantidad de unidades que hay que recuperar, según subraya el arquitecto.

Esto mientras se centran los trabajos en la cirugía de la cúpula, y que también escondía novedades por el estado el que se encuentra tras realizarle el diagnóstico, con unos zunchos -colocados en el año 1968-, y partes estructurales en mejores condiciones de las esperadas. La tarea que queda por delante pasa por reproducir la barandilla exterior de madera completa, así como sanear la cruz y las ventanas de la linterna y darles un acabado en enfoscado para recupera el color original y protegerla de las inclemencias.

Estos trabajos, que contemplan todo el conjunto del edificio, incluyen la búsqueda de un punto de cantería en el Puente del Álamo para ver la posibilidad de extraer la singular piedra amarilla de Teror para restituir varias piezas ornamentales durante la segunda fase de las intervenciones, que abarca desde el crucero de la basílica hasta la fachada principal.

El equipo de arquitectos localiza una fábrica en Sevilla que elabora las mismas tejas

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Las obras tienen una duración de diez meses, se ejecutan con un presupuesto del Cabildo de 300.000 euros y las realiza la empresa Preconte. Cada una de sus intervenciones, hilo por pabilo, son anotadas en su carta de restauro, tal y como marca la Unesco, y que a modo de cuaderno de bitácora detalla el desarrollo de los trabajos, tanto para la propia historia como para la buena salud futura del monumental paciente.

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