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Medio Ambiente

El Gobierno lanza un plan para evitar la presión humana sobre las lechuzas

Transición Ecológica destina 15.000 euros a colectivos de ocio y deporte que trabajen por su preservación | La subespecie endémica corre el mayor peligro

Una pareja de lechuza canaria oriental en un criadero. | | LP/DLP

Los atropellos en las carreteras, los venenos, la pérdida de hábitats, la desaparición de la agricultura o la caza furtiva han reducido en los últimos años el número de lechuzas en el Archipiélago y han puesto especialmente en riesgo a la subespecie endémica, la denominada lechuza canaria oriental (Tyto alba gracilirostris). Esta situación se pretende revertir ahora con un plan de conservación que involucre también a los colectivos sociales relacionados con los deportes de naturaleza, pues la presión de escaladores, senderistas o espeleólogos sobre las zonas de nidificación es otro de los motivos de su paulatino retroceso.

El Gobierno de Canarias, a través de la Consejería de Transición Ecológica, Lucha contra el Cambio Climático y Planificación Territorial, anunció ayer que ha destinado 15.480 euros del Plan de Conservación de la lechuza canaria oriental a la contratación de actuaciones para «la integración, apoyo y participación de los colectivos relacionados con actividades de ocio y tiempo libre».

El proyecto se ejecuta en las islas de Lanzarote, Fuerteventura, Gran Canaria y Tenerife

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Este presupuesto, explicó, está cofinanciado por la Unión Europea a través del Programa Operativo Feder Canarias (2014-2020). El ámbito de actuación del servicio será las islas de Lanzarote, Fuerteventura, Gran Canaria y Tenerife, y el plazo máximo para la ejecución de los trabajos es el 10 de diciembre de 2021.

La disminución de ejemplares de lechuza es algo conocido y constatado, pero se siguen estudiando los motivos y anteriores trabajos ya han apuntado algunas medidas para preservar la especie, tanto la común como la exclusiva de Lanzarote, Fuerteventura y sus islotes, que en el pasado también habitó en islas como Gran Canaria y La Gomera.

Colisiones

«Los problemas de estas aves son los derivados del desarrollismo», aseguró Pascual Calabuig, veterinario del Centro de Recuperación de Fauna Silvestre de Tafira, donde llegan lechuzas heridas por colisiones con coches o enfermas tras comer roedores previamente envenenados con productos tóxicos utilizados en la agricultura.

Las lechuzas, subrayó Calabuig, cazan de noche, guiándose por el oído y en total silencio, pero no siempre son capaces de detectar los vehículos y muchas aparecen muertas o malheridas en los bordes de las carreteras, donde buscan ratones, ratas, reptiles o pequeñas aves. Estudios realizados en Lanzarote y Fuerteventura señalan los atropellos como uno de los principales factores de la disminución de la especie endémica, incluso con los tramos de carretera más peligrosos.

«El otro gran problema -añadió Calabuig- son los venenos para ratas y ratones, que están elaborados a base de anticoagulantes; esos roedores, cuando están envenenados, son más fácil de cazar y las lechuzas, al comerlos, se van intoxicando de manera crónica, con problemas de coagulación que se curan con transfusiones y pinchazos de vitamina K, que es el principal antídoto contra esos venenos».

Los mayores peligros son los atropellos, los venenos, la pérdida de hábitats o el expolio de nidos

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El veterinario aplaudió la iniciativa del Gobierno regional porque, afirmó, «cada vez se ven menos lechuzas y está bien que se hagan inversiones para saber que está ocurriendo realmente». En el Centro de Recuperación de Tafira, aparte de curar a las que llegan heridas, se realizan pruebas de cría en cautividad y han salido dos camadas en el último año.

En el anuncio del Gobierno, el consejero José Antonio Valbuena declaró que «el objeto de esta contratación es la realización de una serie de acciones que nos permitan obtener, en el marco del plan de conservación, el apoyo y participación de escaladores y otros colectivos relacionados con actividades deportivas, recreativas, de ocio y esparcimiento en la naturaleza, así como también el de aquellas unidades de las administraciones públicas que desarrollan su actividad en las áreas de importancia para esta especie».

En la actualidad, recalcó, el crecimiento poblacional en nuestras islas, y con ello el aumento de las actividades antrópicas, presionan y ponen en riesgo a la lechuza canaria oriental. Según el consejero, las principales amenazas detectadas sobre esta especie son achacables a molestias humanas, por un auge de las actividades recreativo-deportivas que se desarrollan en zonas concretas con reducida superficie de nidificación; al aumento de la red viaria, que deriva en un incremento del riesgo de colisiones; incidentes con tendidos eléctricos; el uso de rodenticidas anticoagulantes; o la mezcla genética por el escape de rapaces exóticas tras su tenencia en cautividad.

Entre otras medidas, los expertos han propuesto un análisis específico en cada una de las islas para conocer con exactitud su distribución; realizar estudios genéticos; eliminar las campañas de desratización con anticoagulantes; o evitar el expolio de nidos.

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