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Julio Gutiérrez González Inspector de Educación

«En Tejeda solo hay 50 alumnos de Primaria a la ESO y en Artenara 10»

El inspector de Educación defiende las escuelas unitarias no sólo porque se formó en una de ellas sino porque señala que son claves para preservar la población en estos entornos.

Julio Gutiérrez González, inspector de Educación, en un momento de la entrevista en su despacho en Primero de Mayo. | | LP/DLP

Julio Gutiérrez González (San Mateo, 1960), es inspector de Educación y un defensor de las escuelas unitarias no sólo porque se formó en una de ellas sino porque señala que son claves para preservar la población en estos entornos. Y da datos: Tejeda tiene 50 alumnos, y Artenara 10, mientras que en San Mateo hay cinco escuelas rurales. Es La Palma donde hay más alumnos con 550, frente a los 520 de Gran Canaria.

Le proponen los directores de colegios del centro de Gran Canaria para el premio Viera y Clavijo por su defensa de las escuelas rurales. ¿Porqué hay que mantener las escuelas rurales?

Me imagino que son los directores de los centros del corredor del centro de la Isla los que me promueven para ese premio. No tengo más información. Bueno, lo cierto es que la preservación de las escuelas rurales es básica porque fijan población en el territorio. Está el alumno en su contexto, en su medio. Se está produciendo un despoblamiento de las zonas de medianías y cumbres, con un envejecimiento masivo de la población. Si al alumno lo sacas de ese contexto y lo lleva al municipio le crea un entorno distinto para sus relaciones, y por eso es importante mantener la red de escuelas rurales y eso lo debe abordar el Gobierno.

¿Han desaparecido muchas escuelas rurales en la isla?

Sí, ha habido una pérdida de población muy importante y eso ha hecho que se cierren estos centros. Intentamos por todos los medios que no se cierre ninguna.

¿Pero quién se anima ir a vivir a estos pagos si no hay oferta educativa?

Lo que ocurre es que las escuelas rurales no tienen los servicios de los centros comarcales. La mayoría adolece de comedor escolar, de plan de actividades extraescolares, ni acogida temprana, porque los recursos son limitados. Por eso las familias que tienen que conciliar vida laboral y familiar buscan otros centros. La realidad es que si no se genera actividad en las medianías la gente se va, de hecho a la hora de elegir centro prima el lugar de trabajo.

¿Qué supone para Gran Canaria que se pierdan plazas de estos centros?

Pues si defendemos el desarrollo sostenible cómo se va a hacer sin población estable en el territorio y esa población la conforman los que tienen ese sentimiento de identidad con el territorio. Si cerramos las escuelas nos va a pasar como en Santillana del Mar que se hace la visita y a las cinco de la tarde se cierra todo, y eso le puede suceder a uno de los pueblos más bonitos de España: Tejeda. En este municipio entre Infantil de tres años a cuarto de la ESO hay 50 niños, pero es que en Artenara hay 10 niños y tuvo siete. Hemos ido a un modelo de concentración escolar de como son pocos los llevamos a todos a un centro, y eso es contraproducente porque eso va en contra de la fijación de la población. El ejemplo es Tejeda que tenía escuelas en La Culata, en El Juncal, El Carrizal, y se agruparon en el centro del casco de Tejeda. Otro ejemplo es Valleseco, que tenía escuelas en Lanzarote, Zumacal, Madrelagua, y se concentró todo. Un modelo distinto es el de San Mateo donde se ha intentado por todos los medios mantener las escuelas, y es de donde más hay de Gran Canaria, tras Telde.

¿Cuántos centros hay en San Mateo?

Pues hay en Ariñez, Lagunetas, La Lechuza, Utiaca y La Solana. El modelo de concentración puede ser rentable a nivel económico pero no para la sostenibilidad.

¿Se logran mejores resultados el sistema de aprendizaje en estas escuelas?

El alumno que llega de esos centros tiene un buen nivel, y se debe a que ha tenido una formación más individualizada. La enseñanza en este ámbito no se conoce de verdad. Existe un plantel de profesores extraordinario con un nivel de compromiso muy grande con cada alumno.

¿Y no es más complicado explicar desde Infantil a Sexto de Primaria?

Puede parecer y se requiere de un perfil de una profesional planificado para atender a niños de niveles distintos. Lo que ocurre es que ya no es sólo un profesor sino que tiene especialistas de Música, de Educación Física, de Pedagogía Terapéutica extraordinario. Nunca ha habido tanto apoyo a estas escuelas. Hubo un tiempo en que hubo una guerra contra las mezclas, pero la realidad es que se ha visto que es una ventaja si el docente es dinámico, porque el aprendizaje es similar pero con más nivel de profundización. Esto no ha sido un hándicap, y el nivel con el que llegan a los centros comarcales lo demuestra.

"En la isla 520 niños estudian en las escuelas rurales, y a la cabeza está La Palma con 550»

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¿Cómo se han desenvuelto en la pandemia del Covid en es estos centros?

En el corredor de escuelas del centro lo han hecho magníficamente. La enseñanza ha sido presencial desde que acabó el confinamiento. Nunca estuvo el profesor titular sólo. Además, los niños disponen de todos los recursos a nivel tecnológico: pizarras digitales, tablets.

¿Más medios que en un centro público?

Porcentualmente sí. Se ha dado el caso de quien lleva a su hijo de San Mateo a Utiaca porque le gusta más el profesor, pero se repite más lo contrario, que buscan otro centro por el comedor.

¿Quizás existe más implicación con el alumno porque se conoce a la familia?

Claro. Las escuelas son un foco de cultura y de cercanía a la población. Los maestros han sido un referente, y se han sido muy respetados porque se han implicado en la vida de los vecinos resolviendo problemas de diversa índole. En Lagunetas existe un ejemplo: Francisco Campos al que se le otorgó la medalla Viera y Clavijo, que les implicó en el deporte, creó una banda de tambores, un grupo folclórico, y les ponía tareas para el verano.

¿Cuál es la tendencia, se vuelve al campo por el Covid o no es verdad?

El mapa de los 80 hay que actualizarlo. La Ley Canaria de Educación habla de toda la red de centros y se detiene en las escuelas rurales. Hay que hacer una actualización de ese mapa a partir del que el Gobierno hace la actualización de toda la enseñanza. Se han ido haciendo arreglos pero hay que revisarlo de forma profunda porque pasamos de un modelo de atomización extrema donde en toda la zona centro sólo existía el instituto de Tafira para hacer la Secundaria, pero hoy se hace en Tejeda, en San Mateo, Santa Brígida y Lomo Blanco. Y ese boom poblacional ha retrocedido, y hay que revisar para concentrar la oferta. Se pasa ese modelo de atomización a una dispersión y en la capital hay que hacer una revisión de la demanda. Cerrar un centro en medianías es una tragedia pero en la capital no lo es porque hay más transporte.

¿Cuántos alumnos en la Isla se forman en las escuelas rurales?

En Gran Canaria hay unos 28 escuelas rurales en las que se forman unos 520 alumnos, y ese dato es muy importante porque nos coloca en segundo lugar a nivel de Canarias, ya que es en La Palma donde la isla donde mayor presencia tienen estos centros unitarios, con 550 niños. Sin duda, el Gobierno debe promover la atención a estos centros porque es la única manera de facilitar el acceso al sistema educativo de todos los niños con independencia del lugar en el que residan, por eso se consideran estas escuelas como centros educativos singulares.

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