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La talega de Angelina

La Feria de Navidad de Santa Lucía de Tirajana acoge a una veintena de artesanos | Se inauguró el 29 de diciembre y podrá visitarse hasta mañana

La talega de Angelina

Angelina Duque, con sus 82 años de edad, es la veterana de los artesanos que durante esta semana exponen su trabajo en la Feria de Artesanía de Santa Lucía de Tirajana. Esta palmera lleva 20 años residiendo en Vecindario, donde realiza con sus mismas manos “monerías” y piezas únicas que evocan a la cultura tradicional de las islas. Trajes de canaria, talegas para el pan, broches y perendengues que se podrán adquirir hasta el 5 de enero en su puesto de la Avenida de Canarias en horario ininterrumpido de 10.00 a 22.00 horas. Y escobitas. Decenas de escobitas que beben de la historia popular de la isla de La Palma.

“Todos los mayores hablan de la escoba, que ahuyenta lo que quieres en casa. Yo tengo siempre una detrás de la puerta, para que barra la mala energía”, relata Angelina. Alegre, sonriente e infatigable ha encontrado en las labores de bordado una forma de esquivar la soledad. “Como vivo sola y ya casi no salgo, me entretengo haciendo estos detallitos”. Merece la pena verlos de cerca.

También con materiales de la isla trabaja Gregorio Ramírez Araña, quien recoge del campo palos, troncos y cuernos de cabra y cabrón para elaborar todo tipo de utensilios que oscilan entre lo rupestre y la más alta ingeniería. Cucharas cuyo mango hace con palos y la cabeza con lapas, lámparas de cuernos de macho cabrío, botelleros, pendientes o sacacorchos que confecciona siempre procurando intervenir lo menos posible la materia prima. “No me gusta coger nada del matadero, tengo amigos pastores que me avisan si ven algo por ahí”, detalla el artista.

La talega de Angelina Andrés Cruz

En la caseta de Mercedes González pueden comprarse todo tipo de imaginerías que realiza a partir de material reciclado. Sartenes viejas que transforma en bellos relojes de pared, latas de comida para bebés que en sus manos devienen únicos jarrones o troncos de madera que tras un tiempo en su imaginación se convierten en gordinflones y sonrientes papanoeles. Junto a su sobrina Eli González, a quien enseña esta particular forma de alquimia, esperan a que pasen los tres días que quedan “a ver si queda algo”, porque se lo están quitando todito de las manos. “Ha ido bastante bien, a pesar de la situación”, explica.

Hablando de la magia de los elementos tiene mucho que decir José Vizcaíno Alonso. En sus piezas de barro convertidas en macetas descansan los cuatro juntos. “Todos los elementos están en el barro: agua, tierra, fuego y aire. Y el éter, que es el quinto elemento, lo pone el artesano”. Nada más que añadir. En sus tiestos con forma de dragos y sabinas descansan cactus y suculentas que él mismo cultiva. Para este almeriense que lleva 40 años afincado en Santa Lucía, esta feria está yendo “muy flojita” y espera que en sus últimas horas se vaya animando un poco la cosa y se venda más.

El trabajo del artesano está directamente vinculado a la naturaleza, el respeto a la tierra y el aprovechamiento de lo que el entorno produce. Es el caso de Antonia Quintana Santana, terapeuta que ahora se dedica a fabricar jabones 100% natural, sin química, ni parabenos, ni productos que no se puedan encontrar en el medio natural. “Están hechos con glicerina vegetal, plantas de cultivo ecológico y mucho amor”, detalla esta especialista de los cuidados. Tras muchos años tratando a sus pacientes con homeopatía y naturopatía, decidió trasladar la terapia al jabón. Jabones de avena para cuidar la piel, de arcilla blanca con caléndula para desinfectar, o de yogur y canela para tonificar. Oler, huelen de maravilla y aunque están repletos de aromáticas plantas y especias, de momento no son aptos para comer.

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Feria de Navidad en Vecindario Andrés Cruz

Oculta detrás de su mesa y de los vapores de la plancha está Carmen Ojeda Pérez, remendando las almazuelas que borda con retales de otras vidas. Bolsos, estuches, mochilas, broches o mascarillas que cose aprovechando telas recicladas de diferentes colores. Además de recuperar viejas telas, Ojeda recupera una palabra que está en peligro de extinción desde que al arte de tejer fragmentos de tela se le bautizó como patchwork. Salvo en esta carpa es difícil de encontrar el término almazuela. Por no aparecer, no aparece ni en el diccionario de la Real Academia.

Arte beréber, cuchillería, ganchillo, pirograbado o bisutería son algunas de las maravillas artesanales que se pueden encontrar en la Feria de Santa Lucía. El paseo peatonal, espacioso y navideñamente iluminado, invita a dar una vuelta por los 22 puestos que estarán abiertos hasta el día previo a los Reyes. La seguridad está garantizada por lo amplio del espacio y por el gel a tutiplén.

El paseo del oso panda


La Avenida de Canarias se viste de gala para recibir a los visitantes que quieran acercarse a la Feria Navideña hasta el próximo 5 de enero. Al inicio de la calle un grupo de camellos, cochinos, vacas y ovejas realizadas con fibra de vidrio pastan en sus cuadras. Junto a estos animales descansa un oso panda algo desubicado ante tan bíblica compañía. No podía faltar el portal de Belén con la divina familia representando el nacimiento de Jesús. Los villancicos que suenan desde los altavoces ponen la guinda al navideño pastel. | A.T.P.

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