La Provincia - Diario de Las Palmas

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ANÁLISIS

Aquellas primeras boticas de Ingenio

La primera farmacia de la villa se inauguró en 1913 en una casa situada en la Calle Nueva | De Pedro Limiñana aún se recuerda su clase, generosidad y fina ironía

La primera farmacia de Pedro Limiñana Ló́pez, flanqueado por su padre Antonio y su tio Miguel Limiñana Miralles. | | LP/DLP

Alguna referencia periodística señala la existencia en otros tiempos de boticas o botiquines en Ingenio, donde se expendían algunos medicamentos, pero cuando surgía alguna enfermedad de consideración había que acudir a las farmacias de Telde o Las Palmas.

En el proyecto para el ejercicio de la ciencia de la cura en la Provincia de Canarias publicado por el Boletín Oficial de Canarias en 1854, en lo que se refiere al municipio de Ingenio, con una población de 440 vecinos (unidades familiares), le debía corresponder un médico, un cirujano y un boticario, pero no se disponía de ninguno en ejercicio. Según ese boletín a principios de la década de 1860 con una población de 534 vecinos, no había en Ingenio ni médicos ni boticas.

Cirujano Gómez

Las primeras referencias documentadas de una botica propia en Ingenio señalan al cirujano Alejandro Gómez González, conocido por el cirujano Gómez, nacido en la localidad de Rágol, provincia de Almería, establecido en Ingenio sobre 1884, puesto que en su memoria testamentaria (testamento ológrafo) otorgado el 5 de mayo de 1889 ante el notario José Benítez Larena establece que “hace unos cinco o seis años que trasladé mi domicilio a este pueblo de donde soy vecino”, al tiempo que ordena en ese testamento que la botica se debía vender por sus herederos vitalicios de acuerdo con los albaceas en favor de los gastos que ocasionara su fallecimiento y donde queda patente su profesión de cirujano. El cirujano Gómez fallecería tres días después de celebrar testamento, siendo su cuerpo sepultado en el antiguo cementerio de Ingenio según consta en el libro III de Difuntos, folio 281, asiento 950 de la parroquia de Nuestra Señora de Candelaria, donde también consta junto al testamento su lugar de nacimiento, familiares difuntos (padres, esposa y dos hijas) y su edad de cincuenta años, además de cirujano de profesión.

Sirvan estos dos documentos primigenios (testamento y partida de defunción) custodiados en el Archivo Histórico Provincial de Las Palmas y Archivo Parroquial de Nuestra Señora de Candelaria de Ingenio, para aclarar una información periodística errónea publicada recientemente sobre el personaje del cirujano Gómez. El nombre de una calle conocida popularmente como “callejón de las mimosas”, donde tenía su vivienda que había mandado construir, perpetúa la memoria del que fue el primer profesional de la medicina titulado que se estableció en Ingenio.

Antonio Sierra y Carbó

El puesto dejado por el cirujano Gómez fue ocupado por el sevillano Antonio Sierra y Carbó, licenciado en medicina y cirugía, con su botiquín, constando su actividad profesional desde principios de 1890 al efectuar un contrato con sus obligaciones con la Sociedad de Pastos por 150 duros en pagos trimestrales. Por disconformidad con los pagos abandona Ingenio a finales de ese año y se establece en Telde, lugar donde falleció en 1893.

Richart y Limiñana

El licenciado en medicina y cirugía, Pascual Richart López, natural de Monforte del Cid (Alicante), recién terminados sus estudios en la Universidad de Valencia se establece en Ingenio en 1895 para ejercer su labor profesional con un sueldo sufragado por la Sociedad de Pastos, labor que se prolongó hasta el año 1907. En una casa que mandó construir en la Mejía en la que vivió junto a su esposa e hijos, tenía su residencia y en una de sus habitaciones disponía de su propio despacho con una alacena donde instaló un botiquín que aún se conserva y que hemos tenido la suerte de conocer.

Posteriormente llegó su paisano y amigo, Antonio Limiñana Miralles, que se instala en Ingenio como boticario por recomendación del médico, después de haber ejercido de boticario en Moya, al tener que abandonar aquel pueblo por nombramiento de un titular. Antonio Limiñana contrae matrimonio en 1903 en el barrio porteño de Las Palmas con María López Cabeza, a la que había conocido durante su estancia en Ingenio.

Allí residió junto a su esposa y cuñado el reconocido sacerdote Pedro López Cabeza, párroco de Nuestra Señora de la Luz, lugar donde regentó una bodega de vino, alcanzando una acomodada posición social y económica, trasladándose posteriormente al barrio de Vegueta.

Alemany y Espino Navarro

Tras la marcha de Pascual Richart en 1907, en virtud de su recomendación, el Ayuntamiento de Ingenio contrata ese año al licenciado en medicina y cirugía José Alemany Alemany, natural de Vall de Gallinera, provincia de Alicante, que ejerce su labor al menos hasta 1913, si bien su presencia en Ingenio está documentada hasta 1914. Tras su cese ocupa su lugar el médico nacido en Ingenio Manuel Espino Navarro que abre por su cuenta un botiquín.

La inauguración

Una escueta nota de prensa aparecida en el periódico LA PROVINCIA indicaba la inauguración y apertura de una farmacia en Ingenio el 21 de noviembre de 1913, regentada por el farmacéutico Faustino Risueño Ribón, a la que asistieron el Subdelegado de Farmacia y autoridades locales; a lo que se añadía que con ese establecimiento se cubría una necesidad que no solo alcanzaba en sus beneficios al pueblo de Ingenio sino a Agüimes y el Carrizal. La noticia quedó en el olvido del cronista que suscribe al no tener información de ninguna naturaleza, oral o escrita de la existencia de dicha farmacia.

Pedro Limiñana López. | | LP/DLP

Pedro Limiñana López. | | LP/DLP

La presencia de un extenso expediente sobre su apertura, custodiado en el Archivo Histórico del Ayuntamiento de Ingenio que la localizaba en la Calle Nueva, nos hizo indagar para buscar el lugar donde estuvo ubicada, pero ninguna de las personas mayores consultadas nos pudo facilitar detalle alguno, hasta que se nos ocurrió acudir al veterano Victoriano Suárez Rodríguez (recientemente fallecido), experto conocedor de los entresijos de la historia local que nos facilitó su localización en una vivienda que fue habitada por el maestro zapatero Domingo Hernández Vega, histórico componente de la primitiva banda de música, situada al inicio de la calle José Morales que desde su apertura formaba parte de la Calle Nueva, hoy su prolongación hasta la plaza. Victoriano, con su proverbial oratoria nos contó algunas anécdotas de las que recuerdo especialmente la de un niño que acudía asiduamente a la farmacia incomodando a su titular, el cual le regaló unas pastillas que no eran precisamente caramelos, al tener que acudir de continuo al retrete después de haberlas tomado.

Su titular Faustino Risueño Ribón nació el año 1881 en Gallego de Argañán, provincia de Salamanca. Cursó estudios de farmacia en la Universidad de Santiago de Compostela entre los años 1898 y 1904, alcanzando su graduación cuando contaba 23 años. El 13 noviembre de 1913 presenta en el Ayuntamiento de Ingenio solicitud y título expedido en enero de 1905 para la apertura de una farmacia en la Calle Nueva a la que une un plano descriptivo de la farmacia. Las diligencias fueron cumplimentadas por el subdelegado de farmacia y el médico del pueblo Manuel Espino Navarro culminadas con visita de inspección el 21 de noviembre a las tres y media de la tarde a la que asistieron además el titular Faustino Ribón, el alcalde Miguel Martín Ruiz y Ricardo Boada que certificó el acto por delegación del secretario del Ayuntamiento. Durante la misma se cotejó la lista de drogas, productos y medicamentos que respondía a todo lo necesario para su puesta en funcionamiento, por ello, el subdelegado de Farmacia del Partido Judicial de Telde emitió informe favorable, autorizando su apertura con el respaldo del médico Manuel Espino Navarro, en razón a los requisitos exigidos por las Ordenanzas de Farmacia.

No deja de resultar curioso para la época lo completo de todo el material instalado que incluía: alambique de cobre, alcohómetro, areómetro, termómetro, molino, almireces, varios tipos de morteros y balanzas, tubos de ensayo, embudos, espátulas, filtros, pildorero, cacerolas, peroles, cazos y tamices, además de innumerables sustancias simples vegetales y medicamentos oficiales.

Apenas transcurridos seis meses desde su apertura, Faustino Risueño empezó a tener problemas de competencia en razón a que el médico Manuel Espino Navarro tenía abierto un botiquín en su propio beneficio, despachando recetas sin estar autorizado para ello, por lo que opta por efectuar una denuncia en el Ayuntamiento. En su descargo Manuel Espino manifiesta que no es verdad que haya despachado receta alguna. El caso llega al recién creado Cabildo Insular de Gran Canaria al presentar una queja el farmacéutico contra el alcalde y Ayuntamiento de Ingenio por negarse a publicar vacante a farmacéutico titular y permitir al médico local Manuel Espino tener abierto un botiquín. El Cabildo en sesión extraordinaria se inhibe del asunto y lo remite al Delegado del Gobierno en la Isla.

Se desconoce si por esta razón abandona el pueblo y cuanto tiempo estuvo abierta la farmacia, en todo caso menos de ocho años, ya que en 1921, en virtud de una disposición aparecida en el B.O. en la que se señalaba que Ingenio con un censo de 4.457 habitantes la asignación para el farmacéutico titular era de 468 pesetas, pero dicha partida se agregaba a Telde por carecer Ingenio de farmacia. De esta farmacia y su titular existe un breve y riguroso trabajo, elaborado por el archivero municipal, profusamente documentado.

Instancia de apertura

Por 1932, recién terminada la carrera, el joven Pedro Limiñana López, decide abrir una farmacia en el pueblo de su madre, para lo cual presenta en el Ayuntamiento de Ingenio la instancia de apertura, tramitada en sesión plenaria el 21 de agosto de ese año con el envío de tal petición al Subdelegado de Farmacia de Las Palmas.

La farmacia-laboratorio estaba ubicada en la carretera general Telde-Agüimes a la entrada de Ingenio en un edificio nuevo frente al lugar donde se encuentra en la actualidad. Una vez diligenciados todos los trámites administrativos, su apertura tuvo lugar en la tarde del 7 de septiembre de 1932, siendo la única existente en la zona, abarcando también la jurisdicción de Agüimes. La nueva farmacia estaba dotada de toda clase de medicamentos, contando además con lo necesario para las prácticas de laboratorio, destacando un moderno microscopio y otros aparatos y material adecuados a tales fines. Al acto inaugural asistieron el subdelegado inspector de farmacia Antonio Vila, quien levantó acta de la apertura oficial, después del consiguiente inventario; el secretario del Ayuntamiento de Ingenio, Francisco Rodríguez, con una representación corporativa y numerosos invitados de Las Palmas, médicos, farmacéuticos, periodistas, amigos y familiares, entre ellos el arcediano Pedro López Cabeza y el abogado Antonio Limiñana López, tío y hermano del titular, así como el que fue director del Banco de España, León Fernández de Cárcaba. Todos fueron espléndidamente obsequiados con un refresco.

Por el mes de diciembre de ese año se establece un acuerdo entre las corporaciones municipales de Ingenio y Agüimes, sacando a concurso la plaza de farmacéutico titular vacante en el distrito, acordándose por unanimidad nombrar como tal al titular interino, hasta que fuera provista la plaza en propiedad a Pedro Limiñana López que tenía establecida su farmacia en el Ejido, según disposición publicada en la Gaceta de Madrid. Dos años después la prensa de la época se hacía eco de su actividad.

“Hoy posee Ingenio una importante farmacia, enclavada en la margen oriental de la carretera que nos conduce a la capital de la Provincia. Dicha propiedad es del acreditado farmacéutico, don Pedro Limiñana López, cuyos preparados y fórmulas han merecido aceptación general por los excelentes y rápidos resultados. Posee un gran surtido de medicamentos e inyecciones de las casas más afamadas del mundo. Y, un laboratorio con los aparatos modernos que ha descubierto la ciencia médica. Por ello, desde Sardina, Juan Grande, Arguineguín, Maspalomas, Tauro, Carrizal, etc. acuden con preferencia al repetido farmacéutico”.

Laboratorio de la farmacia de don Pedro Limiñana Ló́pez. | | LP/DLP

La farmacia y el que fue primer laboratorio rural de análisis clínicos, continuó ininterrumpidamente prestando su servicio, tanto en la expedición de medicinas como de las fórmulas magistrales establecidas por los médicos que don Pedro preparaba pacientemente en su laboratorio en el bajo de la farmacia donde fue trasladada el 15 de marzo de 1940 desde su antigua ubicación en la que fue calle general Mola, número 15, a un nuevo edificio en la misma calle, en el número 14, frente a la anterior, lugar que ocupa en la actualidad. Después de su fallecimiento fue titular farmacéutico de la misma su hijo Víctor Limiñana Romero y en la actualidad su nieto Pedro Limiñana Jiménez que ha remodelado la farmacia y laboratorio convirtiéndolo en un auténtico museo.

Pipetas, probetas, frascos, aparatos y toda clase de instrumental y laboratorio, así como fórmulas magistrales y una amplia biblioteca se expone en dicha sala, constituyendo una parte importante del patrimonio etnográfico de la historia de la farmacología en Ingenio, estando a disposición del público para su visita.

Apuntes biográficos

Hijo de Antonio Limiñana Miralles y María López Cabeza, segundo de siete hermanos, nació en Las Palmas de Gran Canaria el 9 de octubre del año 1905. Sus abuelos maternos, José López Mayor y María Cabeza Cabeza, regentaron el molino conocido por Los Pérez o La Rueda, en la villa de en Ingenio en torno al cual construyeron una casa de dos plantas a finales del siglo XIX.

Estudió en el Colegio San Ignacio de Loyola de Las Palmas, realizando el examen de ingreso en el Instituto General y Técnico en 1921, concluyendo el bachillerato en el curso de 1924.

Después de su paso por la ciudad de La Laguna, marcha a la Península en 1926 donde termina de cursar la carrera de farmacia en la Universidad de Santiago de Compostela en el curso 1931-32.

Su colegiación en el Colegio Oficial de farmacéuticos de Las Palmas se produce el 2 de agosto de 1932, ostentando el cargo de Inspector Municipal Farmacéutico. Por disposición del Director General de Sanidad, el 17 de junio del año 1934 toma posesión en la villa de Agüimes como inspector farmacéutico del distrito Agüimes-Ingenio.

En agosto de 1935 contrae matrimonio en la parroquia de San Agustín de Las Palmas con María del Rosario Pérez Hernández, natural de San Mateo (fallecida en 1941), oficiando la ceremonia su tío Pedro López Cabeza.

Por el año 1943 fue nombrado comisionado para confeccionar los nombres que debían darse a las calles del casco de Ingenio. Para amueblar las nuevas casas consistoriales al final de la calle Nueva, adelantó de su bolsillo 4.932 pesetas.

Por 1945 fue designado vocal de la comisión de evaluación del repartimiento general de utilidades por urbana.

En la parroquia de Nuestra Señora de Candelaria de Ingenio contrajo matrimonio en octubre de 1949 con la joven de la localidad Antonia Romero Bolaños; fruto de esta unión nacieron sus hijos: María del Pilar, Pedro, Víctor, María de la Paz y Antonio Limiñana Romero.

Ostentó la secretaría de la Junta Provincial de Inspectores de Farmacia, analista de la seguridad social e inspector farmacéutico de sanidad municipal. Durante unos años también fue Juez de Paz municipal.

Destaca su faceta pictórica, casi desconocida (había ganado algún premio en su etapa de estudiante en Las Palmas) que demostró en una exposición colectiva en las fiestas de san Pedro de 1956, destacando los óleos de la Santa Faz, Cabeza de San Francisco y Atardecer”; también se le conocen obras como: Paisajes, Contraluz de una marina, Ali Oli y otros, siguiendo la huella del también pintor, su tío, Pedro López Cabeza. Cultivó el periodismo bajo la firma Drope y el seudónimo de Capesan con temas de interés histórico y artístico. Falleció en 1980.

Plano de la primera farmacia abierta en la Calle Nueva. | | LP/DLP

La figura de Don Pedro es recordada por su talante liberal, estampa seria y vestir elegante; ocurrente, con un fino humor lleno de ironía; generoso y culto. Sus tertulias con su primo Panchito López” y el popular Juan Romero, el de los muebles, dieron lugar a multitud de anécdotas en aquél Ejido de la época.

Los tres bombillos

De aquella primera farmacia en la Calle Nueva, nadie se acuerda. Ya no alumbran los tres bombillos intermitentes en la fachada de la farmacia de Don Pedro que daban colorido a la noche en el Ejido. En 1951, don Victoriano Megías Medina inaugura una farmacia en Carrizal y don Emilio Artiles de Fez en el casco de Ingenio en 1960. Con posterioridad se abrirían otras y en la actualidad diez modernas farmacias se reparten por los distintos núcleos urbanos del municipio: cinco en el casco de Ingenio, tres en Carrizal, una en Las Majoreras-Puntillas y una en El Burrero.

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