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Moya

Moya inicia su campaña navideña con el mercado de artesanía

Unas 2.000 personas asistieron a ver los 31 puestos durante el fin de semana

Mercadillo navideño en Moya

Mercadillo navideño en Moya Juan Carlos Castro

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Mercadillo navideño en Moya Judith Pulido

Todo lo que piden los artesanos por Navidad es que se valore más su trabajo. Así lo manifestaron algunos de los participantes de la tradicional feria de artesanía que organiza el Ayuntamiento de Moya cada año en el mes de diciembre y que tuvo lugar este pasado fin de semana con la asistencia de 2.000 personas

Siguiendo el estribillo de la famosa canción de Mariah Carey, todo lo que piden los artesanos de la Isla por Navidad es que se valore y visibilice más su trabajo. Así lo manifestaron ayer los participantes en la tradicional feria de artesanía que organiza cada año el Ayuntamiento de Moya y que abrió en esta ocasión la campaña navideña. En el parque Pico Lomito se instalaron desde el pasado viernes un total de 31 puestos de artesanía y comida típica que permanecieron abiertos hasta la tarde de la jornada dominical. 

Numerosos vecinos de diferentes municipios se acercaron a ver los productos ofertados y aprovecharon además la ocasión para comprar objetos únicos hechos a mano para regalar el día de los Reyes Magos. En total, a lo largo del fin de semana asistieron unas 2.000 personas, que quedaron maravilladas con las piezas expuestas e impresionadas por muchas de las historias personales de los artesanos.

«Todo el mundo utilizaba las cestas de mimbre para ir a comprar, recoger las cosechas o para almacenar productos en casas; tenían muchísima utilidad, pero la llegada del plástico produjo un cambio radical y ahora la mayoría las utiliza simplemente como decoración», expresa Pablo Betancor, uno de los pocos cesteros que quedan aún en la Isla. 

Le apena ver cómo la tradición ha menguado poco a poco, pero no teme su desaparición porque es consciente de que aún quedan interesados en continuar el oficio, aunque sea solo como una afición más. «No es posible vivir de algo como esto; mi profesión siempre ha sido peluquero, pero esta es mi gran pasión y trato de transmitirla a todos los que sienten el gusanillo», admite el artesano, que adelanta que de momento conoce a dos jóvenes que aprenden para tomar el legado de los cesteros canarios. 

Teresa Meréndez, una vecina del municipio, observa con admiración el trabajo de Pablo, que aprovecha los pocos momentos muertos de la feria para hilar con mimo los brotes de madera en el puesto que tiene instalado en la feria. «Me interesan muchísimo los oficios artesanos, porque creo que transmiten la cultura y la historia del lugar donde se efectúan; tenemos muchísimo que aprender de las personas que se forman en artesanía, ellos fomentan la identidad», expresa la visitante, que considera que el sector público debería tomar como deber el fomento de estas artes. 

En el caso de Juan Rafael Macías, alfarero tradicional, la artesanía no solo ha supuesto un vehículo para difundir las raíces canarias. «A mí me salvó la vida», confiesa sin reparos. Hace nueve años que sufrió un accidente de moto por el cual tuvieron que acabar amputándole una pierna. «Entré en una depresión muy grande después de aquello», añade emocionado. «Fue gracias a mi mujer, que me apuntó a un taller de esta especialidad artesana para que pudiera entretenerme», añade. Y acabó enamorándose.  

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Mercadillo navideño en Moya Juan Carlos Castro

Es un trabajo duro, sin embargo. «El que lo conoce sabe el precio que tiene, pero es difícil hacérselo entender a todo el mundo», expresa y considera que una de las mejores fórmulas para evitar que este tipo de especialidades desaparezcan es difundirlas en los colegios. 

Los vecinos defienden el papel activo de la villa en esta tarea. «Creo que es de los municipios que más apuestan por la artesanía, pues organizan varias ferias a lo largo del año y tratan de poner en valor a sus profesionales y darles visibilidad», añade Meréndez orgullosa de formar parte esta localidad. Por otra parte, Isabel García defiende también la importancia de realzar el trabajo artesano. «Es más cómodo ir a los centros comerciales y consumir productos baratos, pero se pierden así nuestras tradiciones; yo recuerdo la utilidad que dábamos antes a las cestas de mimbre, por ejemplo, y me parece importante que se lo transmitamos también a los niños», añade. 

Por eso acude todos los años a este mercado navideño junto a su familia. «Hemos participado en la cata a ciegas, en donde hemos tenido la oportunidad de probar muchos de los productos que elaboran en el municipio u otras localidades del Norte», añade Carlos Arteaga. Entre estos no se encontraban los licores y mermeladas de Noelia Cedré, pero fueron bien valorados por los visitantes de la feria. Chocolate, piña o coco son algunos de los sabores de sus productos, elaborados por ella misma y sin ninguna ayuda. 

La feria contó con una puerta de entrada y otra de salida, así como un recorrido limitado para evitar contagios

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«Empecé por curiosidad haciendo mermelada de manzana y ya elaboro más de 50 sabores; nunca los he podido ver juntos en una mesa», asegura entre risas. Hace ocho años que dedica parte de tu tiempo a esta afición, que ha conseguido convertir en marca. «Aprovecho las ferias para vender, aunque también llevo una colaboración con la tienda Campullón –en el municipio de Guía–, en donde siempre están expuestos», añade, haciendo hincapié en que todos los ingredientes que utiliza para efectuar sus productos son de kilómetro cero. 

«Nosotras empezamos por una perreta», expresan entre risas dos vecinas de Fontanales que cuentan con un puesto de decoración navideña. Prefieren mantenerse en el anonimato porque «este ha sido nuestro primer año y será el último, solo queríamos probar a efectuar objetos artesanales centrados en la Navidad porque jamás hemos visto ningún puesto con esta temática a pesar de que la feria es navideña», explican. 

Entre los objetos en venta se encontraban coronas navideñas, abetos de tela con diferentes patrones y otras decoraciones de pared, aunque lo más reclamado –acabó por agotarse el sábado– fue un muñeco de nieve elaborado con corcho. «Estuvimos trabajando desde enero en cada objeto, solo durante los fines de semana, y hace unas semanas organizamos un mercado con nuestros amigos y conocidos para ver si gustaban», añaden con ilusión. 

La concejala de Comercio del municipio, Belén Rivero, celebra el éxito del evento. «Queremos seguir apostando por los artesanos y el sector primario, así que a pesar de la nueva realidad que vivimos por el covid no hemos querido dejar de realizar eventos y ferias para darles visibilidad», añade. Eso sí, siguiendo en todo momento las medidas del covid. 

Por este motivo, en el parque solo pudo instalarse una treintena de puestos y tuvo que establecerse un recorrido concreto, con una puerta de entrada y otra de salida. «Hay espacio para muchos más, pero tenemos que adaptarnos a la normativa y ser prudentes para salvaguardar la salud de nuestros ciudadanos», expresa. 

La jornada concluyó sobre las tres de la tarde, pero el deseo de los puesteros continuará durante todas las navidades y seguramente hasta el próximo año: fomentar y divulgar la artesanía.

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