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San Bartolomé de Tirajana

El Salobre eclipsa a Vigo

Miguel Sierra monta en su finca una Casa de la Navidad con una Torre Eiffel de 17 metros de altura

La Casa de la Navidad de Keyla, en El Salobre

La Casa de la Navidad de Keyla, en El Salobre Juan Carlos Castro

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La Casa de la Navidad de Keyla, en El Salobre R. Torres

Es más que probable que si el alcalde de Vigo, Abel Caballero, se entera de la Navidad que Miguel Sierra y su familia tienen montada en una parcela de El Salobre, en San Bartolomé de Tirajana, se lo lleve hasta su ciudad para que le ayude a diseñar la iluminación navideña del próximo año. Pero lo que no sabe es que Miguel ya ha viajado hasta la capital viguesa para coger ideas que imprimir en la Casa de la Navidad de Keyla, un pequeño parque temático que este apasionado de estas fechas ha instalado en su propia casa y ha abierto al público de forma gratuita para inspirar en los niños el espíritu navideño. «No cobra entrada porque su único objetivo es ver la ilusión de sus nietos, Keyla, Iara y Dylan, y la cara que se les queda a todos los niños que visitan el parque», cuenta su hija Casandra.

La casa de la Navidad tiene un árbol de gran tamaño. Juan Castro

Aquello del árbol de Navidad coronado por una estrella y el portal de belén a Miguel se le queda pequeño y su pasión por estas fiestas la lleva casi al extremo. Y es que no hace falta llegar hasta la puerta de esta casa para darse cuenta de que la familia Sierra lleva la Navidad en las venas. En la subida a Salobre, a lo lejos, una Torre Eiffel de hierro de 17 metros de altura anuncia una Casa de la Navidad de Keyla a la que no le falta detalle: figuras a gran escala de Papá y Mamá Noel, pesebres, un belén, una noria de unos cuatro metros de altura, una casa de Papá Noel y hasta renos y osos polares merodeando por la parcela. Pero tranquilos que solo son figuras iluminadas. Todas estas piezas están colocadas en un recorrido de unos 15 minutos que bien merece cargar con una buena cámara de fotos para capturar un buen recuerdo.

Miguel, cuenta su hija, es un pequeño empresario de la construcción, humilde, trabajador durante toda su vida y apenas se ha ido de vacaciones, pero con pasión por la Navidad desde muy pequeño. «Se lo inculcó mi abuela Antonia y desde niño vive estas fechas con mucha alegría», sostiene Casandra. 

Este parque temático de la Navidad tiene una noria, un belén, una casa de Papá Noel y hasta osos polares

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Lleva siete años montando este parque temático navideño en su parcela, una casa de la navidad que continuó creciendo «con muchas más ilusión» cuando nació su primera nieta, Keyla, la niña que da nombre a este parque. «Desde antes de que naciera Keyla mi padre ya estaba colocando figuras, pero cuando ella vino al mundo empezó a ampliarlo», relata su hija, dada la timidez de Miguel. «Al principio solo ponía luces y alguna figura, pero luego comenzó a instalar figuras más grandes y hasta un belén», dice.

Una noria de cuatro metros y una cuidada iluminación atrae a los más pequeños. Juan Castro

El amor de este vecino de El Salobre por la Navidad ha ocasionado que cada año diseñe un espectáculo mayor que el anterior y este año ha incorporado como novedad la Torre Eiffel y la noria, los dos mayores atractivos de este parque que pueden contemplarse desde kilómetros de distancia cuando están iluminados. Y casi desde el espacio.

En este viaje Miguel no está solo porque involucra a todo el que le rodea, desde los empleados de su empresa, que colaboran en la construcción de las estructuras de hierro de mayor tamaño, hasta su mujer Luisa y sus hijos Ayose, Yasmina y Jesús, además de Casandra. Ninguno se escapa.

Pero como Roma no se construyó en un día, Miguel ha necesitado tres meses para montar este parque, ya que comenzó a principios de septiembre y lo abrió al público a inicios de diciembre. «Y este año empezó tarde, porque otros años comienza a trabajar desde mitad de agosto», reconoce Casandra, quien confiesa que su padre toma las ideas del cine. «Le encanta ver películas de Navidad, se pasa todo el día en Netflix», cuenta con humor, «y cuando se lo puede permitir viaja a Madrid o a Vigo para recoger ideas allí también». Que tiemble Abel Caballero.

Miguel ha necesitado tres meses para montar este parque, ya que comenzó a principios de septiembre y lo abrió al público a inicios de diciembre

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Si algo destaca en sus ideas es una trabajada iluminación que convierte a esta casa en todo un parque de atracciones. «Mi padre no es una persona que se compre cosas para él, pero la Navidad es su pasión y su vicio es comprarse luces», señala Casandra. Y eso nadie lo duda porque hasta la fachada de su vivienda, contigua al terreno donde está el parque, está iluminada con una cortina de bombillas.

Un asistente se fotografía bajo la Torre Eiffel de 17 metros de altura. Juan Castro

Cuando acaba la Navidad llega el sablazo. ¿Cómo se afronta la factura de la luz? Es una inversión que la familia no revela. Eso sí, cuenta Casandra que todas las luces son de bajo consumo y que este año han instalado placas solares para abastecerse de energías renovables. «Sí que viene una factura más alta, pero a mi padre le gusta la Navidad y si puede permitírselo, lo hace, pero si no nada». Además va ahorrando durante todo el año.

La Casa de la Navidad de Keyla es de entrada gratuita y abre todos los días desde las 18.30 a las 11.30 horas, hasta el 8 de enero. Miguel no cobra porque no quiere ánimo de lucro. «Solo lo hace porque le gusta la Navidad y para que los niños disfruten de ella», sostiene Casandra, «precisamente en una fecha de muchas transacciones monetarias mi padre hace de esto algo libre que organiza solo cuando se lo puede permitir y de la que disfruta viendo las caras de los pequeños, eso lo gratifica mucho».

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La Casa de la Navidad del Salobre Juan Castro

Este parque navideño esta gestionado por varios miembros de la familia, quienes controlan los aforos para garantizar las medidas sanitarias. El éxito ha sido tal que el pasado fin de semana asistieron más de 2.000 personas en un solo día. «Mi padre no pretende obtener ningún reconocimiento, solamente se alegra cuando a la gente le gusta lo que él prepara».

La imaginación y las manos de Miguel Sierra, acompañado de su familia, son capaces de crear un espacio de ilusión en plenas fiestas navideñas y que alcanza todas las edades. Todavía no han terminado estas fiestas, pero en su cabeza ya empiezan a cruzarse y acumularse las ideas y novedades para el próximo año. A sus 55 años, Miguel no ha perdido la ilusión que tenía desde niño y sigue siendo uno más esperando que la magia de la Navidad llegue a la mayor parte de la gente posible. «Parece que este hombre nació en Laponia o algo», bromea su hija. Pero no. Miguel es de El Salobre de toda la vida, donde creció y formó una familia; una familia a la que hoy ilusiona con la magia que desprende cada luz de su particular y especial Navidad.

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