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Santiago abre camino

El Camino de los Valores

La peregrinación milenaria por Santiago de Compostela y Gran Canaria sirve para la reinserción de menores en riesgo de exclusión social

La jueza de menores e impulsora del Camino de los Valores, Reyes Martel. | | UP2U

En 2016 empezó el Camino de los Valores impulsado por la Asociación #UP2U Project cuya presidenta es la titular del Juzgado de Menores número 1 de Las Palmas de Gran Canaria, Reyes Martel, con el fin de darle la oportunidad a los jóvenes con medidas judiciales tanto de la Isla como de distintas provincias de encontrarse a sí mismo mientras hacen la ruta de peregrinación milenaria en el corazón de Galicia, Santiago de Compostela, pero también en Gran Canaria. Una iniciativa que, según la magistrada, ya llevaba a cabo un juez de menores de Granada y que, tras un informe sobre la creación de medidas judiciales que se imponen a los chicos y chicas, se detectó la necesidad de promover la empatía, solidaridad, disciplina y el respeto.

Imagen de la peregrinación del Camino de los Valores en 2020. | |  UP2U PROYECT

En un momento determinado, Martel se sentó a pensar en esa peregrinación que llevaba su compañero en Andalucía y se encontró con una actividad en la que los menores podrían poner en práctica todos esos valores. «Hay un antes del Camino de Santiago y un después», resalta la jueza que es una enamorada de la historia y que descubre que en el Archipiélago existe la posibilidad de hacer la ruta jacobea entre Maspalomas, Tunte y Gáldar. Por lo que finalmente se decantó por empezar en este «tesoro» canario. Después, decidió prolongar la aventura hasta Galicia, desde A Coruña hasta Santiago de Compostela en los que ya han participado unos 900 menores.

Iván Sánchez, uno de los jóvenes que vio la luz al final del Camino. | | JOSÉ CARLOS GUERRA

«Sirve para aprender y recordar valores porque durante el camino vamos solos y acompañados, nos encontramos con diferentes historias» que hacen ver que todas las personas pasan por situaciones complicadas y «funciona al punto de que muchos de los que fueron debido a una medida judicial ahora son voluntarios de la asociación y lo hacen cada año». Pasa de ser «obligación y terminan enganchados, al punto de cambiarles la vida a los chicos y chicas que participaron en la peregrinación. Una muestra de ello es Iván Sánchez, un grancanario de 23 años que cuando contaba con 17 tuvo una medida judicial por motivos que prefiere no divulgar ya que entiende que lo realmente importante es «lo que hagas y no lo que hiciste en tu pasado», siempre que se esté dispuesto a cambiarlo para bien. Por lo que prefiere que se le conozca en esta nueva etapa de su vida en la que es community manager de la asociación que preside la jueza a la que conoció en uno de las ediciones del Camino de los Valores del que también es voluntario. «Tenía la idea de que iba a caminar, que seguramente lo haría de mala manera pero vi mucho compañerismo de gente que no te conoce de nada. Se crea un vínculo tras estar tanto tiempo con ellos caminando y ves que tu vida puede que no haya sido tan difícil como las de otros que, ademas, lo han sabido llevar y hace que no te enfoques en lo malo y en tus errores» cuenta el joven que tras hacer la peregrinación se percató de que le gustaba la idea de «ayudar a los demás a mejorar su vida, sus ideas y a darse cuenta de que los fallos están para cometerlos y aprender de ellos». Iván no busca ser un referente, pero si se siente «realizado» cuando evita que alguien se equivoque.

«Siempre digo que el camino es un punto de inflexión para la reinserción de los jóvenes y una puerta abierta para romper estigmas sobre las medidas judiciales impuestas a menores con conductas radícales o que cometen errores», añade al tiempo que resalta que la sociedad tiene «la mente cerrada» en que la gente no puede cambiar porque han cometido ciertos actos. «Se juzga demasiado lo malo y no lo bueno», indica el grancanario a la vez que apunta que algunas personas no son «capaces de dar una segunda oportunidad», esa que, a su juicio, «todos merecen». «Cada uno tiene su proceso de maduración, transformación y crecimiento como persona y el camino tiene un significado para cada uno que pueden tardar años en descifrar. Se toma como un castigo, pero depende de quien lo mire, para mí fue un salvavidas. Es una actividad que la sociedad puede ver mal «para un grupo de personas que han tenido circunstancias difíciles y han cometido un error» al punto de que el joven revela que llegan a sentirse «culpables» y que no se merecen tener la oportunidad de hacer una actividad bonita que les ayuda a crecer como persona, sino «un castigo». Para él, este camino es, sin duda, «una manera de reeducar» que no se frustra ni con la crisis sanitaria y es que en 2020 se llevó a cabo y este año esperan a la evolución de la pandemia para determinar la fecha de la peregrinación que en principio será antes de finales de este 2021.

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