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Santa María de Guía

La creación de la parroquia de Guía

La parroquia se fundó en 1533, siete años después del nombramiento de su primer alcalde | Martín de Zerpa fue su primer beneficiado que ya era capellán de la ermita desde 1524

Celebra en estas semanas la ciudad de Guía y su Ayuntamiento el 495 aniversario del nombramiento en 1526 de su primer alcalde y, como consecuencia, su nacimiento como villa independiente de la de Gáldar, de la que era hasta entonces uno de sus barrios. Pero el creciente auge religioso, social, cultural, económico y agrícola del naciente núcleo fundado por Sancho de Vargas no solo afectó a la declaración digamos que administrativa de la zona, sino que alentó igualmente a los responsables de la entonces primitiva Diócesis a la creación en Gran Canaria y Tenerife de nuevos Beneficios, cuestión que afectó a Guía siete años después con la creación de su pequeña ermita con el rango de Parroquia, que documentalmente se produce en 1533.

La parroquia de Guía nace en virtud de una Real Provisión de Carlos V, fechada en diciembre del citado 1533, en Monzón, según la cual se desdoblaba en dos el entonces único Beneficio de Gáldar, como consecuencia de lo cual se otorgó a la no ya no reciente ermita guiense el título correspondiente. Si bien la Provisión real tiene fecha de 1533, de su lectura se deduce que la intención del monarca se basa en un informe episcopal de tres años atrás; incluso podría deducirse que, aunque fechada en 1533, fue concebida y puede que hasta dictada en 1530.

Carlos V con su Real Provisión no hizo otra cosa que sancionar lo que unos años antes había sugerido el obispo de las islas, fray Juan de Salamanca, (lo fue desde 1531 hasta 1538) porque el rey dice expresamente:

«Primeramente mandamos que los dos Beneficios de Telde e Galdar se dividan cada uno en dos Beneficios e que en la Yglesia de Telde sirvan dos beneficiados, y en el Beneficio de Galdar que sirva un beneficiado en la Yglesia de Santiago de Gáldar y el otro beneficiado en Santa María de Guía, según queda asentado en la Visitación que hizo el Reverendo en Cristo Padre don Luis [Cabeza] de Vaca, obispo que fue de Canaria (rigió la Diócesis desde 1523 hasta 1530) y al presente lo es de Salamanca».

Es de advertir que según el historiador Pedro Agustín del Castillo el obispo no estuvo nunca en la Diócesis de Canarias y que el último año de su pontificado con su ausencia física de la sede, mandó como visitador para recorrer las islas y sus iglesias a fray Francisco de Zamora. Don Juan de Salamanca había tomado posesión de su diócesis en 1523.

Contrasta la anterior afirmación o creencia de Pedro Agustín del Castillo con lo descubierto posteriormente por el investigador tinerfeño, Eduardo Aznar Vallejo, quien asegura que «el obispo don Juan de Salamanca sí estuvo en las islas como queda claro en un informe que obra en el Archivo de Simancas -aunque por poco tiempo- y que visitó Tenerife, no así la Palma». Todo hace suponer que en esta visita, de 1531, el prelado también estuvo, por supuesto, en Gran Canaria.

Desdoblamientos

Don Juan de Salamanca, pues, elaboró un plan para desglose o desdoblamiento de los Beneficios o Parroquias en aquel momento existentes con el fin de crear otros, seguramente, a la vista del incremento y auge que algunas de las primitivas ermitas habían alcanzado sobre todo en las dos islas mayores de Gran Canaria y Tenerife.

Se desprende así de los documentos obrantes en el Archivo General de Simancas. Según Aznar Vallejo, «la real cédula de 1533 sobre división de Beneficios dispuso que el de La Laguna se partiese en ocho, cuatro de los cuales servirían en la iglesia de los Remedios y el resto se dividiría en medios beneficios. De éstos, dos serían capellanes en dicha iglesia, dos curas en la Concepción y los restantes curas en Santa Cruz, El Zauzal, Taganana y Güímar. Esta última aparece en sustitución de Candelaria, prevista por el obispo Cabeza de Vaca, gestor de esta medida, ya que el mismo encomendó este lugar a los frayles dominicos en 1530».

Se deduce de lo anterior que la Real Provisión que dio origen al beneficio de Guía no fue un hecho aislado, sino comprendido en un plan general que incluía a otras islas.

Y todo ello a pesar de que en Simancas, también señala Aznar Vallejo, «no he podido encontrar nada nuevo sobre la partición del beneficio de Gáldar. El informe del obispo Cabeza de Vaca, base de la Real Cédula de 1533, sólo se conserva para Tenerife y La Palma. Dicho informe es, por otra parte, bastante escueto y se limita a los aspectos puramente técnicos (renta estimada, número de beneficios que se pueden crear, etc.)».

De lo que no hay duda es que dichos desgloses -en Tenerife y Gran Canaria- se produce como consecuencia de la visita que efectuó en 1530 (o bien su visitador, según Del Castillo) Cabeza de Vaca. Porque si en la Real Provisión que desglosa la parroquia galdense el rey hace mención a una visita realizada por el prelado aquel año está documentalmente probada con esa presencia suya en Tenerife.

Según se ha dicho en otro lugar, a partir de ese momento, 1533, el encargado de la iglesia de Guía ya no era un capellán, sino un párroco o beneficiado, cuyo cargo o título descubrimos -y ya se explicará más adelante- recayó y en esta fecha en la persona de Martín de Zerpa, que lo fue desde 1524 en que ya se encontraba allí, y siguió como tal por lo menos hasta 1538.

Pila bautismal

Antes de la creación de la parroquia, la iglesia tuvo también pila bautismal, a partir de 1530, puesta por el obispo Cabeza de Vaca; y desde ese momento los bautizos se hacían en Guía y no en la parroquial de Gáldar como hasta entonces, si bien los Libros Sacramentales se iniciaron casi treinta años después, en 1565, por el beneficiado Fernando Alonso en virtud de lo mandado en el Concilio de Trento.

La primera pila bautismal de Guía era -es, porque se conserva afortunadamente- de piedra, con relieves y dibujos curiosos. Estuvo en dicha iglesia hasta que en 1860 doña Isabel Bethencourt Sánchez-Ochando -la misma señora que donó la casa parroquial- regaló la actual, de mármol. Cuando ocurrió este cambio, la vieja pila pasó a la casa particular del entonces organista de la parroquia, don Juan Batista Palenzuela, donde estuvo sirviendo de bebedero de gallinas, en un traspatio.

En la década de los años cincuenta del pasado siglo Néstor Álamo la recuperó para colocarla en la Casa de Colón, donde estuvo expuesta hasta que se quitó. Años después, como consecuencia de la declaración de la iglesia de Guía como Monumento Histórico y la reforma que en ella se realizó, se recuperó y en la actualidad está delante del altar de las Mercedes.

Martín de Zerpa

La tradición mantuvo siempre en Guía que había sido Fernando Alonso, hijo del primer alcalde del mismo nombre y apellido, también el primer párroco que tuvo la iglesia como consecuencia de que los libros Sacramentales de dicho templo comienzan a utilizarse en 1565, etapa en la que era Beneficiado aquel. Pero la realidad es otra.

La aparición de Fernando Alonso en el primer Libro (de bautizos, matrimonios y confirmaciones, un solo volumen, que abarca desde 1565 hasta 1636 en la actualidad fuera de consulta y del que hicimos una transcripción y publicación) necesariamente no certifica que fuera él el primer párroco sino el que los inició de acuerdo con los mandatos del Concilio de Tremo, si bien en muchas iglesias de la Península, -e incluso de Gran Canaria, en Gáldar y en el Sagrario- ya los habían comenzado muchos años antes. Uno de los tantos que cayeron en tremendo error fue fray Juan Suárez de Quintana, que así lo recogió en su manuscrito.

Antes de Fernando Alonso hubo otros curas que sirvieron como capellanes o párrocos en la primera ermita de Guía. Por ejemplo, en un instrumento fechado en 30 de marzo de 1524 ante el escribano Alonso de San Clemente se recoge el testamento de Alonso de Trujillo, quien declara que «pidió limosnas para las Animas, en el lugar de Guia, de lo cual dio cuenta a Gaspar de Quirós, capellán que fue de Nuestra Señora de Guia».

Antes de 1524 la ermita fundada por Sancho de Vargas tiene capellán, posiblemente el primero y a quien sustituyó Martín de Zerpa (o Cerpa en otros testimonios) que alcanzó la titularidad de primer Beneficiado. Porque el 14 de julio de 1524, el mismo Martín de Zerpa aparece actuando corno testigo en el testamento de Lorenzo Yanes ante el mismo escribano San Clemente y figura «como capellán de Guia». Zerpa seguía en 1528 pues vuelve a aparecer en el testamento de Pedro Báez, que lo nombra albacea de sus bienes y dice el testimonio que es «clérigo y capellán de Nuestra Señora de Guía».

Pero en 9 de diciembre de 1537 Martín de Cerpa aparece como testigo de otro documento de obligación de entrega de 5.000 ladrillos para la iglesia de Gáldar, en el que se compromete a realizarla Francisco de Miranda a Francisco Jáimez de Sotomayor. Es curioso cómo aquí el escribano de turno ya no dice de Cerpa que es capellán, sino «cura de esta villa de Guía» que lo sigue siendo en 1537. ¿Por qué? Porque la iglesia ya no era ermita de la que cuidaba un capellán, sino Beneficio o Parroquia, otorgamiento que vino por la citada Real Provisión de Carlos V en diciembre de 1533, y ya era responsable párroco, rango jerárquico superior al de simple capellán.

No fue, entonces, Fernando Alonso el primer beneficiado o párroco. Y entre este Martín de Cerpa y el propio Fernando Alonso necesariamente pudieron pasar por Guía otros curas responsables de la iglesia, aunque ya en 1547 aparece Alonso como beneficiado en un poder que otorgó él y sus hermanos a favor de su otro hermano, Francisco de Riverol, para que arriende las tierras y aguas de Teror que habían heredado de sus padres, según recoge Fr. Juan Suárez de Quintana en su «Relación Genealógica» tantas veces citada aquí.

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