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SANTA LUCÍA DE TIRAJANA

Así celebran el Ramadán los musulmanes de Canarias

Gran afluencia de la comunidad islámica a las mezquitas de Vecindario en una celebración que recupera la normalidad después de las restricciones por el covid

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Inicio del Ramadán Juan Castro

La comunidad musulmana de Canarias inició este viernes el Ramadán, el acontecimiento religioso más importante para los creyentes de esta religión que este año tiene un significado especial porque vuelven a poder reunirse en las mezquitas por la noche para rezar y romper el ayuno diario, después de dos años con muchas restricciones por la pandemia.

Los actos vuelven a una cierta normalidad y el aumento de la afluencia de fieles a las mezquitas de Gran Canaria, sobre todo a las de la capital grancanaria y Vecindario, se ha notado este sábado, tras la caída del sol, en el primer día de ayuno, que se prolongará a lo largo de un mes hasta el primero de mayo.

Para los islámicos, este mes es un tiempo de reflexión, de purificación, de buenas acciones, de solidaridad y de acercamiento a Dios. En la provincia de Las Palmas hay más de 56.000 musulmanes, la mayoría en Gran Canaria y, dentro de Gran Canaria, se concentran, sobre todo, en Santa Lucía de Tirajana (Vecindario)  y Las Palmas de Gran Canaria. De hecho, ambos municipios cuentan con dos mezquitas. La mayoría de los fieles son marroquíes.

De origen marroquí, aunque nacida en Vecindario hace 21 años, es Souhaila El Mahmoudi, que este sábado se levantó poco antes de las seis para desayunar porque después de las 6:30, comienza la prohibición de comer y beber agua hasta las 20:20, cuando se oculta el último rayo solar y se puede romper el ayuno.

Musulmana practicante, Souhalia cumple escrupulosamente cada año el mes de ayuno del Ramadán. “Los primeros días son los más difíciles porque el cuerpo se tiene que adaptar a no comer, pero al mismo tiempo el primer día es el más emocionante porque es como si te estuvieran dando la bienvenida. Es una vez al mes y lo esperas a lo largo del año. Se trata de un mes que transmite mucha tranquilidad, porque te centras en la religión, practicas más. Ese tiempo que invierto en comer, lo aprovecho para centrarme más y aprender más de mi religión. Y cada día aprendo algo nuevo», asegura El Mahmoudi.

El ayuno «ayuda al cuerpo a desintoxicarse. Está comprobado científicamente que cuando acabamos el Ramadán nuestro cuerpo cambia y está más sano», añade, al tiempo que expresa su alegría por volver a vivir juntos en la mezquita la celebración del último rezo y la ruptura del ayuno.

«El año pasado no lo sentías tanto porque no podías ir a la mezquita, pero ahora volvemos a prepararnos, a salir con la familia y a reunirnos en la mezquita. Todos los musulmanes nos reunimos en un mismo sitio, con el mismo objetivo. Es algo muy especial». El Ramadán, sostiene, es un «mes en el que te centras más en tí misma y en seguir mejor la religión. En ver lo malo que hay en tí y mejorar. Es un mes de mejora, tanto física como religiosamente». La casa familiar es decorada como si fuera Navidad, pero con motivos alusivos al Corán. «Este año tenemos un juego con los nombres de los profetas y cada día cogemos uno y nos tenemos que aprender su vida par conocer algo nuevo», relata.

El origen del Ramadán, recuerda, está relacionado con la primera revelación del profeta Mahoma. El periodo de ayuno arranca con la luna nueva, cuando esta empieza a crecer y finaliza con la terminación del ciclo lunar. Por esa razón, la fecha del Ramadán cambia y su celebración se adelanta cada año 11 o 12 días.

Los fieles vuelven a acudir a los templos por la noche a orar y celebrar la ruputura del ayuno

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Los musulmanes esperan cada año a ver la forma de la luna -de esto se encargan las autoridades religiosas- para declarar el inicio del noveno mes del calendario lunar. El movimiento del sol y de la luna condicionan la celebración de los cinco rezos: después de la aurora, mediodía, media tarde, ocaso y noche. El ayuno en el Ramadán es considerado uno de los cinco pilares del Islam.

El imam de la mezquita Nour de Vecindario, Taric Hasan Jurado, resalta la importancia de este año «porque vamos a celebrar el rezo durante la noche, una costumbre que se remonta a los tiempos del profeta. En 2020, este rezo no se hizo por la pandemia y en 2021 lo pudimos hacer con restricciones, pero este año vamos a poder volver a rezar juntos uno al lado del otro. Paso a paso volvemos a la normalidad y aunque debemos tomar precauciones, lo estamos sintiendo más que el año pasado y el anterior».

Imán Taric Hasan: "No sólo se trata de rezar y ayunar, sino de hacer todas las buenas obras que se puedan. Hay que recordar a los necesitados, familiares o no"

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En palabras de Hasan, nacido en Venezuela aunque de origen palestino y jordano, la finalidad del Ramadán no se limita al ayuno y el rezo. «No sólo se trata de rezar y ayunar, sino de hacer todas las buenas obras que se puedan. Hay que recordar a los necesitados, familiares o no. Siempre en este mes uno intenta hacer el mayor esfuerzo posible para acercarse a los necesitados y hacer buenas obras en general. Las buenas obras se multiplican en este mes, que es el de la rebelación del Corán». «Más que nada se trata», aclara, de evitar comportamientos incorrectos, decir obscenidades o gritar.

«El Ramadán es como un entrenamiento para el resto del año que uno está haciendo para mejorarse espiritualmente. Lo que pesa más durante este mes es abstenerse de hacer cosas malas», subraya.

Según el doctor en Ciencias del Corán por la Universidad de Jordania, la celebración del Ramadán es fundamental para «recargarse espiritualmente. Se trata de acercarnos a la fuente principal del Corán, a su lectura, de escuchar más sobre la biografía del profeta y las reglas del Islam. A veces, uno se siente llevado por los asuntos y el trabajo, pero para el Ramadán siempre encontramos tiempo y nos sentimos atraídos a la mezquita para la bendición. Siempre viene gente a la que nunca vemos y que sólo aparece en Ramadán. No sé de donde vienen, pero empiezan a venir de repente».

El imam aprovecha esta celebración para expresar su esperanza de que se supere la pandemia y se recupere la vida normal. «Agradezco sobre todo a Dios que nos ayude a resolver todos los problemas, entre ellos el coronavirus; a evitar esa guerra entre Rusia y Ucrania que preocupa a todo el mundo y cuyos efectos estamos sufriendo también en forma de inflación y subida de precios. En Palestina», advierte, «la situación está empeorando y queremos que Dios nos eche una mano y nos ayude a todos a mejorar nuestra vida. Y nosotros mismos, los musulmanes, tenemos que cumplir con el mensaje del Islam, mostrárselo a la gente y ser ejemplares para que no piense mal de nosotros».

Está previsto que el fin del Ramadán se vuelva a celebrar en mayo en la explanada junto al Centro Comercial Atlántico.

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