La Provincia - Diario de Las Palmas

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ANÁLISIS

Evolución demográfica y urbanística de Guía desde su fundación

El municipio presentó desde el momento en que empezó a desarrollarse un

aspecto más hispanizado y contaba con una población bastante concentrada

La conocida como «Casa de los Quintana», en cuyo solar estuvo a partir de 1526 la vivienda del primer alcalde de Guía. | | LP/DLP Pedro González-Sosa

El pueblo de Guía impulsa su desarrollo en época incierta. Es fácil suponer que en torno a la primitiva y tosca ermita fundacional se asientan familias acrisoladas y trabajadores de los entornos o de otros lugares de la Isla. Pocos, muy escasos, datos se tiene de la evolución urbanística y demográfica de la naciente villa -y hoy ciudad- pero se sabe quiénes eran las familias que primero se fueron asentando y morando el lugar, y se presume el crecimiento vivaz que experimentó.

Plaza mayor de Guía a finales del siglo XIX. En el centro un paseo baldosado y a los lados un paseo de tierra. | | LP/DLP

Para Juan Sebastián López García (que en el reciente VI Coloquio de Historia Canario-Americana celebrado en la Casa de Colón presentó una ponencia sobre los antecedentes históricos de la comarca de Agáldar: Gáldar y Guía, aunque las dos villas se sitúan, señalaba, en un entorno geográfico idéntico, derivaron en formas de urbanización diferentes: mientras que en Gáldar el rasgo definidor esencial viene dado por la continuidad del hábitat desde el momento anterior a la conquista, Guía es, fundamentalmente, de nueva planta. La villa guíense presenta un conjunto urbano concentrado y Gáldar será de carácter abierto en su evolución urbanística.

Aspecto de la plaza principal guiense a principios del siglo XX con el «tabladillo» para la música. | | LP/DLP Pedro González-Sosa

Santa María de Guía, explica López García, presenta en el momento de su evolución urbanística un aspecto más hispanizado, con una población más concentrada, y hace referencia al licenciado López Ulloa cuando dice de la villa fundada por Sancho de Vargas que «este es un lugar más poblado y de mucho lucimiento de edificio, que tendrá más de 500 casas, todas habitadas de moradores naturales y hay en este lugar muchas personas nobles». Efectivamente, esto se puede colegir de la lectura de los testimonios de la época recogidos en los legajos donde aparecen viviendo allí ilustres familias y un núcleo de trabajadores de bajo, medio y alto nivel social y económico.

La evolución demográfica y urbanística fue marcando el progreso de la Villa. Ya en 1629, el obispo don Cristóbal de la Cámara y Murga, en sus Sinodales y refiriéndose a Santa María de Guía dice que en la Villa «hay beneficio, buena iglesia, poca fábrica, lugar de 300 vecinos. Tiene grandes heredades de viñas y son los mejores vinos que se recogen en toda la Isla». Otro obispo, Dávila y Cárdenas en las Sinodales de 1731, es más explícito: «tiene este lugar (Guía) beneficio, provisión de S.M., muy buena iglesia y en ella una imagen que llaman de Nuestra Señora de Guía, de mucha devoción y tiene 540 vecinos», al tiempo que relaciona, incluso, los barrios que tiene el pueblo y los habitantes que viven en cada uno de ellos: «Guía, 540 vecinos, de ellos, ocho en la Hoya de Pineda, cinco en el Gallego, cuatro en Faraylaga, ocho en los Desaguaderos, 16 en los Palmita/es (de Arriba y de Abajo), seis en el Paso de María de los Santos, diez en los Solapones, siete en el Verdejo, ocho en Lomo Gordo y Vascamado, cinco en el Marqués, seis en el Saucillo, nueve en Luzana, cinco en Pabón, 20 en las Costa de la Faraylaga, uno en la Rehoya, ocho en Calabozo, siete en las Tres Palmas, 12 en las Salinas, diez en Colmenillas, cinco en Solapillas, 18 en Artaso y Pico Viento, cuatro en el Caidero, 23 en el término de Artenara, Acusa y Barranco Hondo y lo demás en la población». Todavía hoy perduran casi todos estos topónimos.

Pero veamos mucho mejor esta evolución demográfica de Guía. Miguel Santiago, el ilustre guiense estudioso de la historia de Canarias, en las notas de la reedición de la obra de Pedro Agustín del Castillo, «Descripción Histórica y Geográfica de las Islas Canarias», dice que ha sido muy interesante el incremento demográfico que ha tenido Guía, «primero simple agregado a la tradicional villa de Gáldar, y después Ciudad y Cabeza de Partido Judicial del Norte». Y para reflejar numéricamente el incesante incremento poblacional aporta estos datos recogidos por él de diferentes autores: el propio Pedro Agustín del Castillo, en 1683, le asigna más de 400 vecinos (unos 2.000 habitantes); y el mismo autor, en 1737, algo más de 540 vecinos (2.700 habitantes); Viera y Clavija, en 1776,· dice: «que se intitula Villa, como Gáldar y es sin duda alguna el pueblo mejor y demás lustre después de la capital» (pues no hay que olvidar que el mayor esplendor y apogeo guíense se alcanza a finales del siglo XVIII) agregando el arcediano que «su feligresía se compone de 2.551 personas, muchas en los pagos»; Olivé, en 1865, ya dice que es Partido Judicial y que todo el conjunto del pueblo tienen 17.998 habitantes y la Villa , cabeza de Distrito municipal y Partido Judicial, 3.817; Puerta Canseco, en 1897, le asigna 5.233 habitantes, llamándola ya Ciudad, título que, como luego veremos alcanzaría en 1871; Brown, en 1922, 7.012 habitantes; Delgado y Marrero, en 1929, la califica de «linda ciudad» y le censa 7.500 vecinos, siempre en el casco, para en 1940 tener todo el municipio unas diez mil personas censadas. Conozcamos el censo poblacional de Guía algunos en años del siglo XX y algo del XXI: en 1960 11.963 habitantes; en 1970, 11.435; en 1986, 12.714; en 1990, 13.064; en 2000, 14.032; en 2010, 14.200 y en 2020, 13.798.

El licenciado en Historia, José Fernando Moreno Molina, en el informe que hizo para el Ayuntamiento en 1981 y con el que se inicia el Expediente de declaración del casco antiguo de Guía como «Monumento Histórico-Artístico Nacional» -que le fue concedido en 1982- dice al hablar del conjunto urbano que «al estar situado sobre una loma empinada, se tuvo que adaptar a las irregularidades del terreno, por lo que presenta un trazado muy original, pues el núcleo a partir del cual se expandió la primitiva población y ermita, no está situado en el mismo centro del casco antiguo, sino en el extremo inferior de este. El delineamiento de las calles es, asimismo, irregular, empinadas, que tienen un eje en la mayor parte de los casos curvilíneo, adaptado al trazado direccional de los dos barrancos que le franquean», los de Las Garzas y de Guía que vienen a encontrarse en el comienzo de la Vega y a partir de donde sigue su único curso hasta Gáldar. Señala también que en Guía se observan dos grandes bloques en cuanto a la arquitectura, sobre todo en el casco urbano más próximo a la iglesia, que es a partir de donde se fue extendiendo la villa después del primer rudimentario núcleo.

De un lado, la arquitectura señorial con varios tipos de construcciones, uno de ellos, el más antiguo, que se caracteriza por la modalidad del frontis peculiar de Gran Canaria, y que está ausente del resto de las Islas, y señala como ejemplo que aún hoy, a pesar del tiempo transcurrido, se mantiene en pie, la casona junto a la Plaza principal que es propiedad de los herederos de la familia González Martín y conocida históricamente como la casa de los Quintana en cuyo típico balcón, en 1802, se celebraron unas representaciones teatrales con motivo de la bendición de la nueva imagen de la Virgen de las Mercedes de Luján Pérez.

Originariamente solar donde en el siglo XVI, el primer alcalde de la villa, Fernando Alonso de la Guarda, levantó su morada, reconstruida en la segunda mitad del siglo XVII por Mateo de Carvajal y Quintana para vivirla. Este señor colocó en su frontis -o quién sabe si lo aprovechó de la construcción anterior- un blasón con los apellidos Guanarteme y Quintana, que aún hoy conserva, como descendiente legítimo de don Fernando Guanarteme y de la mujer de Mateo, Beatriz García del Castillo y Pinto, según refiere Miguel ·Rodríguez Díaz de Quintana. Allí siguieron viviendo después el hijo de Mateo, Fernando Guanarteme y Quintana y posteriormente la hija de éste, Magdalena de Quintana Guanarteme y de Llano Valdés, al casar con Luis de Bethencourt y Acedo, a finales del XVIII.

Que el solar que ocupa esta casa fue en el que alzó su morada de Fernando Alonso nos lo descubre Fray Juan Suárez de Quintana, al referir que «desde ese tiempo (1526 en que Martín Cerón lo nombra alcalde de la Villa de Guía) eran casas del dicho Fernando Alonso y de su mujer Francisca de Riverol las que hacen esquina a la Plaza de dicha Villa de Guia, frontero de las gradas de la Parroquia, que hoy son de doña Beatriz de Quintana, mi hermana, y del capitán don Cristóbal Benítez de Quintana, mi primo hermano, y así mismo tiene parte en dichas casas el teniente coronel don Bernardino de Quintana Carbajal mi tío carnal, como descendientes legitimas de los dichos Fernando Alonso y Francisca Riverol».

Otros ejemplos similares a la Casa de los Quintana los encontramos en las calles del Agua y de la Cruz. En esta última hay otro edificio con frontis blasonado y que fue desde el siglo XVII casa solariega del linaje de los Acedo y hoy que linda por un lado y otro con el que fue colegio de las Dominicas y con el llamado «de la fonda». A principios del siglo XVIII esta casona llegó a ser propiedad del beneficiado don Constantino Acedo por herencia dejada por su tío Lucas de Cabrejas, que se había casado con Ana de Santiago Acedo Bethencourt y Ceberio, sin descendencia para seguir, y a su vez doña Ana la había heredado de sus padres, don Juan Acedo Bethencourt y doña María del Jesús Ceberio Troya y éstos de otros parientes.

La vivienda, tal y como aparece en la actualidad, fue reedificada en 1830 por Luis María del Pino Acedo Llarena, para vivirla en su matrimonio con Jerónima del Saz y Morales Urquía, nieta ella de don Antonio de Sosa Valdéz y Navarro. La casa tuvo, al menos hasta ese momento -mediados del pasado siglo- el viejo escudo heráldico de los Acedo, pero desapareció para dar paso a otro. ¿Por qué? Miguel Rodríguez de Quintana señala en su obra sobre el apellido Acedo que pudo ocurrir dos cosas: que en la reedificación de 1830 se eliminó definitivamente el escudo de los Acedo y se puso el de la familia Valdéz que había entroncado con aquellos; o que, ostentando ambos, en algún momento se quitó el de los Acedo por deterioro y siguió conservándose el Valdéz que es el que tienen en la actualidad. De todas formas, aclara «para los que opinen que ese actual blasón pertenece a la familia Acedo, no corresponde la simbología propia de esta estirpe, sino a la familia Valdéz, por las fajas superadas de rosas y roe les que se observan. Esta casa fue conocida a partir del siglo XVII como «de los ratones» y no por alguna referencia a los roedores sino porque la habitó en aquel momento Pedro Ratón de Frankis y su sucesiva familia. Otro bloque que conforma la arquitectura civil en Guía, según Moreno Molina, es el llamado popular, que conforme se va ascendiendo por el casco hacia la plaza de San Roque, se manifiesta en abundantes edificios.

El trazado de las calles no ha variado en nada con relación al que existía en sus momentos fundacionales; desde luego, aquellas calles que circundan la iglesia son las de trazado más antiguo y fueron configurando urbanísticamente el casco hasta que, con el correr del tiempo, el pueblo se fue ampliando y extendiendo, particularmente hacia la zona alta donde ya debía estar la ermita de San Roque y no hacia la zona baja, como hubiera sido más sencillo, con terreno más suave y aprovechable; tal vez para evitar la aproximación a Gáldar.

Las vías primitivas de Guía tuvieron nombres con los que aún hoy se identifican. Estaban -y están- las calles Real; del Agua; Enmedio, de los Moriscos o de San Antonio; la de los Herreras o de los Herreros; la de la Carrera; De la Cruz, etcétera. La plaza principal -en estos momentos está siendo objeto de una modernización o reforma- no ha cambiado de ubicación, pues siempre estuvo frente a la fachada de la iglesia, según la costumbre tradicional en los pueblos de las islas. Sólo que la de Guía era mucho más amplia. En tiempos modernos, el trazado y ejecución de una vía delante de la iglesia, la desplazó más abajo.

En el siglo XVII el recinto de la primitiva plaza se agrandó con una trozada de terreno que donó Pedro Ratón de Frankis, La plaza principal se llamó también de los Alamos o Plaza de Abajo, para diferenciarla de la de Arriba o de San Roque, Guía alcanzó su condición de Ciudad merced al título que le otorgó en primero de octubre de 1871 el rey Amadeo I, noticia que fue acogida por la población con gran regocijo; y su Ayuntamiento, que presidía don Salvador Martín y Bento, sobrino del poeta, celebró sesión extraordinaria a las doce de la mañana del domingo 12 de noviembre, según queda constancia. Las variadas veces centenaria Escribanía se convierte en Notaría en 1862 como consecuencia de la nueva Ley del Registro y del Notariado, aunque hasta 1866 no se pone en marcha el Registro de la Propiedad de la entonces todavía villa. Finalmente en 1871 queda definitivamente situado en Guía el Juzgado de Instrucción no sin antes protagonizar las dos localidades gemelas enfrentamientos políticos en las actas municipales de la época que los periódicos de entonces reflejaron con detalle y que aun en el siglo XX fueron evocadas en la prensa local destacando un folletín en capítulos firmado por Néstor Álamo.

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