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122 años de un concierto histórico de Saint Säens en Guía

Camilo Saint Säens estrenó el órgano de la iglesia obra del italiano Giuseppe Luis Mola con "inspiradorísimas melodías" en 1900

Frontis del órgano que inauguró Saint Säenz el 14 de enero de 1900

Se cumplen 122 años del concierto que aquel 14 de enero de 1900 ejecutó en el nuevo órgano de la iglesia quien había sido hasta entonces -y varios años después- visitante asiduo a la ya entonces ciudad de Guía de Gran Canaria, Camilo Saint Säens. Un concierto que el Boletín de la Diócesis de Canarias calificó de “magistral, dejando oír inspiradísimas melodías” y del que Francisco González Díaz dejó constancia en Diario de Las Palmas al día siguiente escribiendo que “el órgano tronaba sobre Guía entera estremecida y las ráfagas de la tormenta sonora hacían doblar las cabezas, como se posan las espigas por el viento. Cataratas de cielo desatadas eran también aquellas, pero de causar estragos difundían la paz, el consuelo y el amor”.

  El nuevo instrumento musical sustituía en la época otros que había tenido la iglesia guiense según consta en el libro primero de Fábrica Parroquial. Existe uno ya en 1708 para el que se gastaron “250 pesos de importe de la tribuna que se hizo para el órgano, con su pasadiso para el campanario. Dicho costo fue por cortar madera, en reformar los machinales para asentar la tribuna o coro alto, del que se aprovechó la madera para la obra nueva”. Es el mismo que aparece todavía en 1781 sobre el que se anota el pago de “seis reales y siete cuartos, costo de los materiales y composición de los fuelles del órgano”.                                                                         

Teclado, antes de su restauración, del órgano inaugurado por el músico francés.

  Más tarde la iglesia estrena uno de mayor envergadura para el que es preciso la intervención de un fuellista, así se deduce del inventario fechado en septiembre de 1784 que dice entre otras cosas “Item. Dos órganos, que uno es nuevo y grande y que lo dio el vecindario y se estrenó este año”. Está claro que era de mayor envergadura que los existentes hasta entonces porque en las cuentas entre 1786 y 1790 se anota: “660 reales que importan los salarios de los mozos del coro, organista y fuellista en el tiempo de estas cuentas”. Aquel viejo instrumento que aparece en 1708 no es el que tiene a finales del siglo XVIII la iglesia sino, seguramente, aquel que mandó arreglar el párroco Gaspar de Montesdeoca en 1793 pues se recoge en otro inventario de ese año: “un órgano nuevo (el estrenado en 1784) y otro que se mandó componer a Fulgencio Arturo a quien se le dieron los materiales correspondientes”.

Algunos años mas tarde, en las cuentas referidas a los años 1821-1830 del mayordomo Pablo de Bethencour y Molina se señal el descargo de “200 reales a Agustín José de Bethencourt por la composición del órgano”. Queda, pues resumida la pequeña historia de los instrumentos musicales que tuvo la iglesia de Guía desde principios del siglo  XVIII hasta los inicios del XIX del que es protagonista el inaugurado por el músico francés.

Donaciones para el órgano

 Será en diciembre de 1899 cuando el párroco Juan Navarro Estupiñán (1896-1902) decide la sustitución del ya considerado viejo instrumento del coro por uno nuevo aprovechando la presencia en Guía del músico francés. Efectivamente saca de los fondos parroquiales 2.592 pesetas para “la compra de un nuevo órgano según orden del Ilustrísimo prelado”, aunque el coste sería mucho mayor por lo que solicita de instituciones y personas pudientes del pueblo y de la isla alguna aportación económica. Entre la larga lista de donantes se encuentran el conde de la Vega Grande, el doctor Chil, el antiguo párroco Matamala y el propio obispo, además de las mil pesetas que según acuerdo concede el ayuntamiento de la localidad.

 El encargo, por indicación de Saint Säens, a quien se le pidió consejo y asesoramiento, se hace a la fábrica italiana G. Mola de Torino que ya aparece instalado en enero de 1900, fecha en la que se realiza la bendición y la inauguración con el conocido concierto del ya entonces famoso compositor, acontecimiento sobre el que no vamos a insistir por ser harto conocido los detalles. Fue afinado en 1909 por el italiano Pedro Grizotti “afinador y compositor de órganos” que cobró “150 pesetas por la limpieza, arreglo de varios defectos más la afinación completa del Órgano”.

 En 1943 fue objeto de nueva afinación por otro especialista alemán y en 1955 igualmente por el también germano Juan Von Ctutzinger quien nos explicó algunas de las especiales características del instrumento guiense: “es absolutamente desconocido en España y las disposiciones del mismo, es decir, su orquestación es a base de gambas, violines y flautas, lo que le hace que su música sea suave. dulce y muy armoniosa. El segundo teclado auxiliar, el superior, está hecho especialmente de violines y gambas mientras que el inferior o principal lo es de flautas y octavas. El material de los tubos interiores es de estaño en un 96 por ciento y el tubo mayor de la fachada pesa 12 o 14 kilos es de puro estaño. La lengüetería, es muy buena italiana como la casa constructora de gran prestigio en su época en que la que fue construido, 1899”. Frontalmente, encima de los teclados, todavía puede advertirse la plaqueta de metal con la procedencia del instrumento: “G. Mola. Torino”, dice.

  El mal estado del instrumento aconsejó en la década de los años ochenta del pasado siglo su desmonte con motivo de las obras de restauración del templo que se realizaban en aquel tiempo. Años más tarde las instituciones de las islas a instancias del Ayuntamiento de Guía pusieron en marcha su restauración por lo que las piezas fueron enviadas a Madrid a los talleres de Luis Magaz. Una vez concluida aquella se montó de nuevo en la tribuna y se inauguró en 2003.

Se preguntarán muchos por qué el cura de Guía se decidió para el encargo y compra del nuevo órgano por la casa italiana G. Mola. Su propietario, Giuseppe Luigi Mola, nacido en 1837 después de ocuparse de varios trabajos ajenos al que le hizo famoso y de recorrer algunos países europeos, de regreso a Turin abrió un modesto taller de construcción de órganos con el que se presento en 1867 en la Exposición Universal de Paris donde obtuvo la medalla de bronce. A partir de aquí se sabe que ninguna empresa italiana en su especialidad obtuvo nunca tantos reconocimientos en exposiciones nacionales e internacionales. Llegó a ser proveedor de las casas reales de Italia y Portugal y a entablar amistad con los más famosos compositores e intérpretes de la época entre los que se encontraba el francés.

De la gran amistad entre Saint Säens y Mola se recuerda una curiosa anécdota protagonizada en Milán en 1879. La “Sociedad del Cuarteto” invitó al célebre compositor y organista francés para un concierto de órgano de la casa G. Mola en el Conservatorio milanés. Llegado el momento de tocar y al encontrarse con un pequeño instrumento de un solo teclado, registro partido y pedaleo reducido, se declaró incapaz de hacerlo sonar, lo que causo airadas polémicas. Con el tiempo, a pesar de aquella situación se entabló una gran y estrecha amistad entre ambos y con el paso de los años se comprobó que el francés recomendaba los instrumentos de Mola, razón por la que también se lo recomendó al cura de Guía de la época. La modestia y la discreción fueron virtudes del compositor quien para siempre olvidó aquel incidente.

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