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Medio Ambiente

La sequía reaviva el pleito histórico por las aguas del Barranco de la Mina

La Heredad de Las Palmas niega el entubamiento del cauce y denuncia sabotajes a sus redes | El Ayuntamiento de San Mateo y Turcón reclaman un caudal ecológico

El Barranco de La Mina al paso por Las Lagunetas.

El Barranco de la Mina lleva actualmente un hilo de agua procedente de las últimas lluvias sobre la Cumbre, ni siquiera un litro por segundo al llegar al puente de Las Lagunetas o al caserío de Utiaca. El resto del año ni eso, después de varios inviernos muy secos y veranos más calurosos de lo habitual.

Como en cada sequía se reaviva el pleito histórico por el caudal de los nacientes subterráneos de La Mina, propiedad de la Heredad de Aguas de Las Palmas, Dragonal, Bucio y Briviesca, creada en el año 1501 por una Real Cédula de los Reyes Católicos para transportar agua desde la cuenca de Tejeda hasta la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria.

Por una parte, el Ayuntamientos de San Mateo y colectivos ecologistas como Turcón insisten en reclamar que las aguas de la Heredad corran libres barranco abajo para mantener la flora y la fauna de ese espacio natural protegido de Gran Canaria, lo que se denomina el caudal ecológico mínimo.

Por la otra, la Heredad de Las Palmas muestra su “hartazgo” por “aparecer siempre como el malo de la película” y sostiene que dejar fluir esas aguas por la superficie dejaría sin abasto a los barrios altos de Tejeda y San Mateo, aparte de acabar con el riego agrícola en todo el Barranco del Guiniguada, desde Utiaca hasta la desembocadura en la propia capital.

Caudal de la tubería en Los Molinos

Ante la eterna polémica, que arrastra todavía algún recurso judicial en los tribunales, la directiva de la Heredad se ofrece a explicar sobre el terreno “la realidad” de lo que ocurre en el barranco de La Mina, pues entiende que “se está utilizando la demagogia barata para tergiversar los hechos y confundir a la población”.

En la zona conocida como Los Molinos de la Cumbre, en la parte más alta del barranco, el encargado de infraestructuras de la Heredad, Fernando Sánchez, muestra la cantonera que recibe el agua desde los nacientes de La Mina, en la cuenca vecina de Tejeda. El caudal llega a través de una tubería de hormigón de cuatro kilómetros, que cruza la Degollada de Becerra.

El naciente solo produce ocho litros por segundo y se prioriza el abasto humano y agrícola

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Según las últimas mediciones (aforos), la producción actual apenas supera los 8 litros por segundo. Cuando es necesario, alrededor de un tercio de esa cantidad se queda en Tejeda para el abasto de sus vecinos. La mayor parte se distribuye a los barrios altos de San Mateo, como Cueva Grande y La Lechucilla, y a las fincas agrícolas de los socios de la Heredad, entre los que se encuentra el Cabildo a través del Consejo Insular de Aguas de Gran Canaria.

A Los Molinos llegaban antes 40 litros por segundo, y en épocas antiguas de grandes lluvias hasta varios centenares, pero el caudal se ha reducido ahora a esos 8 litros por segundo. Cuando había tal abundancia, las aguas de la Heredad de Las Palmas se transportaban por el propio barranco, junto a las del resto de los nacientes de la Cumbre que desembocaban en Las Lagunetas y Utiaca.

Tuberías

Todos esos manantiales, relata Sánchez, se han secado por la escasez de lluvias en las últimas décadas y por el consiguiente descenso del nivel freático, al igual que ocurre en los demás barrancos de la Isla. Por tanto, sostiene, si ahora no hay cascadas ni corre el agua no es por la existencia de la tubería que utiliza la Heredad desde la década de 1930 para transportar sus caudales privados, sino porque han desaparecido todas las fuentes que había a lo largo del barranco.

“Algún grupo ecologista pretende que el poco caudal que produce ahora el naciente de La Mina vaya por la superficie, pero eso no tiene ningún sentido porque el agua no caminaría ni un kilómetro antes de filtrarse, por lo que se perdería para el consumo humano y para la agricultura”, opina el encargado de la red hidráulica, quien recuerda que “antiguamente había tantos afluentes que la Heredad la echaba por el barranco porque no se perdía, iba montada en otros caudales que había en el cauce y se transportaba sin problemas”.

Históricamente, el agua de La Mina era para abastecer a la ciudad de Las Palmas y hasta mediados del siglo XX regaba las huertas de la Vega de San José y de Ciudad Jardín. Con la creación de las desaladoras en la capital se empezó a reservar para el consumo humano y la agricultura de las medianías de San Mateo y Santa Brígida, todo a través de tuberías hacia los depósitos distribuidores de Las Meleguinas y Almatriche. Aún hoy se sigue utilizando en las plataneras del Guiniguada, a tiro de piedra de Vegueta, puntualizan los responsables de la Heredad.

Aunque se trate de “aguas privadas”, recalcan, no se está realizando “ningún tipo de especulación” con estas aguas, pues se destinan de forma prioritaria al servicio de abastecimiento público y a la agricultura, con precios regulados por el Cabildo. A veces, el agua no llega ni a las fincas de los propios socios de la Heredad.

Fernando Sánchez en los lavaderos de Utiaca.

Tras negar que en los últimos años se haya realizado un entubamiento en el barranco de La Mina para privar de agua a la naturaleza, como denuncian el Ayuntamiento San Mateo o el grupo Turcón, la Heredad precisa que “la tubería era del llamado Mando Económico y la colocó el Gobierno de España hace casi 90 años”, porque hubo una gran sequía en la capital y se necesitaba transportar el agua de forma directa desde la Cumbre hasta la ciudad. Esas redes hidráulicas pasaron después al Ayuntamiento de Las Palmas y a Emalsa, por lo que la Heredad tiene que arrendar su uso a dicha empresa.

“El barranco no se ha entubado y nunca ha sido intención hacerlo; lo que sí es verdad es que se colocó esa tubería para conducir el agua desde el tomadero de Los Molinos; el caudal de la Heredad siempre ha ido al margen del cauce del barranco y, de hecho, hasta tiene derecho a una parte del agua discontinua que llega a Las Lagunetas y Utiaca”, recalca uno de sus directivos.

Después de que el colectivo Turcón taponara el distribuidor de Los Molinos para desviar el agua hacia el fondo del barranco, por lo que sus miembros fueron condenados a pagar una multa, el encargado Fernando Suárez asegura que se han seguido realizado sabotajes en esa instalación. En concreto, vertidos de espuma que al solidificarse bloquea el paso del agua. “Es una irresponsabilidad, porque esta espuma contamina y parte de esta agua va al consumo doméstico”, dice mientras arranca un trozo de la cantonera.

La Heredad alega que las lechugas y las papas son “igual de verdes” que un sao o un eucalipto

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La Heredad quiere trasladar otras dos ideas. “¿Por qué no es más verde y natural una lechuga, una papa o una habichuela que un sao o un eucalipto? ¿Por qué regar a unos sí y a otros no?”, se pregunta al defender el uso agrícola de los pocos recursos acuíferos.

La otra cuestión va dirigida especialmente al Ayuntamiento de San Mateo: “Si lo que se pretende es volver al estado original de la naturaleza, entonces lo que tendríamos que hacer es dejar que el agua de los nacientes fluya por la cuenca de Tejeda hacia La Aldea, que era su recorrido primitivo, no llevarla por una tubería hasta Los Molinos; si no existiera ese canal, esa agua jamás hubiera corrido por el barranco de La Mina”.

El alcalde de San Mateo, Antonio Ortega, mantiene su reivindicación. “Esa agua lleva bajando 500 años por el barranco y debe seguir así”, sostiene. Al respecto, añade que “se han hecho una serie de canalizaciones para evitar que baje por el cauce, pero hay legislaciones que dicen que los excesos de agua se pueden derivar, pero si no hay excesos tiene que haber un caudal mínimo para intentar mantener el sistema hídrico natural, que es lo que hemos manifestado en muchas ocasiones”.

Honorio Galindo, presidente de Turcón, se sigue agarrando a los dos informes del Seprona de la Guardia Civil, del año 2011, que dieron origen a las denuncias, en 2014, contra la Heredad y responsables del Cabildo por los presuntos delitos de prevaricación, fraude, malversación o actividades prohibidas a funcionarios públicos. Hace ahora un año, el Juzgado de Instrucción Número 8 de Las Palmas de Gran Canaria acordó el sobreseimiento provisional y el archivo de las denuncias del Seprona y de Turcón, pero la resolución fue recurrida ante la Audiencia Provincial, pues ya hubo una denuncia similar en el barranco de Guayadeque y la sentencia fue favorable a los denunciantes.

“Lo que ha hecho la Heredad, alegando sequías, es coger la propiedad de toda el agua, sin respetar el caudal ecológico, pese a que se comprometieron a respetar los cinco litros por segundo”, critica.

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