En torno a un centenar de personas acudieron durante la tarde de ayer a la parroquia de San Pedro, en Bañaderos, en el municipio de Arucas, con motivo de la misa funeral por Manuel Sosa Medina, conocido y llamado como Sandokán, que falleció el pasado sábado, día 7 de agosto, a los 67 años, y cuyos restos mortales fueron incinerados el pasado domingo. Unas 85 personas estaban en el interior de la iglesia, donde se cumplieron de forma rigurosa el aforo y las normas sanitarias en relación a la pandemia por el coronavirus, mientras una quincena se encontraban en el exterior, en la plaza.
Entre los asistentes se hallaban su esposa Teresa Gutiérrez, las hijas de ambos Teresa, Yaiza y Melisa Sosa Gutiérrez, así como un hermano y una hermana de Sandokán; y otros familiares y amigos, que no quisieron faltar a este acto religioso en recuerdo a este héroe y marinero que rescató a cientos de personas en la costa norte de Gran Canaria, que conocía muy bien, así como sus corrientes, oleajes y días malos. El primer rescate lo hizo cuando sólo contaba con 15 años.
A Sosa no le importaban los números, ni saber con exactitud a cuántas personas había salvado con su barca de seis metros de eslora, sino que le costaba mucho olvidar a cada uno que había sacado sin vida del agua.
El Ayuntamiento de Arucas anunció el martes la futura colocación de un busco en memoria de Sandokán en El Puertillo, su pueblo natal. Allí, los artistas Richard Santana y Kiriat Mendoza realizaron un mural en un inmueble dedicado a Sandokán, que mide ocho metros de alto por otros tanto de ancho, y que fue inaugurado en septiembre de 2020.
