En el año 1962 se produce todo un acontecimiento en la cima de la Montaña de Arucas, cuando se inaugura en lo alto del cráter del emblemático cono volcánico que preside la ciudad, el Mesón, restaurante diseñado por el arquitecto Manuel de la Peña.
Ubicado en el que es considerado como uno de los mejores oteros de toda la geografía insular, con vistas al Teide, la cumbre, las Vegas de la localidad, buena parte de la costa norte, y la capital grancanaria, el lugar reúne a lo más granado de la época, desde los entonces príncipes de España a Santiago Bernabeú, desde Adolfo Suárez a toda la pléyade de artistas que poblaban los principales espacios televisivos.
El entorno, además, también se convertía en visita obligada de millones de turistas que sobre todo a partir de los 70, llevaron la postal de Arucas por todo el mundo.
Hoy, casi una década después de que cerrara aquél primer gran negocio, el panorama en la cima es desolador, tan solo maquillado por los últimos arreglos de fortuna que ha estado implementando el Ayuntamiento de Arucas tras un año, el del confinamiento, en el que el vandalismo se ha cebado con el lugar.
El posterior intento en 2014 de relanzar el lugar con la apertura de un nuevo restaurante, en el que incluso se llegó a recuperar la estructura original del prestigioso arquitecto racionalista, con el nombre de Corona de Arucas, fracasó apenas pasados dos años.
De aquella última intervención solo queda en el exterior unos grandes paneles con los que se intenta tapar un interior completamente arrasado, como también lo están los miradores de la bandas sur, norte y oeste, todo ellos dentro de la propiedad del Marquesado de Arucas.
Con ésta última entidad comparte la propiedad el Cabildo y el Ayuntamiento, una cuestión que desde siempre ha estado ligada a la gestión del espacio.
Según explicaba ayer el alcalde de Arucas, Juan Jesús Facundo, así como el concejal de Vías y Obras, Octavio Rodríguez, ambas partes, la pública y la privada, han llegado a un acuerdo en los últimos meses para compartir acciones encaminadas a recuperar el lugar para el ocio y también para la restauración, con una inyección económica de la corporación aruquense para una primera fase de 125.000 euros con la que se pretende dotar al dominio público, el orientado principalmente hacia el sur y este, de pérgolas, nuevas vallas y mobiliario urbano, además de cambiar el aspecto del portón instalado recientemente para tratar de minimizar los daños que ha venido sufriendo el entorno, entre ellos el derribo de buena parte de la baranda original.
Esta inversión es posible, según detallaba la concejal de Infraestructuras, María Esther Suárez, gracias a la liberación de fondos que permite la nueva norma del Gobierno de España sobre la utilización de remanentes municipales, que es con la que se ejecutará ésta primera intervención que debe estar finalizada a 31 de diciembre de este 2021.
De momento, en los próximos días se terminará de redactar el proyecto, según detallaba en la propia cima del cono volcánico Juan Jesús Facundo, para proceder a licitar la obra en los próximos meses. Rodríguez añade que esta rehabilitación se complementará con otra en el siguiente curso económico de un montante similar para rematar la intervención.
A ello se añadiría la instalación de luces de bajo consumo, lo que supondría otra partida de 500.000 euros para iluminar el acceso en toda la vía, algo que se está tramitando a través de la Mancomunidad del Norte.
Hay que subrayar que hasta este martes la parte más alta de la montaña se encontraba cerrada al público, tanto para el tráfico rodado como peatonal, con una valla en el arranque de la carretera y un gran portón en la parte más alta, y que quedarán abiertos a partir de ahora con un horario limitado de nueve de la mañana a ocho de la tarde.
En cuanto a la parte privada, Javier Vega del Grupo Marquesado de Arucas, reseñaba que justo antes del confinamiento unos inversores se habían interesado por reactivar las instalaciones del antiguo Mesón de la Montaña, luego Corona de Arucas. Ese interés, según afirmaba también ayer en el mismo lugar, no ha decaído, aunque ahora y tras los destrozos sufridos en el último año, reponer lo dañado supondrá un gasto de unos 600.000 euros.
Detallaba Vega que en el interior se ha arrasado prácticamente con todo, y que incluso en los propios miradores faltan piedras de las estructurass originales.
Estos problemas de vandalismo, abundaba ayer el alcalde de la ciudad, están representando en el último año un auténtico quebradero de cabeza, con episodios en los lugares de mayor atractivo del municipio, entre otros el Parque de Las Flores o en Hoya Ariñez, donde también se han producido desperfectos en el mobilidario público e infraestructuras.
El últmo capítulo tenía lugar este mismo fin de semana, obligando al grupo de gobierno a denunciar la rotura en el centro histórico de la ciudad de farolas y el robo de elementos ornamentales de las fiestas de San Juan, por lo que Facundo hacía un llamamiento a la ciudadanía para que colabore en la identificación de aquellos que se dedican a «menoscabar los bienes de todos».
