La negligencia de un olivarero ha echado a perder la producción de aceite de oliva virgen extra este año en Agüimes. Por ello, el Ayuntamiento ha decidido impedirle que lleve sus aceitunas a prensar a la almazara municipal.
Con esta medida de castigo, la administración local busca preservar la producción de aceite, evitando que en el futuro el uso de un insecticida prohibido para tratar la mosca del olivo vuelva a estropearla. El agricultor vetado en la almazara utilizó en sus olivos un insecticida, el clorpirifos, que no está permitido emplear y no se comercializa desde abril de 2020.
La detección de este insecticida en el aceite prensada en la almazara de Agüimes llevó al Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación a declarar no apta para el consumo la producción de aceite de oliva extra de este año, unos 1.899 litros de aceite obtenidos de 18.383 kilos de aceitunas.
El alcalde de Agüimes, Óscar Hernández, destacó que el uso del insecticida prohibido por parte del agricultor ha sido "una faena que ha provocado más daño emocional que daño económico, aunque éste también ha sido importante". En cualquier caso, "no volverá a participar en la producción de este aceite. Nunca más. Se nos engaña una vez, pero nunca una segunda».
«Estos hechos han provocado un sufrimiento emocional porque es un proyecto de producción de aceite de oliva, que ahora es virgen extra, que empezamos hace 22 años, al que se le tiene mucho cariño, además de ser importante por otros motivos y objetivos, como la protección paisajística y para los desarrollos rural y económico», agregó el regidor.
Oscar Hernández indicó que supone que la aseguradora emprenderá medidas judiciales por el uso de un insecticida no permitido y por sus consecuencias.
Este productor fue uno de los cinco que llevó su cosecha de aceitunas a los tres lotes distintos en los que se recogía la producción de aceitunas del año pasado. Además, había firmado el cuaderno de campo, como todos los olivicultores, en el que indicaba qué productos fitosanitarios usó y en el que se aseguraba no haber empleado ninguno prohibido. Se recogió y se congeló una muestra de cada lote de aceitunas que entregaban los productores.
Los distintos análisis de laboratorios de la Península confirmaron que existían residuos superiores a lo permitido en la producción de aceite de oliva. Este hecho ha supuesto un daño económico de 31.433 euros que abonará la aseguradora que cubre este servicio. El importe total que recibirán los productores será de 24.825 euros en función a la cantidad aportada por cada uno, mientras que 6.607 euros serán para la empresa municipal Turismo Rural por las pérdidas por la malograda cosecha de aceite.
La Corporación local, en especial la concejalía de Desarrollo Rural ha hecho, como todos los años, un control riguroso de todas las entregas de aceitunas y todo lo relacionado con la producción de aceite de oliva virgen extra, bajo la marca Caserío de Temisas, el cual ha recibido varios premios.
El empleo del insecticida clorpirifos por parte del productor sospechoso ha sorprendido a muchos, ya que no se utiliza en la actualidad, entre otras razones porque provoca molestias respiratorias y en la piel. Además, por el hecho de que la concejalía de Desarrollo Rural entrega cada año, de forma gratuita, fosfato de dianómico, para el mismo fin, facilitar la caza de la mosca del olivo.
