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Las reticencias en la Cumbre dejan al Roque Nublo fuera del Parque Nacional

Tejeda, Artenara y Mogán ceden a La Aldea el protagonismo en el futuro espacio protegido

Las reticencias en la Cumbre dejan al Roque Nublo fuera del Parque Nacional | | LP/DLP

Una ampliación del futuro Parque Nacional de Gran Canaria desde Guguy hacia la Cumbre de la isla va a encontrar reticencias en los municipios involucrados, que no apoyarán la propuesta del Cabildo hasta conocer las condiciones para los terrenos privados y los núcleos de población que queden en el interior del territorio que se pretende declarar como quinto o sexto espacio de máxima protección en el Archipiélago, pues la isla de El Hierro también amaga con entrar en esa carrera con una propuesta de Parque Nacional en el Mar de Las Calmas.

Las reticencias en la Cumbre dejan al Roque Nublo fuera del Parque Nacional Jesús Montesdeoca

El gobierno del Cabildo de Gran Canaria sostiene que quiere ser “ambicioso” y que su solicitud al Estado abarque la mayor superficie posible, para que además de la protección del medio ambiente se convierta en un nuevo atractivo turístico de la isla. A la espera de una reunión prevista para la próxima semana, en la que se analizará la estrategia para la tramitación y las opciones para delimitar el perímetro, ya se da por hecho que el Monumento Natural del Roque Nublo y otras zonas protegidas de la Cumbre quedarán fuera del futuro Parque Nacional.

Por ahora solo se ha planteado incluir la actual Reserva Natural Especial de Guguy, tras adquirir a la Agencia Tributaria las fincas que se embargaron al empresario Jaime Cortezo, y la cercana Reserva Natural Integral de Inagua, aunque sin descartar posibles ampliaciones hacia los otros espacios protegidos del oeste de la isla.

En la idea de que el Macizo de Guguy sea el epicentro del deseado Parque Nacional, la unión con Inagua es la más factible, pues los terrenos que hay entre medias no tienen población y ya están protegidos al formar parte del Parque Rural del Nublo. Se trata del espacio conocido como La Montaña del Lechugal, entre las degolladas de Tasartico y de La Aldea, donde la única infraestructura existente es la carretera que enlaza La Aldea y Mogán.

Las demás posibles ampliaciones chocan con los recelos de los ayuntamientos y las poblaciones de Tejeda, Artenara y Mogán, que parecen admitir de buen grado que el corazón y todas las instalaciones asociadas a un Parque Nacional se ubiquen en el municipio de La Aldea, cuyo Consistorio sí ha mostrado un claro apoyo a la declaración y al modelo turístico que representa.

Inés Jiménez, consejera de Medio Ambiente del Cabildo, admite que la delimitación va a resultar «compleja» y la primera precaución será no repetir los errores de los anteriores intentos de crear esa figura medioambiental. «Vanos a retomar la declaración porque al principio quizás no se explicó bien y hubo un rechazo, pero estamos en un momento histórico distinto; ya se ha adquirido una gran parte de esa reserva y tenemos que valorarla», apunta Jiménez, quien augura que durante la elaboración del Plan de Ordenación de Guguy ya se percibirán las dificultades que pueden aparecer, «pues el consenso con la población es vital».

La consejera comenta que «es posible agrandar el perímetro hacia otros espacios vírgenes de la Isla, donde no hay núcleos urbanos, pero lo otro es más complejo, pues hay limitaciones por la presencia de zonas agrarias y urbanas». Por tanto, aboga por buscar acuerdos porque «no se le puede imponer a la población».

Prudencia

«Lo ideal -añade Jiménez- sería ser ambiciosos, pero no si esa ambición significa falta de consenso y no hacerlo bien; nosotros estamos siendo muy prudentes porque un Parque Nacional no es cualquier cosa, tenemos que tener cubierta una logística y el consenso con la población».

A su juicio, la unión de los pinares de Inagua, Ojeda y Pajonales a los terrenos adquiridos en Guguy no conllevará mayores dificultades, pero reconoce que «si se repite la contestación en los municipios cumbreros habrá que sentarse con ellos, pues los gobiernos municipales son los que están más cerca de los vecinos y los que tienen un ascendente importante a la hora de informarles y convencerles de las ventajas de tener un Parque Nacional».

El principal rechazo ha procedido hasta ahora del Ayuntamiento de Tejeda y de colectivos de ese municipio, sobre todo a partir del segundo intento promovido a partir de 1985 por el entonces presidente del Cabildo, Carmelo Artiles. Uno de sus sucesores, José Macías, lo intentó a mediados de la década de 1990, pero también tiró la toalla por la negativa de Tejeda y del Gobierno de Canarias.

Francisco Perera, alcalde de Tejeda, rememora aquellos enfrentamientos entre el Cabildo y los detractores: «En su día se habló mucho, tanto por parte de los promotores como por los vecinos, y al final se acordó no continuar con la declaración de Parque Nacional y se convirtió en un Parque Rural, que no es lo mismo, pero sí algo similar».

Perera entiende que el monte público si puede ser destinado a Parque Nacional, pero en el resto del territorio hay que valorar los pros y los contras, pues «muy cerca» de esos espacios protegidos hay población, agricultura y ganadería. En concreto, el barrio de El Carrizal está al lado de los pinares de Ojeda e Inagua y El Juncal está casi integrado en Pajonales.

«Están muy cerca del monte público, con lo cual habría que ver cómo quedan esos barrios», señala el alcalde, quien recuerda que el Cabildo es propietario de una gran extensión en el parte alta del municipio y podría incorporarla. A su juicio, antes de solicitar la declaración habría que difundir la normativa que regula los Parques Nacionales para que luego el pueblo se pueda pronunciar.

«No podemos decir que sí o que no sin conocer esa normativa; en el actual Parque Rural hay muchos núcleos de población dentro y no solamente se trata de sus viviendas, sino de su medio de vida», argumenta Perera, quien aboga por «trabajar con ganas y con ilusión, pero también si crispación por ambas partes».

Jesús Díaz, alcalde de Artenara, sí se muestra partidario de la declaración -«estaremos encantados con todo lo que sea cuidar y preservar nuestro medio ambiente», dice-, pero coincide en que también se informe a la población cuáles son las consecuencias para los vecinos que tienen terrenos agrícolas en el interior o para actividades como la caza, el ecoturismo, el ciclismo o las carreras de montaña.

«Tener un Parque Nacional en el municipio sería maravilloso y beneficioso, pero hay que verlo todo, también los posibles inconvenientes, porque la polémica que hubo en Tejeda en los anteriores intentos fue porque no se vendió bien la propuesta; yo personalmente lo veo muy bien, pero con información para que luego no haya quejas, poner todas las cartas sobre la mesa», insiste.

La alcaldesa de Mogán, Onalia Bueno, también muestra sus recelos a la vista de la experiencia con el Parque Rural del Nublo. «Me parece bien, pero que la protección no nos impida acceder a nuestros parajes naturales y disfrutarlos con responsabilidad», alega. Los otros dos espacios protegidos del municipio, Inagua y Tauro, no tendrían problemas de ser incluidos, pues carecen de población en el interior.

José Julio Cabrera, geógrafo, expresidente de Ascan y uno de los redactores de la primera propuesta de Parque Nacional, la del año 1974 del botánico Günther Kunkel, es partidario de excluir la parte alta de Tejeda, por su histórico rechazo, y concentrar la propuesta en La Aldea, formando una herradura alrededor del pueblo con Guguy, Inagua y Tamadaba. «Yo no me iría a peleas, pues esos tres espacios tienen unos valores botánicos y geológicos que justifican por sí solos la declaración, mientras que para la economía de La Aldea, sería un bombazo», sostiene.

Eugenio Reyes, portavoz de la Federación Ecologista Ben Magec, aboga por unir a Guguy todos los espacios naturales que sean posibles, incluso el Parque Natural de Pilancones y Amurga, aún si proteger. «Gran Canaria tiene una nueva oportunidad de seguir cuidando el medio ambiente y hay que aprovecharla», concluye.

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