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Santa Lucía de Tirajana

Luchadora contra los microplásticos

“Debemos cambiar el estilo de vida para que en 2050 no haya más plásticos que peces en los mares”, avisa la investigadora Ana Franco Del Pino, natural de Sardina

Ana Franco, durante el trabajo de laboratorio en la Universidad de Cádiz. | | LP / DLP

Ana Franco Del Pino, de 26 años, de Sardina (Santa Lucía de Tirajana), se graduó en Ciencias Ambientales y Ciencias del Mar por la Universidad de Cádiz (UCA); hizo el Máster de Gestión Integral del Agua; publicó dos artículos en revistas científicas especializadas y ahora prepara el doctorado, al mismo tiempo que trabaja en el departamento de Tecnologías del Medio Ambiente de la UCA. La investigadora está dedicada a la existencia de microplásticos en aguas residuales. Ella bien sabe que es un problema emergente la contaminación de los plásticos en el planeta y quiere aportar su grano de arena para hacerle frente.

“Tenemos todos un problema emergente y muy grave, que es la contaminación de los plásticos en todos los mares y océanos, así como en tierra”, sostiene la grancanaria Ana Franco Del Pino, graduada en Ciencias Ambientales y Ciencias del Mar por la universidad gaditana, que logró el primer premio en la modalidad de investigación por su proyecto titulado Stop al empleo de microplásticos.

“Lo que está claro es que el plástico está presente en todas las actividades diarias; tenemos que reducir la presencia del plástico todo lo posible, para que no avance esta contaminación global que protagoniza”, señala Ana Franco, quien recibió el Primer Accésit al mejor trabajo de fin de máster por la Universidad de Murcia. Asimismo, con el fin de afianzar y profundizar sus conocimientos, cursó un Máster de Gestión Integral del Agua, también por la UCA. También participa en conferencias y congresos. Habla inglés y francés.

Esta joven científica nacida en Sardina del Sur, en el municipio de Santa Lucía, investiga, prepara el doctorado, y ya ha publicado dos artículos sobre las partículas plásticas en las depuradoras en la provincia de Cádiz en dos revistas científicas especializadas, que despertaron especial interés en Reino Unido y en Países Bajos.

La investigadora advierte: “Nuestras conciencias tienen que cambiar, como esa forma de vida de usar y tirar, en especial como con los objetos de plástico de un sólo uso, para que en el 2050 no haya más plástico que peces en mares y océanos, como nos advirtieron que puede suceder si continuamos de la misma forma”.

Crisis global

Así se pronuncia Ana Franco sobre esta crisis global. Hay que tener en cuenta que el plástico tarda cientos de años en descomponerse en el medio ambiente y que acumula sustancias tóxicas. Por eso, tiene consecuencias devastadoras para la fauna y flora marinas. Y también llega a los seres humanos. “Hay recientes estudios que demostraron el hallazgo de microplásticos en heces humanas”, concreta. Otros estudios resaltaron la presencia de partículas y fibras de plásticos en agua, sal y en mariscos.

“Un ejemplo de la presencia de plásticos en algo tan cotidiano como es el té. Hay empresas que ofrecen para la infusión las bolsas que son cien por cien de papel. En cambio, existen otras en las que las bolsas son fabricadas con un 80% de papel y el resto de material plástico”, manifiesta Ana Franco, quien agrega que “para el campus universitario de Algeciras se realizó un estudio en el que se determinó la existencia de microplásticos en sal de mesa”.

Sobre las maneras que existen para evitar esa situación catastrófica en los océanos, afirma que “es necesario reducir el consumo de plásticos, mejorar la gestión del reciclaje y de fabricación, y sobre todo, adoptar un estilo de vida sostenible”. Esta graduada de Ciencias Ambientales y Ciencias del Mar trabaja desde 2018 en el grupo de investigación del departamento de Tecnologías del Medio Ambiente de la UCA, junto a otras seis investigadoras y doctoras, coordinadas por José María Quiroga y Dolores Coello, y la profesora Rocío Rodríguez.

La grancanaria trabaja en la Universidad de Cádiz en reducir las partículas plásticas

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En la investigación que hizo en 2020, dirigida por los profesores Coello, Rodríguez y Quiroga, llegó a la conclusión de que “había presencia de 1.500 microplásticos por cada litro de agua residual que entraba en la depuradora de la zona industrial de Cádiz”.

“En cambio, en la depuradora urbana de Cádiz el agua entraba aproximadamente con 600 microplásticos por cada litro de agua y salía de la depuradora con 16 microplásticos por cada litro de agua. Es decir, una reducción en torno al 98%”, concreta.

“Sin embargo, ese dos por ciento de partículas plásticas queda finalmente en el lodo, el cual se emplea para cultivar, como compost. Entonces, esas partículas de plástico llegan a la tierra. Nosotros trabajamos para encontrar las técnicas que consigan que haya el cero por ciento de microplásticos en el agua depurada”, concluye.

Respecto a si piensa si hay más concienciación sobre el problema de los plásticos en el mundo, ella responde que no lo sabe con seguridad. “Como dije antes, tenemos que cambiar. En el círculo en el que yo me muevo pues sí veo que hay mucha concienciación. Sin embargo, observamos otros ámbitos que no es así. Por ejemplo, respeto el derecho a fumar, pero me da mucha rabia cuando veo en una playa a alguien que fuma y tira la colilla a la arena o al agua. Esa colilla puede tardar ocho años en descomponerse del todo”, dice.

“Tengo la esperanza -añade- de que todo cambie y mejore para las próximas generaciones. Una vez que estábamos retirando plásticos en una playa de Cádiz, se nos unió de forma espontánea un grupo de chicos de unos 15 ó 16 años. Eso da esperanzas”.

Esta científica tiene desde pequeña un gran interés por el cuidado del medio ambiente y de los océanos, y posteriormente derivó en lo relacionado en la introducción de los plásticos en los mares y en la tierra. Una gran parte de sus veranos durante la infancia y la juventud los ha pasado en el pueblo costero de Pozo Izquierdo, en Santa Lucía, con su familia natural de Sardina.

Su padre, Pedro Franco, trabaja en la Desaladora del Sureste, sita en las Salinas de Pozo Izquierdo y que fue creada por la Mancomunidad de Municipios en 1990. Su madre, Alicia Del Pino, ha sido siempre una gran amante de la naturaleza, de las montañas y del mar, aficiones que influyeron en la hija. Ana Franco realizó las prácticas en la Depuradora del Sureste, que se encuentra en la Zona Industrial de Arinaga, en el término municipal de Agüimes.

“En esas prácticas aprendí mucho, sobre todo cómo funciona un laboratorio”, indica la científica, quien realizó el programa Erasmus en la ciudad noruega de Bergen, que está en el suroeste del país, rodeada de montañas y fiordos. “Allí también aprendí mucho respecto a la acuicultura y cómo gestionar el agua”, puntualiza.

La acción

Cada vez que tiene oportunidad, Ana Franco participa con su familia, amigos y seres queridos en tareas de limpieza de playas en su Isla natal o en la provincia de Cádiz. Su objetivo es retirar la mayor cantidad posible de plásticos para que no lleguen al mar u océano.

Franco Del Pino recuerda: “Lo hemos hecho en varias ocasiones y retirado muchos kilos de plástico, como en Bahía de Formas y Pozo Izquierdo. En las playas de los Cuervitos, cerca de la playa de Vargas [en Agüimes], y en la de Bocabarranco, en Telde, hemos hallado cantidades enormes de plásticos. Quizás sea por las corrientes, la orografía o simplemente están más desatendidas al ser menos turísticas y visitadas”.

En la limpieza de una playa de Agüimes hallan parte de un cubo de basura de EEUU

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“Una anécdota graciosa, pero también lamentable, es que en la playa de los Cuervitos encontramos un trozo de la tapa de un cubo de basura de la ciudad de Perth Amboy, del Estado de Nueva Jersey, Estados Unidos de América. Así figuraba el escudo grabado de esta ciudad”, añade.

Ante la pregunta de si existe suficiente inversiones en la investigación, responde de forma rotunda: “No. Cuando hay es un proceso lento por los temas administrativos y demás, y ahora más lento por el Covid-19. Un ejemplo: para el departamento en el que investigamos se tardó

tres años para tener un equipo que nos permita ver las partículas plásticas de seis micras de medida”.

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