En el Valle de Agaete, por segundo año consecutivo, la Rama de San Pedro se quedó sin celebración, sin la música y sin el baile al son de las bandas. El distanciamiento social, que ha impuesto la pandemia, ha vuelto a impedir a los vecinos de este municipio norteño disfrutar de su verdadera fiesta, la que tradicionalmente se pasa junto a los amigos y la familia, porque no cuenta con la gran afluencia que se produce en agosto, en la víspera de Las Nieves.
Con todo, algunos vecinos se resistieron a quedarse sin cumplir con la promesa de caminar hasta el pinar de Tamadaba para coger la rama y acercarla después hasta las puertas de la iglesia. Y es que como señalaba ayer el concejal de Fiestas, Antonio José García, la celebración tiene para muchos también un sentido religioso, y por eso han sido algunos los vecinos que se han acercado hasta el pinar el pasado domingo y ayer lunes, porque, a sabiendas de que irremediablemente no había fiesta, «han querido cumplir con San Pedro ofreciéndole esas ramas».
Todo esto pese a la petición que hizo el Ayuntamiento a los vecinos para que no arrancaran ramas a fin de ayudar así a repoblar el pinar que fue pasto de las llamas en el incendio de hace dos años. Pero hay quienes han atendido a este consejo en favor de la flora de Tamabada, y quienes han cargado con todo lo que han podido a los hombros. «Se trataba de coger unas pequeñas ramas de forma simbólica», explicaba el edil de Fiestas de Agaete.
Con fuegos artificiales, a las doce de la noche se anunciaba en todo el Valle que ya era el día grande de San Pedro. Para hoy está prevista a las 12.15 horas del mediodía la celebración de la ofrenda al santo, y a las 21.00 horas habrá festival de música en el colegio Ana María Betancor Estupiñán.
