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Sucesos históricos

Un alcalde de Ingenio de armas tomar

Un día de junio de 1919 el primer edil de Ingenio, Bartolomé Espino, apuñaló a un concejal opositor tras unas elecciones

Corporación municipal de Ingenio en el año 1875.

La disputa por el resultado de unas elecciones celebradas en Ingenio en junio de 1919 por poco le cuesta la vida a Domingo Martín Rodríguez, concejal de la oposición en aquella localidad grancanaria. El cuchillo lo empuñaba el alcalde, Bartolomé Espino Gil. El pueblo vivía entonces una virulenta confrontación entre las dos facciones políticas.

La noche del primer día de junio de 1919, domingo, varios vecinos de Ingenio discutían acaloradamente en el cafetín Faustina cuando sonaron en la puerta tres golpes apresurados. Era el alcalde, don Bartolomé Espino Gil, de 37 años. Hacía rato que las elecciones de diputados a Cortes se habían celebrado con gran rivalidad política en el pueblo.

El abogado grancanario Leopoldo Matos y Massieu (1878-1936), del partido liberal conservador, resultó triunfador, seguido muy de cerca por el también abogado y periodista Baldomero Argente del Castillo (1877-1965). Son nombres familiares de los periódicos canarios.

Aún resonaban las palabras pronunciadas por don Leopoldo Matos, luchando con brío por el porvenir, quien dos años más tarde se convertiría en Ministro de Trabajo. "La contemplación del Puerto, insuficiente para albergar los barcos que la guerra detuvo, hace pensar en la necesidad y urgencia de ampliarlo para recoger el tráfico intenso que traerá la paz y hacer frente a peligrosas competencias ya planteadas", decía.

En aquel año 1919 el panorama, sin embargo, no podía ser más sombrío para Gran Canaria. La Primera Guerra Mundial, que asolaba los campos europeos con su inevitable secuela de dolor y de sangre, se dejaba sentir en las Islas. La disminución del tráfico marítimo, en una economía en estrecha dependencia del exterior, redujo la actividad económica hasta unos límites difícilmente tolerables para las duras condiciones en que se desenvolvía la vida de gran parte de la población grancanaria.

Eran las once de la noche cuando el concejal Domingo Martín Rodríguez, el más próximo a la entrada del cafetín de don Bartolomé Hernández, abrió la puerta y vio de frente la figura del alcalde de Ingenio, don Bartolo, su enemigo político

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Lo cierto es que una vez concluyeron los escrutinios, el cafetín de don Bartolomé Hernández era un hervidero político, comentándose las incidencias habidas durante la jornada electoral. Eran las once de la noche cuando el concejal Domingo Martín Rodríguez, el más próximo a la entrada del local, abrió la puerta y vio de frente la figura del alcalde de Ingenio, don Bartolo, su enemigo político, pues Domingo era primo de Juan Morales Martín, jefe político del partido opositor en el Ayuntamiento.

"¿Dónde está la dueña?", preguntó don Bartolo. Domingo señaló a la propietaria, pero "después de cambiar unas frases gruesas" sobre el resultado habido en las elecciones, relataba LA PROVINCIA entonces, el alcalde se alteró de tal modo que "echó mano a la cintura, de la que sacó el cuchillo de los llamados canarios y se lo hundió dos veces en el vientre a Martín". Las puñaladas fueron ejecutadas con tal rapidez que las otras personas que esa noche se hallaban en el establecimiento apenas tuvieron tiempo de evitar la agresión.

La primera cuchillada alcanzó de lleno el vientre del edil, provocándole una herida de gravedad. El agresor intentó repetir el ataque, pero en esta ocasión Domingo pudo sujetar el cuchillo con su mano izquierda, cortándose dos de sus dedos. Fue en ese instante cuando se vio huir al alcalde iracundo. Dos tertulianos le siguieron hasta cerca de su casa, situada en la calle "de Alante", "donde el alcalde les amenazó con la misma arma que aún no había soltado", señalaba el periódico Renovación, que tituló como el "El matonismo del alcalde" aquel suceso sangriento. Uno de los vecinos abandonó el cafetín para avisar al médico del pueblo, y otros ayudaron a evacuar al herido hasta su casa, donde se le realizaron las primeras curas de urgencias. Poco después llegaba a caballo el señor Melián, médico forense de Telde y encargado del informe clínico del concejal herido.

A la ciudad

Esa noche su agresor no pudo ser detenido. Según la prensa de la época, a la mañana siguiente, muy temprano, don Bartolo acudió a la ciudad en busca de "influencias para ciertas cosas que son a veces necesarias...". Ese lunes, y por recomendación de las autoridades que visitó, el alcalde de Ingenio se entregó al juez de instrucción de Telde, el señor Cobián, quedando recluido en la cárcel, bajo la acusación de un delito de lesiones.

El suceso causó una gran indignación en el pueblo de Ingenio, sobre todo entre los partidarios de la oposición municipal, que observaron, estupefactos, cómo una semana después el alcalde recobraba la libertad tras pagar una fianza de mil pesetas.

"El alcalde autor de este hecho repulsivo que ha estado a punto de costar la vida a un hombre, sigue en el pueblo del Ingenio investido de su autoridad, como si nada hubiera pasado", denunciaba La Gaceta de Tenerife. Entonces no se daban por concluidas las luchas enconadas que debilitaban las energías del pueblo y entorpecían la acción política.

Un grupo de vecinos en una calle del pueblo de Ingenio en 1927. Kurt Hermann

Un destacado político

El alcalde Bartolomé Espino Gil era uno de los mayores contribuyente del pueblo de Ingenio y destacado miembro de la Sociedad de Pastos, que llegaría a presidir, y miembro de la Heredad de Aguas de la Acequia Real de Aguatona. Pero también debió ser un personaje de carácter, pues durante su vida protagonizó varios altercados graves sacando a relucir su cuchillo canario. “Don Bartolo”, como era conocido en el pueblo, nació el 22 de septiembre de 1872 y era uno de los hijos del matrimonio formado por don José Espino Suárez, natural de Ingenio, y doña Lucía Gil Sánchez, nacida en la Vega de San Mateo y casada en Ingenio tras estar destinada allí como maestra.

El padre de nuestro personaje, don José, también había sido alcalde, según acredita el Cronista Oficial, Rafael Sánchez Valerón, que ha realizado un estudio inédito sobre su vida.

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