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La Torre del ingenio azucarero de Aguatona

La casa construida en el solar donde estuvo la torre fue habitada por Luis Pérez Estupiñán y José Pérez y Pérez, padre e hijo, que fueron alcaldes de Ingenio

La Torre del ingenio azucarero de Aguatona

El cronista que suscribe, en su etapa infantil, jugaba a la pelota con otros niños en la “calle de atrás” donde vivía. En muchas ocasiones, una patada mal dirigida hacía que la pelota cayera al patio de una casa antigua donde había una araucaria muy alta y una gran puerta de salida sobre cuyo dintel se encontraba una cruz y una piedra de cantería labrada con una inscripción en la que se podía leer “1.526” y de la que jamás puse cuenta. Pasados los años, supe que es el signo gráfico más antiguo que se conoce en Ingenio y que detrás de aquella casa y letrero había una interesante historia que hoy traslado a los lectores.

Génesis

Las primeras referencias documentales sobre la existencia de “la torre” se refieren a que formaba parte del complejo de transformación de la caña de azúcar en la Vega de Aguatona y nos la proporciona un documento de 16 de noviembre de 1525 del escribano Cristóbal de San Clemente, custodiado en el Archivo Histórico Provincial de Las Palmas, donde se señala sus diferentes estancias: casas de la molienda, casas de calderas, casas de purgar y casas de aposentamiento que están “donde dicen La Torre”, con las casas de purgar, “que están debajo de La Torre”. Documento altamente significativo por cuanto nos permite ubicar la torre por encima de las casas de purgar y que en torno a ella había un grupo de casas que servían de morada a los trabajadores del ingenio azucarero. Todo ello incrustado en el barrio del Almendro en el margen izquierdo del barranco “del Ingenio”, mientras que en el margen derecho se encontraban el resto de las dependencias azucareras y un molino de “pan moler”, donde se desarrolla la primitiva trama urbana que se conoció por “la Banda”.

Esta torre, de la cual no existe descripción alguna de sus características, ni cuál era su finalidad, al no encontrarse referencias en los diferentes ingenios azucareros existentes en Gran Canaria en esa época, podría determinar que se trata de una torre vigía por encontrarse en una elevación del cauce del barranco donde se asentó el ingenio azucarero, a modo de las existentes en Cuba. Las descripciones posteriores, dan a entender que era una construcción en mampuesto, posiblemente más elevada que el resto y que estuvo habitada formando parte de las viviendas del conjunto.

La familia Fullana

Este conjunto habitacional pasó a manos del fiscal de la Inquisición Juan Fullana, muy vinculado a la Vega de Aguatona por ser propietario de distintos predios de cultivo en la zona (parrales, viñedos…) destacando especialmente “el cercado del Fiscal”, del cual, sus hijos Juan y Baltasar, donaron una parte para la construcción de una ermita bajo la advocación de Nuestra Señora de Candelaria.

Fue precisamente en los años de construcción del templo, por 1569, cuando uno de los hermanos, el bachiller y relator de la Real Audiencia, Juan Fullana, en calidad de tutor y curador de sus hermanos, ordena que se “arriende las casas de la Torre y eche a sus moradores”. La propiedad de la Torre por parte de los citados hermanos queda patente cuando Baltasar Fullana, en 1571, concede permiso a Juan de Ávila para que su pared de mampostería “pegada a la Torre” se pudiera labrar y edificar sobre ella. Las diferencias de criterio entre Baltasar y el resto de sus hermanos, representados por Juan, a la hora de repartir la herencia de sus padres terminaron con un acuerdo para que Baltasar recibiera de la legítima de su padre en 1578 la mitad de la casa de la Torre que tenían en el pueblo de Ingenio de la villa de Agüimes, que fue de sus padres, ya que la otra mitad pertenecía a su hermana Esperanza Quixada. La Torre pasó posteriormente a Luisa de Bilbao, casada con Juan Vélez de Valdivieso (el Viejo) en virtud del parentesco de sus hijos Ana y Pedro Vélez casados con los hermanos Baltasar Fullana y Esperanza Quixada.

La Torre del ingenio azucarero de Aguatona

Siglos XVII y XVIII

A principios del siglo XVII, “la Torre que se dice de Luisa de Bilbao” era colindante con una casa de alto y bajo con granel y sala baja en “este lugar del Ingenio” con el sitio y serventía, que pertenecía a María de Balboa (mujer de Marcos de Ávila) y que por 1612 entregó en dote a su hija Luisa Vélez de Zorita en su matrimonio con Antonio de Cubas. Este conjunto urbano llegaba por la vuelta de abajo a la acequia real que se encontraba en la orilla del barranquillo del Ingenio después de sobrepasar el molino de “pan moler”, existente en la actualidad.

Por 1643 la Torre lindaba por detrás con una casa terrera propiedad de Bartolomé Rodríguez, que llegaba hasta el cercado del Sargento de Batallas Luis de Aguiar (actual parque Néstor Álamo).

A lo largo de los siglos XVII y XVIII, aparecen referencias de la Torre como unas casas de habitación de dos plantas, en relación a las casas colindantes conformando un barrio que se llamó “La Torre”. En documentos de 1790 se reseña como “casa que fue del Ingenio” o “casa del antiguo Ingenio que denominan la Torre”. De su existencia por esa época da fe la venta que realiza la vecina del pago de la Mejía Josefa Rodríguez Espino a Lorenzo Pérez de una casa situada en el pueblo del Ingenio, “por sobre la Torre que en él está y fue casa del Ingenio y le dan el nombre de Torre”.

Siglo XIX

A principios del siglo XIX, la casa-torre que ya se encontraba en ruinas perteneció a Luis (Simón) Lorenzo, pasando a sus herederos, vecinos del Carrizal los cuales por 1807 la vendieron en favor de Bartolomé Dávila, José de Acosta Grillo, Matías Rivero y Juan Estupiñán, que eran colindantes por el naciente, en cuya escritura se hace constar que se trata de una “casa caída que nombran la Torre” con sus correspondientes sitios yermos en sus aledaños y materiales, especificándose claramente sus linderos que son coincidentes con calles existentes en la actualidad, esto es, por el norte con calle real que va a la Vega Castaña (actual calle José Ramírez), por el sur con Barranco Real (barranquillo del Ingenio), por el poniente otra calle que sale de la otra y se une a dicho barranco (actual callejón de la Cruz de la Torre). Sin embargo, la venta fue impugnada al cabo de unos días por Vicente Rodríguez, vecino del Carrizal, en razón a su mejor derecho de compra por ser su mujer descendiente del vendedor Simón Lorenzo y exhibir la misma cantidad de dinero por lo que “hemos decidido en devolverle la referida torre con sus sitios y materiales”.

La saga de los Pérez

Pocos años estuvo en poder de Vicente Rodríguez, pues en 1815 vende al vecino de Ingenio, Lorenzo Pérez Caraballo, la “casa caída que nombran la torre” con sus correspondientes sitios yermos a sus confines y materiales. Durante el tiempo que estuvo en poder de Lorenzo Pérez, su sobrino Luis Pérez Caraballo reconstruye la casa, la cual le es traspasada por su tío con su sitio correspondiente mediante escritura ante el escribano de Agüimes Pedro Ruano Alvarado, el 30 de enero de 1857 en cantidad de 80 pesos.

Luis Pérez Estupiñán

Nacido el 9 de mayo de 1819, hijo de Francisco Andrés Pérez Caraballo y Ana Estupiñán, contrajo matrimonio en tres ocasiones: Josefa Salomé Pérez Dávila, Francisca Hernández Jiménez (viuda) y María Dolores González Padrón; al casarse en terceras nupcias fija su residencia en Las Palmas, habiendo tenido un solo hijo con su primera esposa llamado José Pérez y Pérez que heredó la histórica casa de la Torre. Labrador-propietario consta entre los electores grandes contribuyentes. Regidor, síndico y alcalde de Ingenio de abril a junio de 1861 y en el periodo comprendido entre 1869 al 18 de agosto de 1872 a la vez que presidente de la heredad de aguas Acequia Real de Aguatona. También fiscal, juez municipal y recaudador del reparto vecinal.

Un documento de 1863 ante el escribano de Las Palmas Manuel Sánchez, indica que ese año la casa situada donde llaman la Torre en el pueblo del Ingenio era propiedad de Luis Pérez Caraballo (segundo apellido de su padre), lindante por el naciente con otra de alto y bajo de Vicente Artiles Romero que vendió al cura de Firgas José Quintana Artiles.

José Pérez y Pérez

Nace el 20 de julio de 1849. Hijo único y heredero universal obtiene de su padre una gran riqueza en bienes entre los que se encuentra la “casa de la Torre”, por lo que también pertenece al reducido grupo de grandes contribuyentes. Se casó el 26 de junio de 1872 con Francisca Navarro Espino de cuyo matrimonio nacen nueve hijos hijos: Melquiades (10-12-1873), Josefa (25-5-1876), Juana (7-9-1878), Juan Andrés (15-1-1880), María Candelaria (5-2-1883), María Concepción (1-4-1886), Antonia (17-11-1888), Rafaela (24-10-1890) y Francisca Pérez Navarro (8-3-1893). Cobrador de impuestos de consumo, y alcalde de Ingenio al igual que su padre entre julio de 1883 y junio de 1887 y como tal, presidente de la heredad Acequia Real de Aguatona.

Comisionado por la Sociedad de Pastos encargado de aprobar las bases por la que se regía la banda de música. En el plano religioso, al igual que su padre, fue miembro de la hermandad del Santísimo Sacramento. Al poco de dejar la alcaldía es nombrado fiscal municipal y juez de paz. Sus últimas actuaciones en la vida pública la encontramos a partir de 1902 como miembro de la Junta de construcción del nuevo templo parroquial del pueblo del Ingenio. En su testamento otorgado en 1914, instituye herederos de sus bienes, entre los que se encuentra la casa de la Torre a seis de sus hijos y a sus tres nietos en representación de su hija Josefa fallecida (casada con Santiago Ramírez Espino en 1904).

Los últimos tiempos

La casa estuvo habitada en los últimos tiempos por dos de las hijas de José Pérez Pérez y Francisca Navarro Espino: María Concepción y Antonia Pérez Navarro, que permanecieron solteras, llegando a residir también en ella su sobrino (hijo de Josefa Pérez Navarro y Santiago Ramírez Espino), el que fue cura-párroco de Nuestra Señora del Buen Suceso de Carrizal, Tomás Ramírez Pérez (1946-1964).

A finales del pasado siglo XX los herederos venden la casa al Sr. Berkowski.

Sobre el nombre del lugar

El nombre del pequeño lugar con un grupo reducido de casas fue conocido durante mucho tiempo por “La Torre” y posteriormente por “Cruz de la Torre”, que es como se denomina en la actualidad y forma parte de la primitiva trama urbana que se desarrolló en el margen izquierdo del barranco “del Ingenio” junto a los barrios del Almendro, Andén, Cenicero y Sequero.

La Cruz de la Torre y la Cruz de los Caídos

La llamada Cruz de la Torre, se encuentra junto a la pared poniente exterior de la casa de la Torre. Según la tradición oral se construyó con madera del primitivo ingenio, también se habla de un arriero que fue arrastrado por una mula desde el Sequero hasta el lugar, sin descartar que formara parte de la primitiva torre; ninguna de estas versiones está contrastada documentalmente.

Por la década de 1980, ante su estado de deterioro se decidió cambiarla y para evitar que desapareciera, quedó incrustada en la nueva forjada en hierro. Se encuentra en el lugar desde tiempo inmemorial de la que tan solo hemos podido encontrar un documento sobre una disposición municipal de 1867 donde se menciona la calle de la “Cruz de la Torre”.

La Cruz de los Caídos fue erigida en memoria de los caídos en la Guerra Civil. Se trata de un conjunto compuesto de una gran cruz de cantería coronada por techumbre de tejas y flanqueada por dos lápidas de mármol con los nombres de los caídos del municipio, incrustado todo el conjunto en el exterior de la pared sur de la casa de la Torre. Construido al principio de la década de 1950 con la autorización de sus dueños, por entonces herederos de José Antonio Pérez Pérez. El conjunto fue retirado del lugar en 1971 y colocado en el remodelado cementerio viejo de Ingenio donde se encuentra en la actualidad.

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