Ver más galerías relacionadas
José Carlos Guerra
Ver galería >“Todo el agua que cae siempre beneficia”. Así de explícito se expresaba el agricultor Santiago Cabrera, de 78 años de edad, propietario de una finca en el barrio Los Portales, en Arucas, con un terreno de unas dimensiones de 10.000 metros cuadrados y que es conocido en el pueblo como la finca de los Cabrera. Su caso no es muy diferentes a la de otros ganaderos o agricultores, a la de los hombres que se ganan la vida con la tierra de sus alrededores, ya que las precipitaciones caídas los últimos días ha sido un maná para el municipio norteño creando un ambiente de humedad óptimo para los cultivos y regando toda la extensión de terreno cultivado que favorece el desarrollo de la tierra.
“Todo el agua que cae siempre beneficia”. Así de explícito se expresaba el agricultor Santiago Cabrera, de 78 años de edad, propietario de una finca en el barrio Los Portales, en Arucas, con un terreno de unas dimensiones de 10.000 metros cuadrados y que es conocido en el pueblo como la finca de los Cabrera. Su caso no es muy diferentes a la de otros ganaderos o agricultores, a la de los hombres que se ganan la vida con la tierra de sus alrededores, ya que las precipitaciones caídas los últimos días ha sido un maná para el municipio norteño creando un ambiente de humedad óptimo para los cultivos y regando toda la extensión de terreno cultivado que favorece el desarrollo de la tierra.
“Todo el agua que cae siempre beneficia”. Así de explícito se expresaba el agricultor Santiago Cabrera, de 78 años de edad, propietario de una finca en el barrio Los Portales, en Arucas, con un terreno de unas dimensiones de 10.000 metros cuadrados y que es conocido en el pueblo como la finca de los Cabrera. Su caso no es muy diferentes a la de otros ganaderos o agricultores, a la de los hombres que se ganan la vida con la tierra de sus alrededores, ya que las precipitaciones caídas los últimos días ha sido un maná para el municipio norteño creando un ambiente de humedad óptimo para los cultivos y regando toda la extensión de terreno cultivado que favorece el desarrollo de la tierra.
“Todo el agua que cae siempre beneficia”. Así de explícito se expresaba el agricultor Santiago Cabrera, de 78 años de edad, propietario de una finca en el barrio Los Portales, en Arucas, con un terreno de unas dimensiones de 10.000 metros cuadrados y que es conocido en el pueblo como la finca de los Cabrera. Su caso no es muy diferentes a la de otros ganaderos o agricultores, a la de los hombres que se ganan la vida con la tierra de sus alrededores, ya que las precipitaciones caídas los últimos días ha sido un maná para el municipio norteño creando un ambiente de humedad óptimo para los cultivos y regando toda la extensión de terreno cultivado que favorece el desarrollo de la tierra.
“Todo el agua que cae siempre beneficia”. Así de explícito se expresaba el agricultor Santiago Cabrera, de 78 años de edad, propietario de una finca en el barrio Los Portales, en Arucas, con un terreno de unas dimensiones de 10.000 metros cuadrados y que es conocido en el pueblo como la finca de los Cabrera. Su caso no es muy diferentes a la de otros ganaderos o agricultores, a la de los hombres que se ganan la vida con la tierra de sus alrededores, ya que las precipitaciones caídas los últimos días ha sido un maná para el municipio norteño creando un ambiente de humedad óptimo para los cultivos y regando toda la extensión de terreno cultivado que favorece el desarrollo de la tierra.
“Todo el agua que cae siempre beneficia”. Así de explícito se expresaba el agricultor Santiago Cabrera, de 78 años de edad, propietario de una finca en el barrio Los Portales, en Arucas, con un terreno de unas dimensiones de 10.000 metros cuadrados y que es conocido en el pueblo como la finca de los Cabrera. Su caso no es muy diferentes a la de otros ganaderos o agricultores, a la de los hombres que se ganan la vida con la tierra de sus alrededores, ya que las precipitaciones caídas los últimos días ha sido un maná para el municipio norteño creando un ambiente de humedad óptimo para los cultivos y regando toda la extensión de terreno cultivado que favorece el desarrollo de la tierra.
“Todo el agua que cae siempre beneficia”. Así de explícito se expresaba el agricultor Santiago Cabrera, de 78 años de edad, propietario de una finca en el barrio Los Portales, en Arucas, con un terreno de unas dimensiones de 10.000 metros cuadrados y que es conocido en el pueblo como la finca de los Cabrera. Su caso no es muy diferentes a la de otros ganaderos o agricultores, a la de los hombres que se ganan la vida con la tierra de sus alrededores, ya que las precipitaciones caídas los últimos días ha sido un maná para el municipio norteño creando un ambiente de humedad óptimo para los cultivos y regando toda la extensión de terreno cultivado que favorece el desarrollo de la tierra.
“Todo el agua que cae siempre beneficia”. Así de explícito se expresaba el agricultor Santiago Cabrera, de 78 años de edad, propietario de una finca en el barrio Los Portales, en Arucas, con un terreno de unas dimensiones de 10.000 metros cuadrados y que es conocido en el pueblo como la finca de los Cabrera. Su caso no es muy diferentes a la de otros ganaderos o agricultores, a la de los hombres que se ganan la vida con la tierra de sus alrededores, ya que las precipitaciones caídas los últimos días ha sido un maná para el municipio norteño creando un ambiente de humedad óptimo para los cultivos y regando toda la extensión de terreno cultivado que favorece el desarrollo de la tierra.
“Todo el agua que cae siempre beneficia”. Así de explícito se expresaba el agricultor Santiago Cabrera, de 78 años de edad, propietario de una finca en el barrio Los Portales, en Arucas, con un terreno de unas dimensiones de 10.000 metros cuadrados y que es conocido en el pueblo como la finca de los Cabrera. Su caso no es muy diferentes a la de otros ganaderos o agricultores, a la de los hombres que se ganan la vida con la tierra de sus alrededores, ya que las precipitaciones caídas los últimos días ha sido un maná para el municipio norteño creando un ambiente de humedad óptimo para los cultivos y regando toda la extensión de terreno cultivado que favorece el desarrollo de la tierra.
“Todo el agua que cae siempre beneficia”. Así de explícito se expresaba el agricultor Santiago Cabrera, de 78 años de edad, propietario de una finca en el barrio Los Portales, en Arucas, con un terreno de unas dimensiones de 10.000 metros cuadrados y que es conocido en el pueblo como la finca de los Cabrera. Su caso no es muy diferentes a la de otros ganaderos o agricultores, a la de los hombres que se ganan la vida con la tierra de sus alrededores, ya que las precipitaciones caídas los últimos días ha sido un maná para el municipio norteño creando un ambiente de humedad óptimo para los cultivos y regando toda la extensión de terreno cultivado que favorece el desarrollo de la tierra.
“Todo el agua que cae siempre beneficia”. Así de explícito se expresaba el agricultor Santiago Cabrera, de 78 años de edad, propietario de una finca en el barrio Los Portales, en Arucas, con un terreno de unas dimensiones de 10.000 metros cuadrados y que es conocido en el pueblo como la finca de los Cabrera. Su caso no es muy diferentes a la de otros ganaderos o agricultores, a la de los hombres que se ganan la vida con la tierra de sus alrededores, ya que las precipitaciones caídas los últimos días ha sido un maná para el municipio norteño creando un ambiente de humedad óptimo para los cultivos y regando toda la extensión de terreno cultivado que favorece el desarrollo de la tierra.
“Todo el agua que cae siempre beneficia”. Así de explícito se expresaba el agricultor Santiago Cabrera, de 78 años de edad, propietario de una finca en el barrio Los Portales, en Arucas, con un terreno de unas dimensiones de 10.000 metros cuadrados y que es conocido en el pueblo como la finca de los Cabrera. Su caso no es muy diferentes a la de otros ganaderos o agricultores, a la de los hombres que se ganan la vida con la tierra de sus alrededores, ya que las precipitaciones caídas los últimos días ha sido un maná para el municipio norteño creando un ambiente de humedad óptimo para los cultivos y regando toda la extensión de terreno cultivado que favorece el desarrollo de la tierra.
“Todo el agua que cae siempre beneficia”. Así de explícito se expresaba el agricultor Santiago Cabrera, de 78 años de edad, propietario de una finca en el barrio Los Portales, en Arucas, con un terreno de unas dimensiones de 10.000 metros cuadrados y que es conocido en el pueblo como la finca de los Cabrera. Su caso no es muy diferentes a la de otros ganaderos o agricultores, a la de los hombres que se ganan la vida con la tierra de sus alrededores, ya que las precipitaciones caídas los últimos días ha sido un maná para el municipio norteño creando un ambiente de humedad óptimo para los cultivos y regando toda la extensión de terreno cultivado que favorece el desarrollo de la tierra.
“Todo el agua que cae siempre beneficia”. Así de explícito se expresaba el agricultor Santiago Cabrera, de 78 años de edad, propietario de una finca en el barrio Los Portales, en Arucas, con un terreno de unas dimensiones de 10.000 metros cuadrados y que es conocido en el pueblo como la finca de los Cabrera. Su caso no es muy diferentes a la de otros ganaderos o agricultores, a la de los hombres que se ganan la vida con la tierra de sus alrededores, ya que las precipitaciones caídas los últimos días ha sido un maná para el municipio norteño creando un ambiente de humedad óptimo para los cultivos y regando toda la extensión de terreno cultivado que favorece el desarrollo de la tierra.
“Todo el agua que cae siempre beneficia”. Así de explícito se expresaba el agricultor Santiago Cabrera, de 78 años de edad, propietario de una finca en el barrio Los Portales, en Arucas, con un terreno de unas dimensiones de 10.000 metros cuadrados y que es conocido en el pueblo como la finca de los Cabrera. Su caso no es muy diferentes a la de otros ganaderos o agricultores, a la de los hombres que se ganan la vida con la tierra de sus alrededores, ya que las precipitaciones caídas los últimos días ha sido un maná para el municipio norteño creando un ambiente de humedad óptimo para los cultivos y regando toda la extensión de terreno cultivado que favorece el desarrollo de la tierra.
“Todo el agua que cae siempre beneficia”. Así de explícito se expresaba el agricultor Santiago Cabrera, de 78 años de edad, propietario de una finca en el barrio Los Portales, en Arucas, con un terreno de unas dimensiones de 10.000 metros cuadrados y que es conocido en el pueblo como la finca de los Cabrera. Su caso no es muy diferentes a la de otros ganaderos o agricultores, a la de los hombres que se ganan la vida con la tierra de sus alrededores, ya que las precipitaciones caídas los últimos días ha sido un maná para el municipio norteño creando un ambiente de humedad óptimo para los cultivos y regando toda la extensión de terreno cultivado que favorece el desarrollo de la tierra.
Noticia guardada en tu perfil
Ver noticias guardadas“Todo el agua que cae siempre beneficia”. Así de explícito se expresaba el agricultor Santiago Cabrera, de 78 años de edad, propietario de una finca en el barrio Los Portales, en Arucas, con un terreno de unas dimensiones de 10.000 metros cuadrados y que es conocido en el pueblo como la finca de los Cabrera. Su caso no es muy diferentes a la de otros ganaderos o agricultores, a la de los hombres que se ganan la vida con la tierra de sus alrededores, ya que las precipitaciones caídas los últimos días ha sido un maná para el municipio norteño creando un ambiente de humedad óptimo para los cultivos y regando toda la extensión de terreno cultivado que favorece el desarrollo de la tierra.