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Sector Primario

Los viticultores esperan superar la producción de uva del pasado año

La reciente ola de calor ha adelantado el tiempo de vendimia pero sin mayores consecuencias | El frío de primavera ha favorecido la incidencia del mildiu

Vendimia nocturna en las vides de Bodega Las Tirajanas. | | LP/DLP

A pesar del surtido cóctel de fenómenos meteorológicos que se han registrado en la isla de Gran Canaria a largo del presente año agrícola, los cultivadores de uva esperan superar en producción a la cosecha del pasado año, «pero sin batir ningún récord», subraya Pedro Suárez, presidente del consejo regulador de la Denominación de Origen Protegida Vinos de Gran Canaria, lo que implica que en principio no se superará la de 2019, una de las mejores vendimias en varios puntos de la isla.

Hay que subrayar que la capacidad de recolección es muy variable en el territorio insular ya que depende no solo de las cotas en las que se cultiva sino también en qué vertiente. A ello se añade que en estos momentos el sector se encuentra en el ecuador de la vendimia, que comienza a mediados de julio en el sur, para ir paulatinamente recogiendo hacia el norte y a alturas más elevadas hasta finalizar en el mes de noviembre.

Con todo, Suárez, ofrece unas primeras estimaciones con datos provisionales de 19 bodegas que agrupan a 42 viticultores a fecha de este pasado viernes que, con la cautela del momento apuntan a una mejoría con respecto a 2020.

A modo orientativo y en casos concretos de viticultores o bodegas que ya han finalizado la vendimia, en la capital de la isla el total de la cosecha recogida asciende a 10.700 kilos de uva, frente a los 8.244 anotados en el mismo periodo del pasado año 2020, pero aun por debajo de lo recolectado en 2019, con 11.163 kilos.

En el caso de otras producciones de San Bartolomé de Tirajana se aprecia en una de sus bodegas una vendimia inferior a las anteriores, con una diferencia de más de 4.000 kilos, pasando de los 16.623 kilos de 2020 a los 11.596 actuales, un dato que hay que poner en cuarentena dado que otras firmas, como Bodega Las Tirajanas, que también ha comenzado a recoger, calcula que superará a la del año anterior en torno a un 10 ó 15 por ciento, y además, «de muy buena calidad».

Aunque el premio gordo, de momento, si bien aún con el grueso de la producción por pasarla al lagar, se lo llevan las fincas de Gáldar, donde a estas fechas de agosto están superando las anotadas en estas alturas en los años 2019 y 2020. Así, si hace dos años ya habían pesado 784 kilos, y el pasado, 643, este viernes superaban los 1.165 kilos.

Suárez explica que las inclemencias meteorológicas de este año han estado protagonizadas por la elevada posición de los alisios, que se han establecido a la altura de los mil metros en la vertiente norte y que el frío ha afectado en primavera, potenciando el mildiu, lo que secado racimos «en toda la parte norte».

A eso se añade una reciente ola de calor «que ha hecho que se adelante la vendimia», si bien el invierno y primavera de lluvias abundante han resguardado las vides sin mayor consecuencia.

Lo que sí indica Suárez, es que todo este entrante de meteoros apuntan a la tropicalización del clima en las islas, algo «que nos obliga a probar diferentes técnicas porque a veces el tiempo te coge con el paso cambiado y no sabes qué sistema aplicar, si airear los viñedos o no hacerlo, porque a veces están menos afectados de plagas justo donde corre el aire». Por este motivo asegura que «nos encontramos experimentando continuamente, adaptándonos poco a poco a las variaciones del clima».

En cualquier caso desvincula esta situación de una producción isleña que no es homogénea, achacándolo más a las prácticas culturales de cada productor y a los distintos tiempos en los que se ejecutan las labores en tierra.

Precisamente para ir creando más saber sobre los cultivos, resalta la puesta en marcha en este septiembre del primer curso reglado de viticultura, de dos años de duración y que se ofrece, de la mano del Cabildo, del Gobierno de Canarias y de la Bodega Insular, en el instituto de San Mateo, una iniciativa que «esperamos se prolongue en el tiempo y que sirva para consolidar el sector en la isla», algo que ya se está logrando a la vista de los cada vez más numerosos y prestigiosos premios que acumulan los bodegueros isleños.

El presidente del consejo regulador lo achaca a la consolidación de un saber hacer que se inicia en la década de los 90 del siglo pasado, cuando se dejaron las antiguas técnicas de conservación de los vinos, para «ir mejorando los métodos de producción y en bodega, con el asesoramiento de buenos enólogos. A eso se añade la suerte que tenemos los canarios de contar con un enorme elenco de variedades nuestras, heredadas desde los tiempos de la Conquista, que se cultivan en un territorio con una gran diversidad de suelos y microclimas que confluyen en unos vinos con características muy propias, con las que no pueden jugar en otros sitios con baremos como variedades y tipos de suelo mucho más uniformes».

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