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San Bartolomé de Tirajana

El polígono de El Tablero amortigua el golpe turístico con los arreglos en casa

Las empresas de la zona industrial registran una caída de ingresos que va del 20 al 40% desde el inicio de la pandemia en el área de negocio dedicado al sector hotelero

Polígono industrial de El Tablero.

Suministro de material para la conservación de jardines, instalación y mantenimiento de piscinas o fabricación de mobiliario destinado al sector de la hostelería. La crisis económica derivada de la pandemia por la Covid-19 y el consiguiente frenazo de la actividad turística han actuado como piezas de dominó y se han llevado por delante parte de la facturación de los proveedores que suministran al sector hostelero y hotelero. Como las empresas que operan en el polígono industrial de El Tablero, en San Bartolomé de Tirajana, donde la facturación ha caído entre un 20 y un 40% desde que se inició la pandemia. Y si bien parte del negocio proveniente del turismo desapareció de golpe, los trabajos internacionales y el interés de los particulares por hacer reparaciones en sus viviendas o instalar nuevos espacios como terrazas y piscinas ha amortiguado el varapalo económico y ha permitido a las distintas empresas mantener su actividad a flote.

Ahora, la treintena de empresas que opera en este polígono tiene el foco puesto en que el calendario de vacunación se cumpla y la evolución epidemiológica empiece a ser favorable tanto en España como en el resto de Europa, para comenzar a recibir nuevamente el flujo de turistas que llegaba antes de la pandemia. 

La compañía Suministros Agrícolas El Tablero abastece al sector hotelero de Gran Canaria de material para el mantenimiento de los jardines como abonos, insecticidas, material de riego o maquinaria y para ellos los ingresos provenientes del sector turístico suponen un 45% de su facturación. “De ese 45%, las ventas han caído entre un 60 y un 65% desde el inicio de la pandemia, lo que supone un 30% del total de la facturación de la empresa”, explica su gerente, Marco Guerra. Sin embargo, conservan una parte pequeña del negocio porque los hoteles, a pesar del cierre, continúan haciendo el mantenimiento mínimo de jardines, calderas o piscinas.

En esta empresa, no obstante, la caída de la facturación en Gran Canaria se ha visto compensada con las obras internacionales en las cuales participa, ya que trabaja para una empresa hotelera que opera en Cabo Verde y ahora marcharán también a Senegal.

La caída de ingresos en el sector de la instalación de piscinas ha sido similar y Aquática Canarias ha visto mermadas sus cuentas en torno a un 20% en 2020 y prevé una caída de hasta el 40% en 2021 si la economía no mejora. “El año pasado fue atípico pero no fue tan malo porque teníamos la inercia del año anterior y completamos trabajos durante la pandemia”, señala René León, gerente de la compañía. Sin embargo, el freno turístico se compensó en verano con un boom de particulares que querían instalar piscinas en sus casas, dice, pero en octubre la actividad volvió a decaer.

Pese a que durante la pandemia han sido muchos los empresarios hoteleros que han aprovechado para rehabilitar sus establecimientos, esta empresa apenas ha tenido trabajos en el sector. “Solo hemos actuado puntualmente en pequeñas averías”, afirma León, quien explica que desde octubre la actividad se ha redirigido hacia los privados con la instalación de grupos de incendios y de presión.

Las restricciones que ha ahogado a la hostelería también han ahogado a las empresas que venden mobiliario para bares y restaurantes. Para soportar ese golpe, la empresa Dihova ha fortalecido la venta al particular. “Al pasar más tiempo en casa, la gente ha decidido invertir en su terraza y en renovar el mobiliario, y eso nos ha obligado a reinventarnos y diversificar el negocio”, explica Santiago Valido, director de marketing. El interés de los particulares por adecuar las terrazas ha crecido, afirma, un 50%. “Esta redirección del negocio nos ha permitido sobrevivir”, relata, “hemos intentado buscar la demanda y luego especializamos la oferta”.

Por último, el sector de la decoración también ha sufrido el cierre turístico. KTDecoración provee de hamacas, sombrillas o tumbonas al sector hotelero y sus ingresos han caído un 30%, revela el responsable de la tienda, Jaime Pérez. “Hemos sobrevivido gracias al pequeño cliente, el del día a día”, dice, “y también porque se ha reforzado el área de ferretería ya que la gente hace ahora más obras en casa”. En ese área sus ventas han crecido en torno a un 40%. No obstante, “la caída de la venta de decoración es tan importante que no ha compensado todo lo demás”, agrega Pérez.

Los empresarios del polígono resisten como pueden a la crisis económica, unos ajustando el cinturón y otros redirigiendo el negocio. Y todos esperan que la situación mejore para volver a los niveles económicos previos a la pandemia. Aunque saben que no será de forma inmediata.

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