El Servicio de Promoción de la Autonomía Personal de Mogán ha impulsado el proyecto sobre la 'Memoria Histórica de Barranquillo Andrés y Soria', una idea que ha culminado con un documental y una muestra de fotografía que recogen cómo era la vida en el barrio en la década de 1980. La sede de la Asociación de Vecinos Guapil en Barranquillo Andrés ha sido el punto elegido para presentar este proyecto, que cuenta con los testimonios de los vecinos y vecinas de los barrios, la gran mayoría de más de 70 años de edad, y las fotografías de antaño aportadas por ellos mismos.

Tanto el documental como la exposición trasladan a los primeros recuerdos del barrio, que datan de 1980 y recaen en una persona, Andrés, natural de Tejeda. Este hombre frecuentaba la zona con su hija Anita, cuyo marido se dedicaba a la construcción y fue el que empezó a edificar las primeras casas de la zona.

En estos barrios, igual que en todo el municipio, la vida estaba marcada por el arduo trabajo diario y la humildad, y por infancias felices pero muy cortas. «Pasamos tardes montados en un reno hecho con soga que después nos tenía días con las nalgas llenas de rozaduras», recuerda la vecina Antonia Hernández. Los niños y niñas empezaban a trabajar con seis años, casi siempre en tareas relacionadas con la ganadería y agricultura. Estos barrios son además un ejemplo de unión. A pesar de la escasez propia de hace 50 o 60 años no faltaba la comida gracias, entre otros, a la matanza del cochino que se repartía luego entre las familias.

Pero si hay algo que ha marcado a los vecinos de Barranquillo Andrés y Soria es la lejanía. La primera escuela se construyó en 1957, por lo que a muchos ya los pilló mayores de 14 años y no recibieron formación o, como hacía Mariquita El Pino Mejías con sus hermanos debían ir caminando hora y media para ir al colegio de Cercados de Araña. Esa lejanía se hacía notoria cuando alguien enfermaba, ya que el médico más cercano del municipio se encontraba en Playa de Mogán.