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Agaete | Medidas para frenar la crisis en la hostelería

Calles peatonales contra la crisis

El Ayuntamiento de Agaete retira los coches de la calle principal de Las Nieves para evitar el cierre de los restaurantes y otros negocios turísticos que no tenían terraza

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Agaete | Medidas para frenar la crisis en la hostelería Andrés Cruz

La consigna en el municipio de Agaete es que ningún negocio tenga que cerrar sus puertas por las nuevas restricciones del coronavirus. La primera ola de la pandemia ya se llevó por delante varios restaurantes del pueblo y del Puerto de Las Nieves, que no aguantaron el parón del confinamiento. Ahora, ante la imposibilidad de atender a los clientes en el interior de los locales, el Ayuntamiento y los empresarios han decidido salir a la calle. Con tan buena aceptación que ya son mayoría los que opinan que se debe aprovechar esta experiencia para peatonalizar la calle y la explanada de la playa de Las Nieves.

Los vehículos han desaparecido de la calle Nuestra Señora de Las Nieves, la vía principal del puerto de Agaete, y pocos vecinos se han quejado. Cierto que ya no hay aparcamientos en la explanada, pero a cambio se puede pasear con tranquilidad y sentarse en una terraza a tomar un helado o un café sin el molesto tráfico de coches y motos.

Los dueños de los negocios instalados en esa zona aplauden la decisión del gobierno municipal, que de motu propio, ante el Decreto del Gobierno de Canarias que declaró el Nivel 3 en la Isla, decidió realizar una peatonalización exprés para que los restaurantes pudieran mantener la actividad.

“El domingo pasado estuvimos estudiando con la policía de qué manera le podíamos ceder espacio; el lunes hablamos con todos ellos y convoqué a la Junta de Gobierno Local para aprobarlo; y el martes se llevó al Pleno del Ayuntamiento”, explicó ayer la alcaldesa, María de Carmen Rosario Godoy, quien precisó que la ordenanza municipal de terrazas ya se había modificado en el mes de marzo para no cobrarles impuestos durante la crisis de la Covid-19. Esa gratuidad se aplicará también a las nuevas mesas que han salido a la calle.

Eso ha permitido que, al menos esta semana pasada, todos los bares y restaurantes del municipio mantengan la actividad. En el Valle no hay problemas porque los dos locales existentes, La Palma y El Quiosco de Nieves, ya tenían terraza. En el casco de Agaete ya se había peatonalizado desde el verano un tramo de calle junto a la plaza, donde el popular Bar Perola se ha instalado diez mesas. No sin dificultades, pues la pendiente le obligó a nivelar las mesas con maderas y servir los platos requiere un ejercicio de equilibrio.

“No nos quejamos, peor sería estar cerrado”, comenta su propietario, el conocido Pepe, que presume de mantener una clientela fija desde hace 28 años. Para él y sus empleados, peatonalizar esos pocos metros de calle les ha evitado ir al paro. Tras cerrar los primeros meses de la pandemia, como todos en el pueblo, El Perola reabrió en julio y, aunque no hubo fiestas de la Rama, es lugar de paso obligado para vecinos, ciclistas, senderistas y visitantes extranjeros -ahora pocos- que huyen de los establecimientos muy turísticos.

El Ayuntamiento no cobra tributos por el uso de los espacios para montar las terrazas

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Gracias a las terrazas, en la plazoleta Tomás Morales sobreviven también los restaurantes El Surtidor y Los Berrazales, con una clientela similar. Cerca, la cafetería La Hormiga Golosa también se acoge desde el pasado martes a la solución del Ayuntamiento y instalado cuatro mesas en una escalinata cubierta de flores.

Hasta el Casino de Agaete ha colocado cuatro mesitas amarillas en la acera de su fachada, con manteles azules, que le da colorido especial a la calle. En la otra punta, la panadería-cafetería La Esquina dispone de dos mesas altas bajo un laurel por si alguien quiere pararse a disfrutar de un desayuno al aire libre.

Los principales cambios se aprecian en Las Nieves, donde el miércoles, casi coincidiendo con la salida del ferry accidentado de Fred. Olsen hacia el astillero de Astican, se inició la peatonalización del aparcamiento y la calle Nuestra Señora de las Nieves, donde se encuentra la ermita y los restaurantes más conocidos de Agaete, como Las Nasas, cerrado desde el pasado verano.

En la explanada ya han colocado terrazas el restaurante Cápita (ayer cerrado por duelo), la heladería Cucurucho y el Mesón del Bocadillo. En este último, un pequeño local al que acuden los fines de semana los que no tienen paciencia para hacer colas en los otros establecimientos del puerto, su propietaria Sabrina Alberti, agradece que el Ayuntamiento haya tomado esa medida sin ni siquiera pedírselo nadie.

“A veces se critica a la administración, pero esta vez lo ha hecho muy bien, la verdad; si no es por esto (señala a sus mesas aún vacías) yo tendría que cerrar, porque atiendo y vendo en el interior”, declara Sabrina, que ahora dispone de muchos metros cuadrados para desplegar su terraza, que antes se limitaba a una mesita junto a la pared del local.

La revolución del paisaje y las costumbres en la villa marinera se nota sobre todo en el tramo de calle entre la ermita y la entrada al muelle viejo, totalmente tomada por las terrazas y mesas de los restaurantes Laguete y La Marinera, en la acera derecha, y de la panadería El Muelle y La Gelatería, en la izquierda.

Los propietarios proponen que la vía se quede cerrada de forma permanente

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“Esta peatonalización nos ha salvado a todos del desempleo”, asegura Eduardo Rodríguez, propietario del restaurante La Marinera. Con su terraza hacia el mar, de apenas cuatro mesas, no podría sostener el negocio y a sus seis empleados. Ahora dispone de otras ocho mesas en la calle y confía en que sean suficientes para garantizar la supervivencia del negocio, que ya ha sido complicada desde el inicio de la pandemia.

A su lado, el restaurante Las Nasas está cerrado desde el verano, aunque en su caso se mezcló el coronavirus con un aumento del alquiler del inmueble que los propietarios no pudieron asumir. Su amplia clientela se distribuye ahora entre los establecimientos que están a su alrededor y, algo más allá, las terrazas de la avenida marítima y la Cofradía de Pescadores, que han seguido abiertos pese al descenso de turistas extranjeros y locales.

Eduardo Rodríguez considera que el Ayuntamiento debe peatonalizar la calle de forma permanente, pues sería “un atractivo más” para la villa de Agaete y existen otras alternativas para reordenar el tráfico. “De esa forma, toda la zona de la playa quedaría libre de coches y los restaurantes podemos ampliar el aforo los fines de semana, cuando es complicado encontrar una mesa libre”, resalta el dueño de La Marinera mientras muestra los 2,40 metros de distancia entre cada mesa, ahora de un máximo de cuatro personas.

La prohibición de servir comidas en el interior obligaba al cierre a varios establecimientos

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“Creo que durante bastante tiempo la gente va a seguir teniendo miedo a contagiarse en sitios cerrados y se debe aprovechar esta experiencia para mejorar todo este entorno, porque además lo vamos a pagar nosotros, no el Ayuntamiento”, apunta. De sus conversaciones con los propietarios de los otros negocios de la calle, donde también hay dos tiendas de souvenirs, calcula que habría unanimidad en dejar un paseo peatonal fijo.

Al fondo de la calle, el restaurante El Dedo de Dios ha sacado sus mesas hacia la playa y Paolo Caggiani mantiene abierto el Muelle Viejo, aunque ayer era el hombre más enfadado de todo Agaete porque ahora es el único que paga por tener terraza. Está en suelo de Puertos Canarios y no le perdona el abono de la concesión.

A la izquierda, clientes en los restaurantes de la calle Nuestra Señora de las Nieves. En el centro, arriba, Eduardo Rodríguez coloca una mesa de La Marinera, y abajo, terrazas El Dedo de Dios y Muelle Viejo. Sobre estas lineas, comensales en el Bar Perola, en el casco de Agaete. |

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