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Arucas

La iglesia de San Juan pasa a quirófano

El Cabildo destina 200.000 euros al diagnóstico y reparación de 2.800 elementos del templo | El hierro dulce que une las piedras se oxida e hincha quebrando el conjunto

La iglesia de San Juan de Arucas pasa a quirófano

La iglesia de San Juan de Arucas pasa a quirófano La Provincia

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La iglesia de San Juan de Arucas pasa a quirófano Juanjo Jiménez

Cuando el arquitecto, y discípulo de Gaudí, Manuel Vega i March recibió en 1907 el encargo de Francisco Gourié y el cura Francisco Cárdenes de erigir un gran templo de cantería para sustituir la antigua y algo decrépita iglesia de San Juan de Arucas, construida en 1515 y que había sobrevivido a los siglos a golpe de ampliaciones, nunca imaginó que ya su sobrada imaginación iba a ser ampliamente superada por los labrantes de la ciudad que lo acogía.

Gourié y Cárdenes, apoyados por la entonces boyante burguesía de la ciudad del Norte, que prosperaba a toda máquina al ritmo de sus trapiches de azúcar y la potencia económica de la Heredad de Arucas y Firgas, no querían medias tintas para un futuro templo que se erigía en uno de los centros urbanos con más señorío de las islas. Y Vega i March era su hombre. Sobre el papel diseñó una filigrana de piedra azul no de cuatro torres, que es la que luce hoy, sino de cinco, con un espectacular tótem central que, por rivalizar, estaría en condiciones de mirarse de reojo con el destruido por el incendio de Notre Dame, pero con la diferencia de que el volumen y peso diseñado por el catalán no había cubierta que lo resistiese.

Alzado del proyecto

En 1909 comienzan las obras y ya poco después los rosetones, florituras, corchetes, gabletes, voladizos y capiteles van siendo labrados por interpretación libre por los irrepetibles virtuosos de la fonolita aruquense, que le otorgan vida propia para desquicie del arquitecto. Vega i March diseñó el andamio, y los cabuqueros, repartidores, entalladores, labrantes y tallistas la obra de arte, comandados, entre otros, por el maestro de obras Sebastián Quesada, al que habría que añadirse otros tal cual como Miguel Santana, Pedro Morales Déniz y Francisco Santana. Hasta 1977, año en el que se remata la cuarta torre y se finaliza el templo se les podía ver y oír picando la piedra en el actual parque de La Paz, dibujando en un cartón lo que luego se convertía en un nuevo elemento de los miles que cuelgan de sus cuatro fachadas.

Pero la materia incluía veneno. El hierro dulce con el que se enlazaba el tetris. La humedad va oxidando e hinchando el metal en ocasiones hasta doce veces su volumen inicial provocando el agriete de los sillares cuando no reventando las piezas con el consiguiente peligro de caída, lo que ya ha motivado varios zafarranchos de combate que han llegado al cierre puntual de sus aledaños para paliar el cochafisco.

La Torre del Reloj será sometida a una limpieza y se recolocará la cruz de la fachada

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En este siglo ya se han acometido al menos dos, el de 2011, año en el que se le cataloga como monumento de Bien de Interés Cultural, y en el que se concentran los trabajos en la Torre del Reloj; y el de 2016, en el que con una inversión de 90.000 euros se repasaron 1.700 elementos ornamentales.

El resultado fue el afianzamiento de las más endebles, empleando redes de contención para aquellas de equilibrio más precario, y la retirada de dos centenares de elementos que se encuentran catalogados para su posterior reposición, entre ellos 17 pináculos de coronación y tres cresterías. Muchos de ellos se pueden ver tanto en la nave derecha del templo, expuestos al público, como depositados en las plantas superiores, cuando no sobre la cubierta a la espera de tiempos mejores.

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La iglesia de San Juan de Arucas pasa a quirófano La Provincia

A estas actuaciones se añade ahora otra nueva intervención de choque con un presupuesto de 200.000 euros con el se pasará a diagnóstico 2.800 piezas, tras el cual se acometerá la reparación de las más dañadas, según informaba ayer el presidente del Cabildo, Antonio Morales, en el parque de San Juan con la paciente a sus espaldas, acompañado del vicepresidente de la Corporación insular, Teodoro Sosa; el alcalde de Arucas, Juan Jesús Facundo; el vicario Hipólito Cabrera; el cura párroco Higinio Sánchez; y el director general de Patrimonio Histórico, Sebastián López.

A pie de obra se detallaba la intervención, que pasa primero por el citado diagnóstico, la retirada de los elementos que supongan un riesgo de seguridad, y una vez culminado el estudio se acometerá un primer bloque de acciones que serán sufragadas con otros 100.000 euros asignados para ello por el Cabildo grancanario.

Las torres contarán con un sistema de redes para evitar la entrada de palomas

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A todo esto se añaden la revisión de las torres y la limpieza de la Torre del Reloj, con la reposición de la cruz de la fachada principal con un anclaje de acero inoxidable. También serán revisados los elementos de la cubierta, que recibirán arreglos puntuales de humedades, así como el apuntalamiento del forjado deteriorado de la última planta.

Y, por último, se implantará un sistema de protección contra las palomas con un cierre con redes en las torres.

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