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Santiago abre camino
Álvaro Monzón Experto senderista, escritor y peregrino

Álvaro Monzón: «El Camino de Santiago de Gran Canaria ya es un proyecto de Estado»

Álvaro Monzón, durante la entrevista en el parque de Santa Rosalía de Telde. | | JUAN CASTRO

El Camino de Santiago es este Año Santo Jacobeo una de las rutas senderistas más transitadas de Gran Canaria. Álvaro Monzón, experto en senderismo y sostenibilidad, considera que el camino debe convertirse en un eje vertebrador de la actividad cultural y económica de los pueblos. «Estamos esperanzados con la respuesta de la Administración», dice. Más de 10.000 personas han hecho el camino en lo que va de año. 

Dígame que ha hecho el Camino de Santiago.

Por supuesto, y en todas las direcciones y tramos (ríe). Realizar el camino supone una sensación personal de satisfacción y júbilo. Para mi, que soy católico, apostólico y romano, llegar al Templo de Santiago de Los Caballeros es una gran satisfacción. Hace apenas 15 días que hice algunos tramos.

¿En qué cree que radica la importancia del camino grancanario?

Es importante por varios motivos. Primero, por la devoción histórica al apóstol Santiago, al que ya situamos en Gáldar desde la época de Fernando Guanarteme; recordemos que ya en 1482 los castellanos celebran la primera misa con la imagen del apóstol. Segundo, por el hecho histórico de haber conseguido las bulas papales después del gran trabajo del párroco don Abraham, quien reivindicó ante el Obispado y luego ante el Vaticano la necesidad de obtener este documento, que llegó por primera vez en 1965 y de forma perpetua en 1992 y que permitió celebrar los años santos jacobeos con las mismas indulgencias plenarias que en Santiago de Compostela. Por último, porque es un eje vertebrador del territorio: el camino de Santiago es y debe ser un itinerario cultural que una a los pueblos y sus costumbres.

En una reciente ponencia en la Universidad de Verano de Maspalomas habló de hasta 100 valores asociados al camino.

Sí, el trazado actual entre Maspalomas y Gáldar es un eje tan importante que hemos estudiado que los valores asociados al camino superan los 100 elementos entre hitos geográficos, arqueológico, etnográficos y gastronómicos. Pero no solo eso, además el camino es un libro de geología porque en su trayecto el peregrino va descubriendo la isla desde la parte más antigua hasta la más joven y hallando paisajes insólitos y distintos a los del camino peninsular.

¿Cuáles destaca?

Puede ser una obviedad para cualquier canario, pero para mi los valores más importantes son la necrópolis de Arteara, un espacio con una antigüedad fechada de 1.300 años, lo que significa que la población que vivió en el valle de Fataga fue a enterrarse a ese cementerio. Imagine cuánta población existió para que hoy veamos tal cantidad de tumbas troncocónicas. Así que una de las posibilidades es que hoy el camino probablemente esté discurriendo por los caminos prehispánicos. El otro elemento geológico más importante es la ceniza volcánica que descubrimos en el tramo del Montañón Negro y la Caldera de Pinos de Gáldar. Es una experiencia de gran magnitud caminar por piroclastos de color negro que se mezclan con la bruma que llega del norte, y no es fácil encontrar en territorio europeo estos volcanes de hace 3.000 años. Es un paisaje inédito en los escenarios que conocemos del camino peninsular.

¿Qué criterios se han seguido para diseñar las etapas?

Las etapas están pensadas para los peregrinos que no están acostumbrados a estas rutas; debemos alejarnos de los arquetipos predefinidos que asocian el camino solo a senderistas preparados y montañeros. Se ha pensado, además, en clave de la población existente y las posibilidades que puede generar la dinámica peregrina en los pueblos del interior de la isla. El objetivo no es que los peregrinos lleguen al pueblo y se vayan, sino que visiten todos sus atractivos. El camino no debe ser una carrera, ya que lo ideal es que se haga en una semana para que los peregrinos vayan conociendo los distintos elementos culturales. Por ejemplo, en Arteara se podría visitar el museo de la necrópolis, en Fataga el molino de Cazorla, en Tunte la Casa de Los Yánez y en Tejeda el museo de plantas medicinales. Las distintas etapas están pensadas para darle dinamismo a los pueblos y generar economía.

Gran parte de su trazado discurre además por espacios protegidos.

Eso es. Arranca en la Reserva Natural Especial de las Dunas de Maspalomas, entra en la Reserva de la Biosfera, el Parque Rural del Nublo, pasa por el Patrimonio de la Humanidad de Risco Caído, por la Red Natura 2000 y por el paisaje protegido de las cumbres. Además, el camino se ha convertido en un proyecto de Estado porque en esta ocasión se han unido todas las instituciones públicas, es un hecho histórico. Habíamos tenido dos intentos, en 2010 y en 2011, pero nunca habíamos conseguido sentar en la misma mesa a los ayuntamientos, Cabildo, Gobierno de Canarias, Ministerios y la Iglesia.

¿Qué ha cambiado desde entonces?

Tras la toma de posesión del nuevo Gobierno en 2019 ha llegado una serie de personas comprometidas con el camino, entre ellas el director general de Ordenación Turística, Ciprián Rivas. El Gobierno trabaja ahora en la idea de que todas las islas tengan su propio camino de Santiago. Hay islas con una tradición jacobea importante, como La Gomera, allí los vecinos de Alajeró y Playa de Santiago tenían por costumbre realizar una pequeña romería para unir estos dos pueblos. Sobre esa base ahora el Ejecutivo está intentando unir a través de una ruta de 33 kilómetros los municipios de Valle Gran Rey, Vallehermoso, Alajeró y San Sebastián.

En Gran Canaria no hay más que hacer el camino para escuchar las quejas de los peregrinos ante la falta de señalización. Ahora solo hay unas flechas amarillas que alguien pintó con spray. ¿Vamos tarde?

Los peregrinos y las asociaciones llevamos años demandando mejoras en el camino, pero no llegaba ni el dinero ni la coordinación entre las instituciones. Ahora lo hemos conseguido.

¿Qué más falta? Para empezar, no hay albergues.

Además de la instalación de la señalética, hay preparadas una serie de actuaciones que van desde pequeñas obras civiles para acondicionar los senderos hasta el fomento de la creación de albergues. De hecho, Gáldar tiene un proyecto para habilitar un albergue en la antigua escuela rural de San José de Caideros. También se está pensando en habilitar zonas de descanso con sombra y aparatos para recargar el móvil.

¿Impulsar la actividad cultural hará que el camino no se quede en una moda en Año Jacobeo?

La idea es que no sea una cuestión transitoria, sino que se quede para siempre. Eso va a depender de los ayuntamientos y de la participación ciudadana en la toma de decisiones para que esto no sea solo una cuestión política. Es verdad que ahora el perfil del peregrino es local, pero hay mucha gente intentando venir desde la Península porque está conociendo que aquí hay otro camino. Eso sí, el camino de Santiago no debe quedarse en un asunto meramente turístico sino también de investigación histórica, investigación geológica y de la biodiversidad.

¿Qué futuro le ve al camino?

Muy halagüeño. Nunca antes estábamos tan esperanzados con la respuesta de las administraciones públicas. Hay que dar un aplauso a los ayuntamientos porque se están poniendo las pilas. Hay una dinámica y una cierta alianza de colaboración entre todos. A la tercera va la vencida.

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