Sebastián Herrera Pérez, que falleció a los 68 años, había nacido y se había criado en la Playa de Arinaga, en el municipio de Agüimes, y era más conocido como Chano El Negro. También otros lo llamaban el pulpeador. Para unos era una persona peculiar, y para otros un ejemplo de cómo son los oriundos de Arinaga. 

Chano El Negro era el pequeño de siete hermanos de una familia humilde de Arinaga que se dedicaba a la pesca. Casi toda su vida estuvo, de una forma u otra, ligado al mar. Desde pequeño ya se dedicaba a la pesca y a la búsqueda de cangrejos, para con el paso de los años especializarse en buscar y atrapar pulpos. 

Herrera Pérez trabajó durante más de veinte años como cocinero en el sur y en Aeropuerto de Gran Canaria. Aunque muchos lo pensaban, realmente no era un murguero. Era cierto que colaboraba en algunas fiestas, como los carnavales en Agüimes, la vará del pescao, las del Pino y San Martín de Porres.

Es verdad que la murga Los hijos de Chano El Negro tiene su nombre, pero no fue suya, ni fue miembro de la misma. Un grupo de quinceañeros de la Playa de Arinaga decidieron en 2000 crear una murga que fuera diferente, y, respecto a cómo denominarla, le plantearon a Sebastián Herrera poner su nombre, a lo que respondió que sí aceptaba.

Esta murga interpretó, entre lágrimas, su himno delante de los restos mortales de Sebastián Herrera como despedida. Los aplausos de familiares y amigos cerraron la emotiva despedida La Afilarmónica Los Serenquenquenes lamentó ayer la partida «de este amigo».