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Canciones para honrar a Pino

Miles de feligreses visitan Teror el Día de las Marías para ver a la Virgen por considerarla una jornada «más suave» que el día grande de las fiestas

Devotos de la Virgen del Pino tras su salida de la basílica. A la derecha, vallas para filtrar la entrada de los fieles al templo. | | ANDRÉS CRUZ

Hay quien dice que quien canta, reza dos veces. Quizá por eso la agrupación musical Susa Suárez, compuesta únicamente por mujeres, prefieren tocarle canciones a la virgen del Pino antes que sentarse en los bancos del templo sagrado a recitar oraciones. «Para nosotras la tradición consiste en subir a Teror con nuestras guitarras para cantar», expresan las mujeres, que se acercaron ayer hasta el casco del municipio para honrar a la imagen por el Día de las Marías.

Un devoto de la imagen del Pino realizándole una fotografía. | | ANDRÉS CRUZ

La música no faltó en las inmediaciones de la plaza; desde los niños pequeños que tocaban las trompetas de juguete que sus padres compraron en los puestos del mercadillo hasta las canciones que resonaban en algunos comercios de restauración, que provocaban los bailes improvisados de los visitantes y vecinos. Incluso el propio murmullo de la gente al hablar conseguía desarrollar una sensación de viveza que parecía perdida con la llegada del coronavirus en marzo del año pasado.

Canciones para honrar a Pino

Sentadas en una terraza ubicada en el pasillo anexo a la iglesia, Paca; Felisa; Fabiola; Cira; Maricarmen y Pepa observan con los instrumentos en mano la estampa de la plaza. Aunque esta fecha -fijada siempre el primer domingo tras la celebración del 8 de septiembre- ha sido clasificada por los terorenses como una de las jornadas más familiares y vecinales de las fiestas patronales, la cantidad de gente que se acercó desde primeras horas hasta el templo y sus alrededores parecían indicar lo contrario.

Canciones para honrar a Pino Judith Pulido

Las autoridades municipales instalaron en la puerta derecha de la iglesia una buena cantidad de vallas colocadas en zigzag para filtrar a los visitantes que querían entrar únicamente para ver y fotografiar a la virgen del Pino. Los selfies, en este caso, quedaron prohibidos para evitar esperas innecesarias y agilizar el tránsito de feligreses. En ocasiones, la fila de personas que esperaba paciente para ver la imagen santa llegaba hasta la calle principal del pueblo, traspasando la propia plaza. A la izquierda, la puerta estaba reservada a quienes querían asistir a las ceremonias -que se efectuaron cada dos horas desde las 8 de la mañana-. A las 13.00 horas se celebró la tradicional misa en honor al colegio de abogados, donde estuvieron presentes las autoridades municipales y los miembros del colegio.

«Siempre entramos y, sin problema alguno, tocamos en el interior de la iglesia; pero este año por la situación del covid no podíamos hacerlo», añade entristecida, que no significa que no realizasen la actuación, pues durante parte de la mañana aprovecharon el momento para tocar y cantar desde sus asientos del bar-cafetería. Como muchos de los visitantes en este día, aprovechan la jornada también para acercarse a la imagen y realizar alguna promesa a cambio del cumplimiento de sus deseos. «Sobre todo pedimos este año por salud, que es lo que parece más apropiado; aún así cada una tiene sus peticiones particulares», añaden.

El olor a chorizo, a queso y a dulces inunda las inmediaciones de la plaza del Pino sobre las 12 del mediodía. Es el momento en que el hambre empieza a apretar, sobre todo para los que se han aventurado a llegar hasta el casco del municipio de Teror a pie, por lo que las colas para comprar los bocadillos y refrescos en las decenas de puestos instalados alrededor de la basílica son inmensas.

Precisamente en una se encuentra Ruth Sosa junto a su marido y sus dos pequeños. Ataviados con un chandal deportivo -el vestuario característico de la Unión Deportiva Las Palmas en el caso de los pequeños-, la familia aprovechó este día, que consideraban «más suave» en cuanto a visitas a la virgen, para realizar la caminata tradicional desde el barrio de Tamaraceite. «Nos sorprendimos mucho al llegar porque realmente está lleno de gente», expresa con sorpresa la peregrina, que llega a la conclusión que mucha gente habrá tenido su mismo razonamiento. «Seguro que muchos dejaron la visita a la Virgen para hoy creyendo que no habría mucha gente», añade. Aún así para ella la visita valió totalmente la pena, así como para sus hijos, que aseguraron que el camino -que realizaban por primera vez- les había encantado.

La familia de Auxi Herrera también decidieron subir el Día de las Marías como alternativa. «Siempre vamos en la víspera, pero esta vez teníamos otros compromisos», explica, acompañada de sus cuatro hermanos y todos sus sobrinos, sumando una docena aproximadamente. En su compañía además se encontraban sus perros, dos pastores alemanes de gran tamaño, que caminaron junto a su familia desde el barrio de Chamán. «Ahora nos vamos a comer un bocadillo, eso no falla», añaden riendo.

La cola en el puesto de Lucía Jiménez, que vende chorizo de teror, queso y dulces desde hace más de 20 años, parecen interminables. «La verdad es que no hemos sentido una bajada significativa por el hecho de estar en pandemia, así que estamos súper contentos», expresa la comerciante, que sí confiesa que no se esperaba que viniese tanta gente por las fiestas. «Yo creo que todos creíamos que iban a venir menos visitantes por la situación que estamos viviendo el virus, pero la verdad es que se ha demostrado que todos tienen ganas de salir; de ver gente y disfrutar de las fiestas», añade, resaltando que trajo la cantidad justa de bollería, chorizo de teror, refrescos y pan para vender y se dio cuenta durante la mañana que se quedaría corta. «Ha sido inesperado», explica. También lo consideran de la misma manera desde la quesería Juan Suárez, ubicada en la zona de Almatriche, que venden quesos procedentes de Teror elaborados tanto con leche de vaca como de oveja.

En cambio, Yosniel Quintana, que se encarga de vender los famosos dulces elaborados por las monjas de clausura del monasterio cisterciense de Teror, considera que el día ha estado flojo. «Es verdad que ha venido gente, pero de poco en poco; nada en comparación con otros años y es normal», declara, apuntando que considera que es mejor así.

«Lo bueno es que vayan viniendo repartiéndose entre la semana, como han estado haciendo», añade. Asimismo, Quintana afirma que su negocio va bien porque la bollería de las monjas es un buen reclamo. «Debido al covid han cerrado el puesto que tenían en el convento, así que la forma que tiene la gente de comprar los dulces es a través de mi puesto que, que yo sepa, es el único que los está vendiendo», añade mientras atiende a algunas clientas, que piden las truchas de batata. «Me estoy gastando todo lo que tengo», expresa entre risas una de las compradoras abriendo su monedero.

Recuerdos

Félix Mesa y Carmen Mendez, un matrimonio de mayores, observan desde la plaza de la alameda el ambiente de las fiestas. Aunque ya llevan bastantes años jubilados, no pueden evitar observar la situación desde su posición de antiguos puesteros. «Estuvimos toda la vida vendiendo en el mercadillo de Teror, mi mujer con un puesto de cerámica y yo con uno de juguetes», sostiene Félix, que con sus 80 años se conserva a la perfección. «Su mujer lo cuida muy bien», añade entre risas Carmen. Aunque concuerdan en que hay bastante gente repartida por la plaza y sus inmediaciones, no pueden evitar sentir cierta tristeza. «Estas siempre han sido fiestas donde ha venido muchísima gente y no podemos comparar la situación ahora», añaden.

Aún así para ellos asistir a Teror es rememorar sus mejores y sacrificados momentos como comerciantes. «Nos levantábamos a las cinco de la mañana para preparar el furgón con las cosas que íbamos a vender; llegábamos tempranísimo y nos manteníamos en nuestro sitio hasta las tres de la tarde; toda nuestra familia venía a vernos y en muchas ocasiones se quedaban para ayudarnos si habían muchos clientes», recuerda. Algo que sucedía sobre todo en las fiestas.

A pocos metros, el puesto de caña dulce parece ser la sensación del día. La música al máximo volumen y una fila de personas casi igual de larga que la que espera frente a la iglesia, y entre la espera muchos bailan, porque parece que es lo único que puede hacerse para olvidarse en estos tiempos de la situación sanitaria. Finalmente, la mañana concluyó con la salida de la imagen tras concluir la misa en honor al colegio de abogados -celebrada siempre en esta fecha por ser el Pino la patrona de este sector profesional-. Los fieles se arremolinaron alrededor, manteniendo las distancias impuestas por las autoridades y concluyeron su día realizando sus promesas.

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Día de las Marías en Teror Andrés Cruz

La misión del pueblo terorense

«Me dijeron que el Día de las Marías es una fecha centrada en el pueblo de Teror», empezó su homilía el obispo José Mazuelos, en la eucaristía de campaña que tuvo lugar ayer a las 19.00 horas frente a la basílica, al aire libre. La administración local instaló numerosas sillas por toda la plaza principal para acoger a más fieles de lo que está permitido en el interior del templo. Aún así solo un número de vecinos y visitantes pudieron asistir a la ceremonia (los que habían reservado la entrada previamente por internet), que se centró en la misión del pueblo terorense. El obispo recordó a los presentes la importante tarea que tienen los residentes de acoger a los foráneos que se acercan al municipio para visitar a la Virgen del Pino, patrona de la diócesis de Canarias. « Es un orgullo tener aquí la basílica, pero tambien un servicio que prestais a los demás», añadió. Por otro lado, quiso destacar la magnifíca gestión que han tenido los canarios en cuanto la gestión de la crisis de la pandemia, así como la de los migrantes y con respecto al abandono político. | J.P.

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