Afirma el dicho que el dinero no da la felicidad, pero ayuda. Y si en Canarias este catastrófico 2020 remató el mes número 12 dejando a las islas con la mitad de premios que el pasado año, las celebraciones de ayer en puertas de administraciones, bares, gasolineras y otros despachos de la suerte isleña, fueron exactamente la mitad de efusivas que las de 2019, con el agravante de que sonrisas, brindis y parrandas se ejecutaban mascarilla mediante, lo que agravaba aún más la sensación de chasco.

Aunque si para este año las Afortunadas no lo han sido tanto en su 22 de diciembre, siempre queda Melilla. Loterías del Estado ponía ayer a la ciudad autónoma como la región en la que nunca ha caído el Gordo, pero es que además fue el único punto del país que se quedó sin un solo euro de los premios mayores de 2018, que sí se repartió a todas y cada una de las provincias del resto del país.

O también vale inspirarse en el ovetense Mauro Blanco, un señor que juega al mismo número desde hace décadas, heredado del que su suegro jugó a su vez durante otras muchas décadas. Pero al que nunca le toca nada.

Mauro Blanco y Melilla aparte, el de ayer fue un sorteo algo más mustio del común de las pedreas, en el que los abrazos se intercambiaron por codazos, y en el que los loteros, incluso los que habían repartido alguna alegría de menor cuantía, tuvieron que autoenralarse, en ocasiones sin lograrlo. En Canarias por lo rácano de las bolas solo faltó brindar con hidrogel. Algo similar en toda España, donde el IEP o Índice Estatal de Parranda se redujo exactamente un once por ciento con respecto al 2019, ya que ese porcentaje en concreto es el descenso de ventas del Sorteo de Navidad registrado este año, el primero de los anteriores seis consecutivos en el que el los números no hacían más que subir para participar en una de las citas que más ilusiones reparte en este país. Esto, a pesar de que un informe publicado ayer de la aseguradora Opera Asesores establece que es 40 veces más probable que te reviente una cañería en casa de que te toque el Gordo.

Fiesta en Loterías Perolo, de San Pedro del Pinatar, Murcia. | | EFE

Y en un ambiente que no está para juegos, el anecdotario también se escualizó en las mismas magnitudes. Un gran caidero de chascarrillos y menudeos informativos para jalear a los desconsolados se producen justo en el epicentro del bombo, en el Teatro Real, donde cientos de espectadores que ayer no estaban covid mediante, dejaron para la historia la principal anécdota. La falta de ellas, de tal forma que cualquier bola que se saliera del tiesto ya daba para titulares, incluso una que se enganchara minutos antes del sorteo, como así ocurría.

Lo que sí repartió el día fueron alegrías particulares. Algunas lacrimógenas, como la de la familia de Punta Umbría que llevaba tres años sin ingresos, sobreviviendo con la ayuda del suegro, ya que el padre de familia atendía a su mujer víctima de una enfermedad rara, pero que atinaron a comprar tres décimos de el Gordo en la única administración de la localidad. Resultado: 1,2 millones de euros.

Pero es que en ese establecimiento la armaron bien gorda. Tras 50 años de existencia se estrenaban dando premios con la venta íntegra de los 600 décimos del Gordo, regando el pueblo de Punta Umbría con 240 millones de euros. No acaba ahí la cosa. Porque de esa misma Punta Umbría se llevaba a Salamanca el dueño del bar El Cossío treinta décimos del 72897 para su familia, amigos y clientes, con lo cual desparramó de un mismo viaje doce millones de euros para su rancho al completo. Y el asunto no fue a más porque con motivo de la pandemia no había comprado tantos décimos como en años anteriores.

Una persona frota sus décimos en la administración sevillana El gato negro. | | EP

Y es que la suerte no se sabe por dónde viene, incluso a veces lo hace de la mano de un concejal, como le ocurría Félix López-Rey, edil de Más Madrid y que desde su negocio familiar de Usera repartió más de siete millones de euros de un quinto premio, el 31617.

Por donde viene la bicoca

En este apartado, de no saber por dónde viene la bicoca, se puede añadir al propietario de un despacho de Alfara del Patriarca, en Valencia, que cambió el nombre de su administración por el de La Salsera, mote con el se conocía a su madre fallecida. “Pensamos que ella nos iba a dar suerte”, y así fue, al vender un décimo del mismísimo Gordo.

El pueblo de Punta Umbría, en Huelva, recibió una tormenta de 240 millones de euros

Pero más sorprendido aún se quedará el incauto propietario de una cesta de Navidad despachada en Murcia por la empresa Redisa de Alcantarilla, y que dentro del lote depositó un décimo del número campeón, según informaba Miguel Ángel Zapata, director de Loterías Perolo, en San Pedro del Pinatar. El susto puede ser importante, pero no tanto como el diluvio de dinero que despachaba la propia Loterías Perolo que además de ese primer premio del 72897 se venía arriba con otros 2,5 millones de euros de otros cuatro premios mayores. “Lo más grande”, exclamaba Zapata a quién quería oírle.

Pues no. Habían cosas más grandes aún, como lo que se vivía en Alcañiz, Teruel, y con permiso de la ya citada Punta Umbría, donde cayeron sobre sus 16.000 vecinos más de diez millones de euros, gentileza de la administración Rey Bosque y también por el método Mauro Blanco, recuerde, el señor que juega el número heredado de su suegro, pero en esta ocasión con mucha mayor suerte.

Emoción en la administración de Punta Umbría, Huelva. | | LP/DLP

Como la que recibía un cliente del bar Marian, de Bilbao, que además de copas, despachó ayer cuatro millones de euros entre sus clientes, gracias al quinto premio del número 55483. El hombre ya se confesaba ni ilusionado por la Navidad. Que hasta temía no comprarle nada para Reyes a su hija, dado que estaba en un Erte desde hacía meses tras estar en la misma empresa desde hacía 25 años, y se iba al paro. De hecho solo le quedaban 40 euros en su cuenta corriente. Aunque no confesaba ayer lo que había ganado, como mínimo se embolsó 6.000 euros.

Lágrimas en directo

En un año tan cargado de dramas y sobresaltos la jornada actuaba de espoleta para hacer explotar los sentimientos. Le pasaba a la presentadora Patricia Pardo, en El programa de Ana Rosa, de Tele 5. La reportera Naiara se desplazaba al puesto de loterías de Doña Manolita, en Madrid, que de nuevo daba bingos a mansalva, incluido el Gordo. Según informa la propia cadena, la reportera exclamaba con una sonrisa “vaya emoción, ha tocado el gordo”. Sin embargo, cuando creía que el directo con Patricia Pardo había terminado y que nadie la grababa se ha roto entre lágrimas. “Ay, por favor, ¡qué emoción!”.

La reportera, al ver que estaba en directo, declaraba, “estoy muy emocionada, durante este año no me ha tocado dar muy buenas noticias y esta me hace especial ilusión”. 

En un año tan cargado de dramas ayer era la espoleta para hacer explotar los sentimientos

Pardo no ha podido evitar emocionarse al escuchar el motivo de la reportera. “Llevamos un año muy complicado para todos y vosotros, los reporteros, habéis informado de noticias muy difíciles, de mucha gente en el paro, gente que ha perdido familiares...”

A medida que hablaba la voz se rasgaba cada vez más hasta el punto de no poder terminar y le costaba terminar la frase: “No me extraña que te emociones, que se te quiebre la voz y se te caiga una lagrimilla..., a mí también se me está quebrando”.