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Canarias pierde al sabio de la botánica isleña

David Bramwell, el futbolista que se enamoró de la flora canaria sin renunciar a Los Beatles

Quienes le conocieron destacan de él su amor por las islas y su gran orgullo por sus raíces

David Bramwell, en su etapa de director del Jardín Botánico | | J. G.

Quienes conocieron a David Bramwell destacan de él el gran amor que sentía por Canarias, el lugar que le acogió desde que decidió desarrollar su tesis doctoral sobre la taxonomía y biogeografía de los tajinastes. Futbolista en su juventud, fue portero del famoso The Cavern Club, lugar en el que vio nacer a una de las bandas de música más famosas del mundo, The Beatles, de la que siempre fue fan. Comprometido con la flora canaria en sus casi 40 años al frente del Jardín Botánico Canario Viera y Clavijo, Bramwell fue maestro de un gran número de investigadores que han convertido Canarias en el foco científico internacional que es en la actualidad. En definitiva, fue un británico muy «acanariado».

Uno de sus grandes amigos, y subdirector durante una etapa de su dirección al frente del Jardín Canario, fue Bernardo Navarro. «Dejará un hueco importante y acompañará a los botánicos ilustres que se han preocupado por la flora canaria», señaló ayer. Él que tanto le conoció en su etapa en el jardín botánico destacó de él que se integró «muy bien» en la sociedad isleña, pero que nunca llegó a nacionalizarse español. «Estaba muy orgulloso de su ciudad natal, fue amigo de Ringo Starr en su juventud, y era un gran fan de The Beatles», agregó.

En ese sentido, Betty Burgess, quien le conoció en el Club Inglés, donde se reunía asiduamente con sus compatriotas, comentó que fue durante su etapa como portero de The Cavern Club cuando conoció al grupo británico. Esa era solo una de su «infinidad de anécdotas», que no dudaba en compartir con el resto de miembros del club en sus veladas. Pese a esos recuerdos y su sempiterno orgullo por sus raíces inglesas, no cree «que hubiera querido estar vivo en otra parte que no fuera Canarias», y siempre fue «muy entregado» a su vida en el Archipiélago.

Según resaltó uno de los miembros de ese Club Británico, José Juan Rodríguez, Bramwell fue «de los últimos ingleses que fue presidente del club», por lo que su muerte ha sido «una gran pérdida» para la comunidad británica de la isla. Además, como integrante de este grupo, «significó mucho para la economía del Puerto». Y es que el presidente de Accomar-Accumar ensalzó que la comunidad inglesa en general forma parte de la historia del recinto portuario porque «influyó mucho en las diferentes consignatarias».

Otra de las aficiones que cultivó David Bramwell en su juventud, además del amor por la flora, fue el fútbol. Tal y como apuntó el catedrático de Botánica de la ULL, Pedro Luis Pérez de Paz, el inglés llegó a jugar en equipos federados en su Liverpool natal, donde demostró ser «un buen futbolista», pero la biología se cruzó en su camino y decidió subirse a ese tren que, pese a cruzar el océano, le llevó hasta Gran Canaria. El botánico palmero reconoció que, cuando echa la vista atrás, ve la figura de un Bramwell «alto, fuerte, habilidoso», con el que compartió varios momentos que se le quedarán para siempre grabados en su memoria. Uno de ellos es que, en una excursión por el promontorio de Chinobre, descubrieron una nueva especie para la ciencia. También fue muy importante en la carrera del actual director del Jardín Botánico Canario, Juli Caujapé, quien agradeció ayer la confianza que depositó en él para liderar todas las propuestas de investigación que presentó y «ese apoyo decisivo para iniciar la construcción del laboratorio molecular en el Jardín». Precisamente, fue gracias a estas instalaciones que él llegó a Tafira en 1996, antes de iniciar su estancia posdoctoral en Estados Unidos. «David (Bramwell), en toda su etapa de director del Jardín, mostró que con las aportaciones del Jardín, Gran Canaria se puede convertir en un poderoso atractor de financiación e inspiración internacional para personal científico de muchos países», explicó.

También pudo trabajar codo con codo con él Eugenio Reyes, coordinador de Ben Magec - Ecologistas en Acción y trabajador del Jardín Botánico Canario. Reyes expresó que siempre le sintió «como un padre» desde que comenzó a trabajar en las instalaciones de Tafira hace casi tres décadas, un sentimiento que mostraba a todos los miembros del recinto científico y divulgativo. «Era un hombre afable, muy inteligente, podía manejar y entenderse con todo el mundo. Yo creo que fue el director que sacó un jardín humilde y local y lo puso en primera línea planetaria», defendió el biólogo, quien reconoció que aprendió de él «a descubrir en lo cotidiano cosas únicas». Y concluyó: «Fue un hombre de su tiempo que supo leer los momentos que le tocó vivir para sacar lo mejor para el conjunto de los canarios».

También le recordó el presidente del Cabildo de Gran Canaria, Antonio Morales, quien destacó «su entrega para la implantación y consolidación del Jardín Canario, tras el prematuro fallecimiento de Erik Sventenius, así como su pasión por la flora canaria y por la proyección internacional de la botánica macaronésica». Según recordó el líder insular, hacía pocas fechas que Bramwell mostró su preocupación por el proceso del cambio climático y su impacto sobre Canarias, «por lo que no hay mejor reconocimiento a su figura que continuar la labor iniciada por nuestro compañero y amigo».

Ángel Víctor Torres, presidente de Canarias, a través de las redes sociales, aseguró que, pese al fallecimiento del británico, «queda su enorme legado» y, al tiempo que trasladó a sus familiares y allegados su pésame, resaltó su amor por las islas y su flora, que supo mostrar en sus casi 40 años al frente del Jardín Botánico Canario.

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