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Los técnicos tienen cuatro alternativas para la colocación de las torretas

El último proyecto prevé la creación de 3.500 empleos y reducir las emisiones en un 20%

Alcaldes, empresarios, sindicalistas y expertos en el acto celebrado en el Jardín Canario. | | JOSÉ CARLOS GUERRA

La instalación de las torretas eléctricas y su afección al paisaje, una de las cuestiones más delicadas para la aprobación del informe de impacto ambiental por parte del Gobierno de Canarias, la decidirán los técnicos entre las cuatro alternativas que se han puesto sobre la mesa, según explicó Antonio Morales, quien comentó que serán esos especialistas medioambientales lo que digan cuál de esas cuatro propuesta en la que tiene un menor impacto visual.

«Les puedo asegurar que vamos a garantizar los valores ambientales del barranco de Arguineguín, y que incluso en muchas partes vamos a mejorar su estado de conservación», insistió en presidente del Cabildo durante la explicación de las últimas modificaciones introducidas en el proyecto. En su opinión, «estamos ante un proyecto que va a ser histórico, como lo fue la construcción de las presas en su momento, un proyecto que reúne todas las características del modelo de transformación medioambiental, económica y social».

El documento presentado ayer detalla que «puesto que las obras de la planta son principalmente subterráneas, las afecciones al barranco de Arguineguín se limitan al tiempo de ejecución de la senda turística la tubería de impulsión y el acceso a la central, ya que son las únicas obras a ejecutar en el entorno del cauce». Esos trabajos tendrán una duración inferior a dos años.

Preguntados sobre si la central hidroeléctrica de Chira-Soria es la única alternativa posible para lograr la sostenibilidad energética, tanto Morales como Yonay Concepción consideraron que sí, aunque también tendrá que estar acompañada de un incremento de las energías eólicas o fotovoltaicas. Las actuales baterías de almacenamiento tampoco son una alternativa, pues tienen una vida de 10 a 15 años y luego hay que reciclarlas, mientras que la vida útil de la central de Salto de Chira es de 50 a 75 años.

Morales dijo que en esta estrategia de descarbonización, de reducción de emisiones contaminantes, de progreso hacia la soberanía energética de Gran Canaria, la sustitución de las energías fósiles por energías renovables «es una actuación inaplazable».

«Afortunadamente hay acuerdos internacionales vinculantes y decisiones de los gobiernos estatal y canario que fijan plazos inminentes para la reducción de las emisiones contaminantes», manifestó.

Para alcanzar esos objetivos, subrayó el presidente insular, la puesta en funcionamiento de la central hidroeléctrica «es un recurso del máximo valor que debemos impulsar desde todas las administraciones y los agentes sociales sin demora».

«El cambio climático -agregóno es solo un riesgo en términos globales, sino que constituye una amenaza real, tangible e inmediata para las Islas Canarias», por lo que consideró que «actuar para mitigar y adaptarnos al cambio climático, ya no es una opción, es una obligación, pues somos uno de los territorios del mundo que más está sufriendo y va a sufrir sus consecuencias».

Entre ese efectos citó el aumento de nivel del mar, el retroceso de la línea de costa, el calentamiento de las aguas y la aparición de fenómenos tropicales adversos, periodos prolongados de sequía, calimas y precipitaciones intensas, aparición de enfermedades tropicales, aumento del riesgo y de los efectos de los grandes incendios forestales o procesos de desertificación.

Morales recordó que el Instituto Universitario de Turismo y Desarrollo Económico Sostenible la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria habla de un impacto en el PIB de un 10%.

Tras resaltar que la central hidroeléctrica es el mayor proyecto de transición energética y de lucha contra el cambio climático que hay en estos momentos en Canarias y sin duda uno de los mayores de toda España, Morales explicó que «esta inversión de cerca de 400 millones de euros es el corazón de la transición energética y ecológica de Gran Canaria, ya que aumentará la penetración de energías renovables en un 36% y hará de gran pila de almacenamiento para alcanzar que en el año 2026 entre el 51% y el 70% nuestra energía eléctrica sea de origen solar y eólico».

La central también supone el almacenamiento de 700.000 metros cúbicos de agua al año para el sector primario y la lucha contra la desertificación de una parte importante y fundamental de la isla, como son las cuencas de Mogán, Tunte y Tejeda.

Según el programa de Acción Nacional contra la Desertificación del Ministerio para la Transición Ecológica, el 90% del suelo de Gran Canaria tiene gran riesgo de desertificación y el salto de agua es el gran instrumento para frenar ese proceso destructivo. Además, la desaladora contará con un bastidor adicional que, gestionado por el Consejo Insular de Aguas, permitirá producir agua para el sur turístico.

3.500 Puestos de trabajo

  • La construcción de la central generará unos 3.500 empleos, entre directos e indirectos, especialmente durante las obras, pues en mantenimiento requiere poco personal.

400 Inversión 

  • Salto de Chira tendrá un coste de unos 400 millones de euros, según los cálculos de Red Eléctrica, y aumentará la penetración de las energías renovables en un 36%.

5 Duración de las obras

  • El plazo de ejecución de la central es de cinco años desde el inicio de los trabajos, por lo que podría entrar en funcionamiento a mediados de 2026 si inician durante este verano.

20% Reducción de emisiones

  • La planta reducirá en un 20% las emisiones contaminantes de Gran Canaria. Permitirá disponer de 700.000 metros cúbicos de agua al año para el sector primario, repoblaciones y la lucha contra incendios.

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