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Energía

Salto de Chira: una mirada crítica

Los detractores del proyecto han construido la ficción de que oponerse

a Salto de Chira es una lucha por la defensa de la identidad canaria

Presa de Chira. | La Provincia

En el debate sobre el Salto de Chira falta reflexión y sobra emocionalidad. No debería valer cualquier método para defender lo que pensamos. Los detractores del proyecto han cultivado un estilo poco recomendable, se ha alcanzado un nivel muy alto en caricaturización, intimidaciones, señalamientos, ofensas, actitudes que deberían de estar fuera del debate ecologista y político. La reflexión debe ir por delante de los posicionamientos y las buenas formas son líneas rojas que no se deben atravesar.

Veamos cómo el discurso de Salvar Chira-Soria se ha ido configurando, a golpe de propuestas reactivas, en un movimiento extraño a la tradición del ecologismo canario:

1.- Se considera la emergencia climática un «estorbo» en el debate. Apelar a ella la consideran demagogia, oportunismo cuando precisamente es este el motivo central que explica Salto de Chira. De hecho, no se sienten concernidos con el afán de la sociedad para la urgente descarbonización, se suman a ella arrastrando los pies.

Los opositores de la iniciativa han cultivado un estilo poco recomendable, se ha alcanzado un nivel muy alto en intimidaciones

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2.- En la necesidad de transmitir una visión idílica del Barranco de Arguineguín se oculta la verdadera situación antropizada del mismo y la necesidad que tiene de actuaciones de restauración ambiental. A la vez se considera sagrada su defensa, por lo que las personas que defendemos el proyecto somos tratados como vendidos, traidores, que no aman a su tierra. Es difícil que piensen esto de verdad, si lo hacen es porque se han fanatizado, y hay quien ha contribuido a este proceso de fanatización.

Conviene recordar que el fomento de las renovables en cualquiera de sus manifestaciones supondrá, como es lógico, el desarrollo de instalaciones, con lo cual el impacto cero en el medio se torna imposible, y respecto al proyecto de Salto de Chira, las obras de mayor impacto, las presas, ya están realizadas desde hace décadas.

Una de las características del pensamiento ilustrado es analizar las cuestiones con la mayor objetividad posible y practicar una sana desconfianza ante la emocionalidad que provocan los montajes con imágenes estereotipadas, como a la que nos tiene acostumbrado Salvar Chira-Soria, que hace un uso intensivo de las mismas.

Se patrimonializa la defensa de los intereses de los vecinos del Barranco, dando por hecho que están en contra del proyecto lo cual, según la información que nosotros manejamos, no es cierto. En cualquier caso, esta infraestructura de la central de bombeo responde al interés general, por encima de los intereses individuales.

Se afanan en generar desconfianza en la opinión pública ante las propuestas de expertos de organismos públicos como los del Consejo Insular de Aguas y del ITC, dándole pábulo, sin embargo, a expertos privados cuyo vínculo con intereses empresariales desconocemos.

También es muy criticable la actitud de abierta beligerancia precisamente con los políticos más comprometidos con la transición ecológica en Canarias, que en coherencia defienden este proyecto. Orientar como se ha hecho la batalla contra Salto de Chira a una operación de derribo de estos políticos lo consideramos una irresponsabilidad. La inconsciencia de no tener en cuenta que habrá que tomar medidas políticas de mucho calado más allá de Salto de Chira para afrontar los retos de la transición ecológica, y que es importante contar con políticos independientes de los sectores interesados en retrasar esta transición, es muy grave. Canarias, debido a su condición de insularidad y por ser una región subtropical, presenta una gran vulnerabilidad ante la emergencia climática.

Los detractores del proyecto, han construido la ficción de que oponerse a Salto de Chira es una lucha por la defensa de la identidad canaria en lugar de un instrumento imprescindible para la penetración de las renovables en la isla, pretenden convertir un debate que debería moverse entre la emergencia climática y la protección de espacios naturales en otro caótico entre buenos y malos canarios.

Salvar Chira-Soria se opone a la central de bombeo, y ya de forma abierta, proponen el uso de las baterías como forma alternativa para el almacenamiento energético. No encontrarán nunca en la extensa literatura de Salvar Chira-Soria una crítica a las baterías, las cuales tienen un impacto medioambiental muy alto en todas las fases de su ciclo de producción.

Una de las propuestas más inexplicables de los contrarios a este proyecto es mantener funcionando las centrales térmicas mas allá de las fechas de cierre prevista por la administración en aras a descarbonizar la economía y la sociedad. No nos cabe en la cabeza que muchos compañeros que participan en este movimiento se encuentren en estas posiciones en lugar de sumarse a quienes exigimos acelerar el cierre de las centrales térmicas, tal como aprobó por unanimidad el Parlamento de Canarias. Inaudito. Nos imaginamos la sonrisa de complicidad de los directivos de Endesa cuando oyen esas declaraciones por parte de un movimiento que se supone ecologista.

Han fomentado la idea de que es posible que el sistema energético se reduzca a un mundo de compradores-vendedores individuales de energía, donde todos los ciudadanos cubren sus necesidades y a la vez hacen negocio con energía producida por paneles solares. Si bien este modelo, el autoconsumo, está previsto que sea una parte del nuevo modelo eléctrico, no conviene mitificarlo. Según la información disponible del ITC a partir de un nivel determinado de instalación de paneles, se requeriría el uso intensivo de baterías. Seguirá siendo necesario el almacenamiento a gran escala y muchas instalaciones de energía renovable para la descarbonización completa. Y además es un modelo que tiende a agudizar las diferencias sociales pues al requerir capital para invertir y espacio para las instalaciones, establecerá una barrera de entrada para la mayor parte de la población.

Se pretende, y es uno de los punto fuertes de su argumentario, convertir la «batalla de Chira-Soria» en una guerra contra las multinacionales. Pero no se nombra nunca a Endesa, monopolio de hecho en Canarias en la generación y la comercialización de electricidad producida en su gran mayoría con fuel oil. Se abre esta causa precisamente contra Red Eléctrica de España, empresa sobre la que el Estado detenta un cierto control y participación. Para hacerse una idea cabal de qué es REE y por qué está presente en Salto de Chira sustituyendo en la gestión a Endesa, conviene estudiar los estatutos sociales de esta compañía, sobre todo el articulo 5 de los mismos, la Ley 17/2013 y la Orden 728/2014.

Por otro lado, es una burda manipulación sumar a REE al resto de las eléctricas por su presunta responsabilidad en la subida salvaje de los precios de la factura de la luz.

No conviene olvidar que REE no va a cobrar por bombear o turbinar agua en Arguineguín, su negocio estará en la inversión principalmente, porque una vez en funcionamiento firmará con el Estado un contrato de mantenimiento.

En lugar de matizar todos estos aspectos proclaman un genérico y vacío «no queremos que las multinacionales nos roben nuestros recursos y nuestra soberanía energética», pero lo dicen mirando hacia Arguineguín, cuando tendrían que decirlo mirando hacia Jinámar y Juan Grande.

¿Cuál es entonces, a nuestro juicio, el papel que debemos jugar ante la descarbonización y en concreto ante Salto de Chira?

Participar, con espíritu crítico, en organizaciones que aceleren el proceso de descarbonización de forma efectiva. Y ante el caso concreto de Salto de Chira, apoyo absoluto, como infraestructura para una mayor penetración de renovables. Posicionarse como hacen otros en contra de este proyecto es darls alas a las fuerzas, que las hay y no conviene obviarlas, que intentan retardar el proceso de transición energética, una verdadera irresponsabilidad histórica.

Esto no quita que exijamos el mayor número de medidas posibles para que se minimice el impacto sobre el Barranco de Arguineguín por las obras, y que se lleven a cabo las compensaciones medioambientales para que sea posible no sólo la conservación sino la mejora del barranco.

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