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Ingenio

Los partos con María Chona

María de la Concepción Artiles, María Chona, de 87 años, sirvió en alumbramientos desde joven durante décadas en El Sequero | Amamantó a numerosos bebés

Los partos con María Chona | ANDRÉS CRUZ

«Lo de ser partera lo hice siempre con mucha ternura. Yo era muy cariñosa y siempre daba besos, mientras tenía en mis brazos al recién nacido o nacida a los que yo había ayudado a venir al mundo. Siempre lo hice lo mejor que podía. En esos tiempos, en los años 50, 60 y 70 del siglo pasado había mucha falta de medios, y lo mejor que se tenía eran unas buenas manos». Así recuerda María de la Concepción Artiles González, llamada todos como María Chona, que tiene 87 años y que cumplirá los 88 el día 12 de febrero. En El Sequero, en el casco de Ingenio, es donde nació en 1934 y donde vive. Nunca está sola y la puerta de la casa siempre está abierta.

Los partos con María Chona

María Chona es muy conocida por los vecinos y vecinas, no sólo en El Sequero, sino en muchos rincones de la villa de Ingenio, y en gran parte es por esa habilidad de servir en los partos que aprendió, cuando tendría unos 15 años, de la vecina María Sánchez, conocida como María La Concha.

«No sé a cuántos niños y niñas ayudé a que nacieran. Muchísimos. Nunca los conté. Tampoco puedo decir durante cuantos años hice de partera. No lo sé. Muchos, décadas», explica, al tiempo que aclara que «era una habilidad que yo hacía bien y no dejaba de hacerlo. Muchísimas veces me avisaban durante la noche o la madrugada que tal vecina iba a dar a luz, y corriendo iba a donde fuese».

«Nunca fue más de uno en el mismo parto. Todos los niños a los que asistí nacieron bien», presume la octogenaria, para la cual «no me lo tomaba como un trabajo. No aceptaba el dinero cuando me lo ofrecían por lo que yo había hecho. Había mucho necesidad en la mayoría de las familias y prefería que se lo quedasen, más al llegar uno más en la casa».

Negación

Una anécdota que no olvida fue que «a una parturienta de Mondragón tuve que darle una cachetada porque no quería seguir empujando y a la bebé había que sacarla ya porque corría peligro. Así que tuve que dársela para que reaccionara Y sí que lo hizo», señala entre risas. «La niña salió perfecta. Salió muy sana. No sé bien, pero igual hace de eso unos 70 años», añade.

Otra razón por la que es muy conocida es porque también amamantó a muchos recién nacidos. «No sólo de Ingenio, si no que también me los traían de Las Palmas [de Gran Canaria], como hizo el que llamaban Salvador el árabe. En casi todo El Sequero me llaman mamá, y no son mis hijos, sino los hijos de leche», manifiesta.

María Chona es admirada y querida, no sólo por su familia, si no por muchos vecinos y vecinas de El Sequero y del resto de Ingenio, no sólo por lo que hizo como partera o por amamantar a los bebés, sino por su humildad, por lo mucho que trabajó y por todo lo que tuvo que pasar y superar, como muchos y muchas de su generación.

Un ojo ciego

José Artiles Guedes, natural de Los Molinillos, y María González Ramírez, de El Sequero, que vivió hasta los 99 años, tuvieron ocho hijos: Josefa (+), Antonia, Fernanda, Pepe, Manuel (+), Nicolasa (+), Fernando (+) y María Chona.

Un hecho que tuvo muchas consecuencias en la vida de esta partera fue que nació con el ojo izquierdo ciego, y en la actualidad ha perdido gran parte de la vista del otro. Además, tiene problemas de movilidad y lleva marcapasos.

El hecho de que no viese por uno de sus ojos no impidió que desde muy niña trabajase recogiendo estiércol y, cuando tenía entre seis y ocho años fuese a trabajar a una nave para el empaquetado del tomate, y como hizo durante muchos años, como hicieron muchos del Sureste durante esa época, y los otros que procedían del Norte de la Isla y que buscaban trabajo y un futuro mejor. Entonces, por un motivo u otro, y por la necesidad de ganar algo de dinero y de atender a sus hermanas, ella no pudo ir a la escuela, y ni tampoco aprendió a escribir y a leer.

María Chona se casó a los 16 años con Juan González Méndez, quien trabajó «en la cantera de Arinaga y en arreglar los papeles en Las Palmas», como afirma ella. «Era bueno. Yo lo quería un montón. Le gustaba la parranda y las canciones, tanto picantes, como amorosas», asegura.

Juan González y María Chona tuvieron 16 hijos, pero siete murieron siendo pequeños o al poco de nacer, Los nueve hijos restantes son: Juan; Antonio; José, Pepe; Cristóbal; Francisco, Paco; Nicolasa; Lidia; Conchi; y Candelaria, Lali González Artiles. El mayor de todos es Juan, de 67 años, y la más pequeña es Lali, con 47. María Chona parió sola al primero.

«Mi madre estaba en la tienda de Juan Manuel, en El sequero, con una de sus tías. Le entró un dolor y dijo: ‘espérate un momento que ahora vuelvo’. Fue a su casa, dio a luz sola, cortó el ombligo y volvió a la tienda dos horas más tarde con mi hermano Juan entre sus brazos», relata Lidia González. En actualidad, María Chonta tiene 24 nietos, 27 biznietos y una tataranieta de pocos meses de vida.

María de la Concepción trabajó muchos años, a parte de hacerlo con el tomate, lavando ropa en la acequia y en otras casas. «Nunca pasé hambre», asegura, aunque sí desconsuelo en ocasiones. Hoy en día le gusta mucho comer arvejas y pescado, entre otros. También vendió cupones como trabajadora de la Organización Nacional de Ciegos Españoles (ONCE) entre las décadas de los años 70 y 90 aproximadamente.

Uno sus momentos felices fueron, como ahora lo es estar con sus hijos y demás miembros de la familia, los viajes organizados por la ONCE a los que pudo sumarse, y fue a sitios como Barcelona, Sevilla, Francia, Asturias, Portugal o Palma de Mallorca, entre otros.

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