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Santa Brígida

Arde el morrión en la lucha de El Batán

Un grupo de voluntarios recrea momentos de la batalla que se libró en 1599 contra Van der Does

Recreación de la batalla de El Batán

Recreación de la batalla de El Batán La Provincia

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Recreación de la batalla de El Batán M. Pino Pérez

En la finca de El Galeón se vive la batalla de los grancanarios contra los hombres de Van der Does. Palos, cuchillos, audacia, y mucho calor, como el de este sábado, hicieron huir a los holandeses.

Enfundado en la vestimenta de alférez, cargando con la bandera de España, pero la blanca con la cruz de Borgoña en rojo, Yerout Tarajano, tuvo que quitarse este sábado por un momento el morrión de la cabeza debido al golpe de calor que ya apretaba a las doce de la mañana en Santa Brígida. «Estaba ardiendo», explicaba al primer grupo de personas que acudió al Parque Agropecuario de El Galeón para ver la recreación de como lucharon los milicianos grancanarios contra los hombres del militar holandés Pieter van der Does, que tras imponerse en los arenales de la capital, se dirige con unos 4.000 soldados por el barranco Guiniguada hacia Santa Brígida, donde justo en una casa de El Galeón se había refugiado el poder político y militar de la isla.

Fue un 3 julio como hoy, igual de sofocante, pero de 1599, un día en el que las elevadas temperaturas jugaron a favor de los grancanarios, que ya le habían cortado el agua a los atacantes. «El calor con esos pesados petos y cascos junto a las armas que cargaban iba dejando exhaustos a los holandeses porque se detuvieron antes en El Dragonal a saquear casas», contaba Vicente Jiménez Mesa, profesor jubilado de Historia que participaba en esta representación. Detallaba con la ayuda de dos grandes dibujos cómo fue la batalla primero en la capital grancanaria, y después en la Cruz del Inglés «donde les cayeron encima los milicianos». El hecho de que el ejército fuera escaso hizo que fueran los campesinos, se cree que apenas unos 1.200, los que con sus herramientas de labranza: rastrillos, hoces y cuchillos, se tuvieron que enfrentar al enemigo en una guerrilla en la que también fue clave la idea astuta del lugarteniente Antonio Pamochamoso de hacer sonar tambores y bucios para que el corsario creyera que se enfrentaba a un gran batallón, lo que determina su retirada.

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Recreación de la batalla de El Batán (3/07/2021) José Carlos Guerra

Resultaba sencillo trasladarse a la contienda vivida hace 422 años en El Monte dada la profesionalidad con la que se lo tomaban los voluntarios de las asociaciones Adhica, Custodes Atlantis y Onnibus. Aparte del vestuario, que contaban que ha sido diseñado tomando como referencia libros de historia y cuadros, cada uno de ellos se ponía en situación con sus armas o sus heridas, y relataba, a preguntas de los asistentes, muchos detalles históricos de lo sucedido en esa batalla. Entre las anécdotas apuntaron que la treta de los tambores, bucios y banderas agitadas se usó luego en la Guerra de la Independencia.

Algunos de los visitantes como Pilar y Nieves, que venían de Arucas, fueron hasta críticas y repararon, en voz baja, en que la encargada de dar la entrada hacia el primer pase, para el que había que atravesar unas veredas de tierra, leyera un texto y no lo memorizara para darle algo más realismo al momento.

Los niños Eduardo y Luis quedan fascinados con el arcabuz o los tubos de madera para guardar la pólvora

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Lo que más entusiasmó a los niños Eduardo y Luis fueron las armas y las representaciones de como fue la lucha militar con las lanzas y alabardas. El primero no quitaba la mirada de un arcabuz, y el segundo de las espadas de la esgrima, y disfrutaron unos segundos cuando se vieron con el casco de acero en sus cabezas o pudieron ver tener en su mano la pólvora para las cargas del arcabuz, que se guardan en unos tubos de madera de haya que llevaban los soldados a modo de bandolera y se le s llamaba ‘los doce apóstoles’.

Aunque quizás pensaban encontrarse con una escena más parecida a la serie Piratas del Caribe, sobre todo los niños, en este grupo de amigos a los que animó Dunia a acercarse hasta El Galeón «para incentivarles a conocer la historia y cultura de la isla», se interesaron por conocer más de cómo sus antepasados lograron salir victoriosos del ataque liderado por el almirante Van der Does, que llegó a Gran Canaria en busca de oro y dinero y se llevó hasta el reloj y las campanas de la Catedral.

Apenas media hora no daba tiempo para conocer ayer tanto detalle histórico. Diego que fue con su pareja Yanira y su bebé Erick, fue de los que se resistió a pasar a la siguiente recreación sin ahondar más en cómo fue aquella emboscada. Incluso las llamadas de Adrián Santana, este sábado el canónigo Cairasco de Figueroa, resultaron baldías.

Y es que lo que quedaba por ver era la parte más dramática, el hospital de campaña donde tenía espamos de dolor Francisco Socorro cuya mano quedó destrozada por un disparo de los holandeses , mientras que Juan Santana mordía un palo para aguantar las curas con alcohol y plantas medicinales. Mañana domingo, 4 de julio, se vuelven a repetir las recreaciones de esa lucha, que quizás podrían hacerse no sólo en el aniversario de la gesta.

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