Todo tipo de productos naturales fabricados en Gran Canaria para el consumo local con nuevos ingredientes que enriquecen la gastronomía de la Isla. Desde mermeladas hasta mieles, pasando por panes, dulces, gofios, vinos, frutas, verduras, mojo, huevos, etc., repartidos en un total de 36 expositores. Es la feria Km.0, que el pasado fin de semana celebró su cuarta edición en Fontanales con una primera jornada el pasado sábado a la que acudieron unos 1.300 visitantes y una segunda jornada ayer en la que casi se dobló esa cifra.
Nada más llegar los visitantes son recibidos por los miembros del protocolo de seguridad que hacen un esfuerzo ímprobo para que se respeten las medidas de control anti-covid permitiendo tan solo un aforo de 190 personas como máximo, además de la prohibición de comer en el recinto -ya habían zonas especiales habilitadas- toma de temperatura, etc.
El expositor más demandado por los visitantes, con largas colas, fue el de La Croquetería de Moya
Organizada por el Cabildo grancanario con la colaboración del Ayuntamiento de Moya, el evento es parte del programa de Fiestas de San Bartolomé y se encuadra dentro de las acciones de dinamización del programa La Cumbre Vive con el propósito de ayudar a consumir los productos locales en Gran Canaria. Una feria itinerante, que cada dos meses se celebra en un municipio diferente y que el pasado fin de semana recalaba en Fontanales tras su paso por Ingenio, Moya y Arucas. Laura Morate, coordinadora de proyectos de la empresa de gestión Elipse, encargada de la instalación, señalaba que el 50% de los productos son del municipio en el que lo celebran, como ahora es Moya, y el otro 50% del resto de la isla. «Nos vamos moviendo en función del recinto y los niveles de alerta» afirma. El espacio estaba totalmente cubierto por una serie de paraguas ya que, al ser una explanada donde aprieta mucho el sol, la organización diseñó esta idea para aliviar el calor. Incluso su personal suministraban paraguas a los que esperaban en la cola de la entrada.
El expositor estrella fue La Croquetería de Moya con una extensa variedad de croquetas caseras frescas y croquetas gourmet. Pero también tuvieron mucho éxito el mojito de guarapo, los bizcochos y los pasteles y, sobre todo, las queserías con cinco estantes.
Gofio
Durante el recorrido llamaba la atención la forma en la que experimentan los reposteros. Así, en la carpa Molino de gofio San Pedro, una fabrica situada en La Atalaya desde 1950, donde trabajan José Antonio Hernández y Lidia Almeida, señala el primero que «lo hacemos con millo que se lo compramos a los agricultores de la isla». Y aparte del gofio de millo, «fabricamos gofio de cinco cereales, trigo, espelta y gofio sin gluten para gente diabética o para niños. Son productos sin sal y sin azúcar, realizado con un grano puro y hecho a mano porque no hay máquina, todo es material de madera».
También suscitó mucho interés la Fábrica de Bizcochos y Suspiros de Moya Dorados. Estrella Gil recuerda que llevan funcionando desde 1930, con mucha variedad ya que, aparte de los bizcochos y suspiros, tienen «queques caseros, mantecados, rosquillas de nata, morenitos, bolo de anís, bollo frito, dulces, o bizcochos más ligeros». En Colmenar la Violeta, Iván Santana es un especialista en miel de Tajinaste y relinchón de Fontanales, mieles multiflorales y con productos como polen o jalea real. Se define como orgánico porque cuida «cada elemento con el que interactúan mis productos», eo-friendly ya que «intento minimizarla la huella que dejan mis productos», y natural al estar recolectada «en un entorno natural y directamente de la flor a tu mesa».
Rosario Bárcenas, de Chorizo Terorero, vende chorizos de Teror, morcillas dulces con pasas y almendras y sobrasadas. «Tenemos el chorizo ibérico más fino y el chorizo de Teror de toda la vida, además del chorizo rosa que no tiene pimentón y es menos picante, al igual que la morcilla dulce».
En Mermeladas Mamasayo, la veterana dueña asegura que todo es artesanía. «El producto típico de la isla es el mojo y yo tengo el rojo, verde o picón, pero nos salimos con otros sabores atrevidos como ajo negro, batata, etc.» En el expositor hay mermeladas con y sin azúcar. Las primeras son «azúcar de abedul, especial para diabéticos y veganos que no sube el nivel lucémico ni produce caries». La línea de humus incluye una variedad de ochos diferentes sabores como aguacate, garbanzos, batata, remolacha, etc. «que muchos veganos lo utilizan porque es todo vegetal», pero uno de sus productos estrella es el almogrote, un mojo con textura de paté, elaborado a base de queso añejo.
Cinco diferentes casetas mostraban inéditas y exitosas aproximaciones al queso de la Isla
Finalmente, entre las queserías llama la atención La Quesería Mansueto, cuyo propietario, Giuseppe señala que «hacemos queso sin conservantes, quesos italianos con leche de vaca canaria, principalmente», además de mozarella fresca en distintos formatos y estos mismos productos ahumados. «Hacemos mantequilla artesanal, y una ricotta muy parecida al típicos requesón canario».
Entre los asistentes, había gente de todas las edades. Melany Montesdeoca es una joven de Guía, que vino a comprar las galletas de las Cookies 21 «que mi hermana conoció por un primo nuestro en otras ferias». Unas galletas de chocolate muy sabrosas. Y Francisco Casillas, del Tablero, asegura que «he probado desde las mermeladas de tuno indio hasta el pan de mango o aguacate, quesos, pastas, etc.» Y opina que «se ha modernizado mucho la gastronomía canaria y muchos productos los conocía ya por las redes sociales».
