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Los primeros alcaldes reales y constitucionales de Ingenio (1816-1836)

Sesenta y siete alcaldes reales, constitucionales, impuestos y accidentales, han presidido el Ayuntamiento de Ingenio desde 1816

Juan José Espino, el alcalde más tiempo permaneció en el cargo . LP/DLP

A lo largo de cinco siglos los alcaldes no han tenido las mismas atribuciones. Su mandato ha dependido de la conformación y ámbito de su jurisdicción en cada una de las etapas de nuestra historia a través de distintas reformas y transformaciones en el orden territorial y jurídico-administrativo.

Marco histórico

Después de finalizada la Conquista de Canarias, las llamadas islas de realengo (Tenerife, La Palma y Gran Canaria) fueron dotadas de un órgano de gobierno insular propio, con jurisdicción en la totalidad de cada una de estas islas en lo que se vino en llamar Ayuntamiento-Isla, con capitalidad en San Cristóbal de la Laguna, Santa Cruz de la Palma y Las Palmas, respectivamente, donde radicaban las sedes de los Cabildos o Concejos. Al frente de ellos se encontraba en una primera etapa el gobernador y a partir de 1629 un corregidor por designación real, hasta bien entrado el siglo XIX, que desaparecen en virtud de las leyes emanadas de la Constitución de 1812, con una nueva configuración territorial y jurisdiccional.

En Gran Canaria, el Cabildo estaba constituido por el Gobernador o Corregidor, junto a los Regidores, formando el Concejo o Regimiento, además de otros miembros con atribuciones diversas: teniente, alguaciles, fiel ejecutor, personero y alcalde mayor. Formaban parte también del Cabildo en el orden burocrático o laboral: mayordomos, escribanos, pregoneros y otros.

Al alcalde mayor, nombrado por el Gobernador, le correspondía resolver asuntos judiciales en primera instancia. La figura del alcalde real, pedáneo o “de la tierra”, representaba al Cabildo en los distintos núcleos de población fuera de la capital, cuyas atribuciones eran parecidas al alcalde mayor en orden inferior (similares a los actuales jueces de paz), encargándose de resolver pleitos civiles menores, causas criminales, recibir querellas y actuar contra los delincuentes que debían remitir junto con la incoación del proceso, dependientes en todo caso del órgano de gobierno insular radicado en Las Palmas.

El Señorío de Agüimes

Caso singular fue el Señorío Episcopal de Agüimes (actuales municipios de Ingenio y Agüimes) donde se disponía de un estatus especial, en virtud de carta de merced y privilegio establecida por los Reyes Católicos en 1491 al Obispo Fray Miguel López de la Serna, regido por la autoridad de dos alcaldes: real (alcalde por la Justicia Real), para asuntos de índole criminal, y ordinario (por Su Señoría Ilustrísima), impuesto por el Obispado para los de orden civil, si bien a partir de 1805 quedó unificado en una sola persona como alcalde real y juez ordinario.

La circunstancia por la cual el territorio que hoy conforma el municipio de Ingenio (entre los barrancos de Guayadeque y Draguillo) formara parte del Señorío Episcopal hasta su segregación en 1816, determina que comparta con la Villa de Agüimes los mismos alcaldes (real y ordinario) hasta el año de la segregación y configuración como nueva jurisdicción. La mayoría de estos alcaldes residían en la Villa de Agüimes, si bien se conocen algunos muy significativos que tuvieron su domicilio en Ingenio: Bartolomé de Tobilleja, alcalde real en 1544, 1560 y 1562, y ordinario en 1569; José Espino Estupiñán (Capitán Espino), alcalde real en 1785; Juan Xuárez Alvarado, conocido por Capitán Juárez, alcalde real en 1789 y 1794 y ordinario de 1796 a 1804; José Ramírez Xuárez, alcalde real en 1795 y alcalde real y juez ordinario en 1812, siendo el último alcalde del antiguo régimen en el Señorío antes de la entrada en vigor de las leyes emanadas de la Constitución de ese año con el nombramiento de un alcalde constitucional en la persona del agüimense Jacob del Saz y Cabrejas, quedando por confirmar algunos donde no queda clara su residencia al no poderse disponer de documentación que lo determine.

La organización territorial y política, presente en el Antiguo Régimen en España, cambia de manera sustancial a partir de 1812, al crearse los órganos de gobierno de provincias y municipios. Así, los territorios bajo el mando de un alcalde real, creados en diferentes etapas con anterioridad (Telde, Agüimes, Tirajana, Aldea de San Nicolás, Agaete, Gáldar, Guía, Arucas, Moya, Firgas, San Lorenzo, San Mateo, Santa Brígida, Artenara, Tejeda, Teror, Valsequillo y Las Palmas), pasan a constituirse como Ayuntamientos Constitucionales con las atribuciones establecidas por la nueva ley. Esta nueva situación va a durar tan solo dos años, pues con la llegada al trono de Fernando VII en 1814 se deroga la Constitución de 1812 y por Real Orden se disuelven todos los Ayuntamientos y alcaldes constitucionales y se establece la llamada etapa absolutista. Y vuelta atrás en lo establecido. Por tanto, los alcaldes constitucionales vuelven a ser alcaldes reales en la situación de Ayuntamiento-Isla. Fue en la etapa absolutista (1814-1820) cuando la demarcación territorial de Ingenio, que había conseguido la segregación parroquial de la matriz de San Sebastián de Agüimes en 1815, logra también la segregación político-administrativa en 1816, con jurisdicción propia, según la delimitación parroquial establecida el año anterior (con el estatus anterior a 1812) siendo dotada de un alcalde real, dos diputados y fiel de fechos, al igual que Santa Lucía lo fue con respecto a San Bartolomé y Mogán con Tejeda, culminándose así el panorama territorial de Gran Canaria con alcaldes reales, a falta de Valleseco. San Lorenzo sería integrado en Las Palmas durante la Guerra Civil en 1939.

Hay que entender que Ingenio no se segrega en su totalidad de Agüimes en el ámbito religioso (1815) ya que se constituye solo como “ayuda de parroquia” con dependencia de Agüimes en algunas cuestiones, sobre todo a la hora de repartir los ingresos, debiendo aún pasar algunos años hasta que se convierta en parroquia independiente. Tampoco lo es en su totalidad en el ámbito político-administrativo (1816), puesto que las funciones de juez ordinario siguen estando ejercidas por el alcalde de Agüimes (alcalde real y juez ordinario), teniendo los vecinos de Ingenio que desplazarse a Agüimes para resolver asuntos de su competencia, especialmente en lo referido a poder disponer de propiedades de menores o de ausentes.

Los alcaldes de Ingenio

En virtud de lo expuesto anteriormente, la jurisdicción de Ingenio se constituyó con un alcalde real en 1816, siendo a partir de aquí cuando contabilizamos su número de alcaldes hasta la actualidad.

Sesenta y siete alcaldes, según fuentes documentales consultadas, han regido el Consistorio ingeniense hasta la actualidad -sin perjuicio de que puedan localizarse los que correspondan a los años que se desconocen- contabilizándose reales, constitucionales, accidentales e impuestos. El que más tiempo permaneció en el cargo fue Juan José Espino del Toro a lo largo de diecinueve años seguidos (23 de mayo de 1983 al 8 de junio de 2002). El más breve, el sacerdote Juan Martel Alvarado, nombrado por la autoridad gubernativa a raíz del advenimiento de la II República, tan solo nueve días en el cargo (19 al 28 de abril de 1931).

Entre 1816 y 1835 no conocemos ningún tipo de acta o documento de carácter oficial que nos proporcione el nombre y la etapa de mandato de los distintos alcaldes y se ha tenido que recurrir a documentos primigenios de otra naturaleza (procesos, disposiciones, compras, herencias…) para su exposición, por lo que podría haber alguna laguna en lo que se relata, además de no haberse podido encontrar fuentes documentales que justifiquen los nombres de los alcaldes en 1828, 1831, 1832 y 1833. A partir de 1835 y hasta la actualidad se conservan y custodian en el Ayuntamiento de Ingenio las actas a excepción de algún año a finales del siglo XIX que determinan de manera fehaciente los nombres y etapas de mandato de todos los alcaldes.

José Ramírez Xuárez, que ya había ostentado la alcaldía del Señorío de Agüimes y que en 1813, en el periodo constitucional de Fernando VII, fue “alcalde constitucional segundo” más moderno, es nombrado alcalde real de Ingenio en 1816, tras la segregación de Agüimes. Era propietario e influyente personaje de la oligarquía local de la época y subteniente del Regimiento de Milicias Provinciales de Telde. Su etapa como alcalde ese año se fundamenta principalmente en un documento de la Real Audiencia de Canarias sobre una multa impuesta el mismo como “alcalde real” de Ingenio de 40 ducados por “informalidad y tolerancia” en una causa sobre una reyerta en la que un vecino de Telde hiere mortalmente a otro de Ingenio. La causa se prolonga durante varios años y en la misma tienen que dar informes dos alcaldes posteriores. Le cabe el honor de haber sido el último alcalde real-ordinario del Señorío de Agüimes, antes de la entrada en vigor de la Constitución de 1812 y el primer alcalde real de la nueva jurisdicción de Ingenio en 1816.

Los primeros alcaldes reales y constitucionales de Ingenio (1816-1836)

En 1817 se sabe que el alcalde real fue José Estupiñán, en virtud de un documento de compra que realiza ese año, donde consta su cargo de alcalde real de dicho pueblo, al igual que un poder que recibe de un vecino. Ambos documentos se custodian en el Archivo Histórico Provincial de Las Palmas.

En 1818, el mandato corresponde a Bartolomé Sánchez, fundamentado en la convocatoria que se le hace desde Agüimes para una junta de la contribución general del Reino como alcalde real de aquel pueblo, según un documento que se custodia en el Archivo Municipal de Agüimes.

En 1819, ostenta la alcaldía real, Diego Espino Estupiñán, hijo del renombrado Capitán Espino. Constando su actuación en el mismo procedimiento que el alcalde José Ramírez en 1816. Algún autor ha señalado a Diego Espino Estupiñán (al que se le añade Cabeza de Vaca) como primer alcalde de Ingenio en 1819 con un prolongado mandato, apareciendo este dato en numerosas publicaciones y que hay que desechar gracias a los fundamentados y rigurosos estudios historiográficos del profesor Suárez Grimón, experto conocedor del municipalismo en Gran Canaria.

La condición de alcalde real de Bartolomé Ramírez Pérez, en 1820, se refleja en un documento sobre una reclamación que se hace al Cabildo Catedralicio en relación a unos fondos depositados en dicha institución mediante legado testamentario del que fue canónigo y valedor de la nueva Parroquia de Nuestra Señora de Candelaria, Vicente Ramírez, otorgado por el escribano de Agüimes Juan Alonso Alvarado, constando como alcalde real de dicho pueblo. En el libro 1º de bautismos de dicha parroquia apadrina un niño en calidad de alcalde actual de Ingenio. Debemos entender que fue alcalde real antes de marzo que es cuando termina el “sexenio absolutista” de Fernando VII (1814-1820) y que si lo fue el resto de año tendría que haber sido alcalde constitucional en virtud de la entrada en vigor del llamado Trienio Liberal (1820-1823) donde se vuelve al estatus de lo establecido en la Constitución de 1812 que había ya había estado vigente dos años (1812-1814).

El personaje que ya consta como alcalde constitucional en 1821 es Manuel Ramírez Xuárez del cual sabemos que tenía condición de fuerista, residente en “el Cuarto”, hermano de José Ramírez Xuárez (primer alcalde real), y al igual que todos sus hermanos fue un potentado labrador gracias a los bienes heredados de su padre, Juan Ramírez. Como alcalde constitucional de dicho pueblo junto a otros propietarios de terrenos en la Montaña Águeda y Costa de Gando, según documento de 13 de mayo de 1821, acuden a la justicia constitucional y militar por haberse talado y desmontado sus terrenos. También consta como alcalde ese año merced a las distintas compras que realiza mediante protocolo el 17 de septiembre de 1821, figurando en todas como “alcalde constitucional”. La circunstancia que en mayo figure como alcalde Manuel Ramírez y en septiembre Vicente Dávila acredita la existencia de dos alcaldes constitucionales el mismo año sin que se conozcan las causas ni la etapa de cada uno.

De Bartolomé Estupiñán García, alcalde constitucional en 1822, sabemos que poseía una casa en el Sequero. Su mandato se evidencia al actuar como testigo presente en un matrimonio el 2 de enero, donde figura como tal según se documenta en el libro 1º de matrimonios del Archivo Parroquial de Ingenio.

En 1823, de nuevo vuelve a la alcaldía, esta vez como alcalde constitucional, Diego Espino Estupiñán, según se refleja en acta de sesión plenaria del Ayuntamiento de Ingenio celebrada en 1836 en la cual se reseña el nombre de todos los individuos que componían el Ayuntamiento, Diego Espino como alcalde constitucional de primera elección con cuatro regidores y síndico personero. Volvería a ser alcalde en dos ocasiones pasado 1835. El episodio más importante de su etapa como alcalde constitucional se desarrolla en agosto y septiembre de 1823 en relación con una asonada popular provocada por los vecinos de la zona que se negaban a pagar la contribución y reparto vecinal y que por actuar con cierta permisividad fue encarcelado en Telde. Considerando que el Trienio Liberal finaliza en octubre de 1823, cuando Fernando VII anula todas las normas establecidas durante este periodo, entre ellas la configuración político-territorial del país, en el que las alcaldías constitucionales, vuelven a ser reales, se desconoce si el alcalde fue destituido.

Con el comienzo de la “década ominosa” de Fernando VII con la vuelta al absolutismo, y por tanto al estatus del Antiguo Régimen se sabe que el primer alcalde real en 1824, fue Bartolomé Estupiñán García, que curiosamente ya lo había sido “constitucional” en el periodo liberal. Su mandato lo avala un documento de la Real Audiencia sobre autos ejecutivos en la sección de procesos en el que se especifica que se ha de pagar a Bartolomé Estupiñán García como alcalde de Ingenio por dos autos y tres declaraciones.

Las referencias documentales sobre Juan Agustín Rodríguez como alcalde en 1825 se fundamentan en un recurso que efectúa un vecino de Agüimes contra el alcalde y repartidor de agua del heredamiento Acequia Real de Aguatona, José Andrés Espino, el cual, en su alegato, se queja de los procedimientos del Alcalde de este pueblo Don Juan Agustín Rodríguez en relación a su título como tal alcalde de las aguas, recogido en un documento de la Real Audiencia de Canarias.

Es Francisco Bernardo Espino Ramírez quien figura como alcalde en 1826. Hijo de José Espino Estupiñán (Capitán Espino) y de su segunda esposa Josefa Ramírez y yerno de José Ramírez (primer alcalde real) al estar casado con su hija María Belén Ramírez. Su localización es fruto del largo expediente del que se ha hecho mención en relación sobre una multa impuesta a su suegro José Ramírez como alcalde real en 1816, donde también se menciona a Diego Espino en 1819 y al propio Francisco Bernardo Espino como el Señor Alcalde Real de dicho pueblo en 1826.

La situación como alcalde de Francisco González en 1827 se refleja en un asiento sacramental de matrimonios en la Parroquia de Nuestra Señora de Candelaria correspondiente al 23 de septiembre de 1827, donde consta como testigo el alcalde real de Ingenio D. Francisco González.

No se ha podido encontrar referencias documentales sobre quien ocupó la alcaldía real de Ingenio en 1828.

Bartolomé Estupiñán García ocupa la alcaldía por tercera vez en 1829, según se desprende de un asiento matrimonial custodiado en la parroquia de Nuestra Señora de Candelaria el 28 de febrero, al actuar como testigo en calidad de alcalde real y de igual manera y con la misma calidad de alcalde real testificó en diciembre en la toma de posesión de una capellanía.

Otro de los hijos del Capitán Espino, esta vez de su tercera esposa, Ángela Dávila, llamado Juan María Espino Dávila, es el alcalde real en 1830, documentado en la sección de procesos de la Real Audiencia, donde se relata que en su condición de Alcalde Real de Ingenio acepta un despacho del alcalde real-ordinario de Agüimes para que fuera trasladada a la Villa una mujer demente. En el mismo sentido tiene que actuar de nuevo a requerimiento del alcalde real ordinario de Agüimes para que una vecina del Roque presente testigos para protocolizar la memoria testamentaria de su esposo. Se le reconoce como testigo en un poder en el que se hace mención a su condición de alcalde real de Ingenio. Un protocolo notarial del escribano de Agüimes, Juan Alonso Alvarado, especifica que la Corporación estaba compuesta por D. Juan María Espino como Alcalde-Presidente, Diputados primero y segundo y Procurador Síndico, vecinos del pueblo y del Carrizal.

No se han encontrado datos documentados sobre quienes fueron los alcaldes reales en 1831, 1832 y 1833.

En 1834 repitió Juan María Espino Dávila, documentado en un protocolo del escribano de Agüimes Juan Alonso Alvarado: en el pueblo del Ingenio a 2 de septiembre de 1834, D. Juan María Espino, Alcalde Real de dicho pueblo…

El último Alcalde Real que se conoce, antes de la entrada en vigor de las disposiciones reales de 1835, fue Bartolomé Estupiñán García que repite por cuarta vez. Su mandato en 1835 lo determina la convocatoria de la Comisión de Escuelas para dar cumplimiento a una orden de la Reina sobre supresión de azotes en las escuelas, según un documento que se conserva en el Archivo Parroquial de Ingenio. Por mayo, como alcalde real, actúa de testigo en un documento, mediante el cual los herederos del canónigo Vicente Ramírez otorgan poder a procuradores para poder cobrar parte de su herencia, según un protocolo del escribano de Agüimes Juan Alonso Alvarado.

El tránsito

Con la promulgación el 23 de julio de 1835 de un Real Decreto sobre los “Ayuntamientos de la Península e islas adyacentes” se crean las bases que regulan los ayuntamientos, aplicable a las 21 demarcaciones municipales existentes, incluido San Lorenzo y faltando Valleseco (se crea en 1842, segregado de Teror), con los empleos de república “honoríficos y gratuitos”: alcalde, teniente, procurador del común y regidores (según el número de habitantes), a través del voto restrictivo, exclusivo para vecinos varones con cierta renta. Ingenio, comprendido en las poblaciones entre 500 y 1500 habitantes le corresponde: un alcalde, un teniente, cinco regidores y procurador del común. La primera sesión documentada se desarrolló el 29 de diciembre de 1835, según consta en el primer cuadernillo de actas custodiadas en el Ayuntamiento de Ingenio.

Alcalde Real: D. Juan Martín Sánchez.

Teniente Alcalde: D. José Antonio Espino.

Regidores: D. Bartolomé Ramírez, D. Sebastián Rodríguez Rodríguez, D. Francisco Pérez Caraballo, D. Antonio Pérez Jaén, D. Juan Agustín Morales.

Procurador del Común: D. Vicente Díaz.

Secretario: D. José Domínguez del Río Pérez.

Después de la entrada en vigor de la “Constitución Política de la Monarquía Española” aprobada el 15 de agosto de 1836, se celebran en Ingenio las elecciones populares el 5 de noviembre de ese año, para nombrar nueve electores que a su vez debían nombrar el nuevo Ayuntamiento Constitucional. Francisco Andrés Espino llega a la alcaldía el 29 de noviembre, como alcalde de primera elección en una corporación compuesta además por un alcalde segundo, seis regidores y un diputado del común.

Como dato relevante de 1836, Ingenio cuenta con 2.707 habitantes en razón al padrón elaborado ese año. Se da la circunstancia que el alcalde y el secretario no eran de Ingenio. Juan Martín Sánchez, natural de Gáldar, vendedor ambulante de plata y José Domínguez, de Teror, sobrino del por entonces párroco de Nuestra Señora de Candelaria José Rafael Pérez Marrero. Ambos se establecieron en Ingenio al contraer matrimonio con mujeres de la localidad con relevancia social y económica.

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