La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Las empresas de pirotecnia cierran el año 2020 con un 90% de pérdidas

De las 20 toneladas que disparaban algunas firmas no se llegaron a consumir ni 300 kilos

Preparativos de los fuegos de Melenara, en una imagen de archivo. | | LP/DLP

“De mil, a cero. Frenazo en seco”, así resume Leonardo Benítez, de la empresa Piromart, el batacazo que ha supuesto la pandemia para al sector en las islas, donde empresas como Pirotecnia Canarias han pasado de disparar 20 toneladas de fuegos artificiales al año, a menos de 300 kilos. Esto se traduce, en mano de obra, de contratar entre todas a cientos de personas, “a prácticamente nadie”.

Ya desde el mes de marzo, momento en el que el Gobierno central declaraba el estado de alarma, comenzaba este año de pólvora mojada para la industria con la suspensión de muchos de los programas de carnaval que se celebran después del de Las Palmas de Gran Canaria, lo que supuso apenas la antesala de lo que estaba por venir: las consiguientes cancelaciones de contrato en Semana Santa, pero aún con la esperanza de que durante el verano se alcanzara una cierta normalidad que nunca llegó a ser.

Esto incluía los espectáculos que ofrecían los hoteles, que también suponen una aportación considerable para firmas como Piromart, lo que abunda en el desplome de la facturación. Pero tras el paso de las fiestas veraniegas, donde prácticamente no se ha tirado un volador, y la llegada de una Navidad que también se vive por realidad virtual, la actividad se ha reducido más de un 90 por ciento. A eso se añaden la caída de las ventas en las tiendas dedicadas a la venta de petardos y pequeños voladores.

A la suspensión de las fiestas desde marzo se añade la facturación cero en los hoteles

decoration

“La realidad es que dependemos un 90 por ciento o más del turismo, porque si el personal que trabaja en los hoteles y en la restauración, los distribuidores, los animadores, y en fin, todos los que están vinculados a la cultura no cobran o están en un Erte, que ya de por sí no tienen para ir a cenar o simplemente para hacer una compra, no va a destinar el poco dinero que tiene a tirar voladores, así que nos hemos pasado el año sin vender una tacha”.

Ello a pesar de los gastos que conlleva el engrasar la maquinaria de una industria de este tipo. “Con la empresa parada pero con los depósitos cargados de explosivos”, ilustra Benítez, “entre la vigilancia, los seguros, los sistemas de alarma, nos supone un gasto anual de entre 40.000 a 50.000 euros”.

A la espera de la vacuna

Y el panorama no pinta mejor. “Para las instituciones públicas, y eso lo entiendo yo, es una enorme responsabilidad que permitan un espectáculo y se produzca un brote, por lo que creo que salvo alguna quema de la sardina simbólica en algún pueblo aislado, habrá que esperar hasta que la vacuna empieza a dar sus frutos, de forma que quizá en mayo o junio se inicie algo de movimiento”.

Pero de momento, al igual que sostienen Francisco Jiménez Dávila, de Pirotecnia Canarias y Benjamín Dávila, de Pirotecnia El Pilar, los últimos cartuchos del año fueron los contratados por el Ayuntamiento capitalino para el tránsito del 2020 al 2021, algo que agradecen por la iniciativa.

En el caso de Benjamín Dávila, las pérdida del año que acabó le ha supuesto pérdidas de en torno al 80 por ciento, y el trajín en estas Navidades con respecto a las anteriores ediciones representan asimismo un bajón del 50 por ciento, lo que de nuevo repercute en mucha menos mano de obra, y para el año que viene tampoco es optimista: “los Carnavales ya están suspendidos, así de que de entrada lo veo también muy malo”.

Francisco Jiménez Dávila, por su parte, también tenía en el sur el grueso de la actividad económica de su empresa, “y el sur está muerto, muerto”. Asevera que están intentando por todos los medios buscar alguna contratación, “para no despedir a seis trabajadores”, que precisamente había sacado del Erte en estas fechas “para ver qué pasaba con las Navidades. Los hoteles no quieren fuegos, y solo ayuntamientos como el de Arucas, el de Gáldar o el de Las Palmas de Gran Canaria se han animado, un poco para ayudar al sector”.

Los fuegos capitalinos de fin de año les permite apenas sufragar algunas facturas

decoration

También calcula un 90 por ciento de pérdidas, “porque evidentemente no se han organizado fiestas en todo el año”. Y no cree que hasta mayo o junio se alivie un tanto la situación.

A Jiménez la crisis le llega en un año en el que estrena uno de los talleres más modernos de Europa, que dio de alta en el mes de julio en Los Altabacales, “y ahora resulta que no tenemos trabajo, después de diez años de trámites para lograr que me autorizaran abrirlo, y mire, cuando lo teníamos todo encaminado pasa esto”. De momento sobrevive económicamente con créditos ICO pero es optimista en cierta medida. “Si en junio vuelve la normalidad, podríamos escapar. Vamos a ver”.

Compartir el artículo

stats