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Valleseco

El asadero Pollo Domínguez de Valleseco echa a volar

El municipio estrena un todo en uno de asador, pizzería, hamburguesería y despacho de comida y aniquila las existencias | En un solo día salieron del horno 90 pizzas

El Pollo Domínguez, asador y comidas caseras en Valleseco

El Pollo Domínguez, asador y comidas caseras en Valleseco

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El Pollo Domínguez, asador y comidas caseras en Valleseco Juanjo Jiménez

A finales de marzo un anuncio en Instagram y compañía abre un run rún en Valleseco. “El Pollo Domínguez. Próxima apertura. 1 de abril a las 8.00 AM. ¡¡¡Les esperamos!!!" El usuario Anselmo Vega responde: "Ya era hora, llevo seis meses sin comer pollo”.

Pero se ve que Vega no era el único que hacia varias eras geológicas sin comer pollo, ya que al parecer eran cientos a dieta, porque fue abrir el día 1 “y ya estamos buscando otros dos trabajadores más”. 

María Esther Placeres Suárez vivía hasta el día de autos tan tranquila, “de ama de casa”, cuidando a su madre en un Valleseco del que se enamoró hace 31 años, cuando de tanto subir de la capital natal arriba, quedó abducida por el pueblo. 

Y vino a ser que recién su marido heredó. Con la misma inercia, el cuñado vendía una casa y compraron. Ahí fue cuando a los hijos les vino la ocurrencia, “sin pensarlo”, la de poner un asadero de pollos en la calle Maestro Benito Navarro, en el número 9 por más señas. 

"Fue abrir el día 1 y ya estamos buscando dos trabajadores”, aseguran

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Hoy, María Esther Placeres, cuando no se ha cumplido una semana de la apertura del establecimiento tiene que buscar un minuto de la mañana para poder explicar el invento, y de paso coger resuello. Pone los ojos en blanco para indicar el nivel de trajín que se le ha montado, mientras aún no son las once de la mañana y el trasiego de la clientela es continuo.

De entrante, su hijo Octavio ya venía con rodaje, “porque trabajaba en un asadero de pollos en Arucas, y su otro hijo Héctor se suma al proyecto, al que también se añade su marido. Con el equipo hecho abren el viernes 1 de abril a las ocho de la mañana, y se monta la carajera. “Por la noche ya era una pasada”.

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Asadero de Pollo Domínguez, en Valleseco José Carlos Guerra

Pero es que el sábado cierran la terraza de cinco mesas que tienen en el exterior a las dos y pico de la mañana, -con unas mínimas en torno a los cinco grados centígrados en esos momentos-, a lo que suman otras cinco mesas en el interior. Pollos salieron por ahí afuera lo propio de una granja en llamas. Pero como además ofrecen pizzas y hamburguesas, el recuento es de 90 pizzas en diez horas, y 15 kilos de carne de hamburguesa. Los clientes eran del propio Valleseco, de Artenara, de Cuevecillas, de Las Palmas..., y de otros muchos puntos cardinales.

Dice María Esther Placeres que uno de los motivos de mayor preocupación en vísperas de la apertura era el de una cierta soledad precisamente en los fines de semana. “Gente no se ve mucha”, le comentaba a los hijos y su marido haciendo un estudio de mercado a ojo. Pero que ellos insistían en la viabilidad del asunto. 

“Estoy viendo a personas de aquí que hace un montón de tiempo que no veía”, se sorprenden los dueños

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Tal es así que ahora asegura que “estoy viendo a personas de aquí que hace un montón de tiempo que no veía”, cosa que también le ocurre a los propios clientes, porque mientras María se explica un señor y una señora del pueblo se reencuentran a viva voz delante de un expositor en el que conviven las potas en salsa con el pescado en escabeche y la ensaladilla, porque además de pollo a la brasa, también ofrecen comidas preparadas que sirven a domicilio. A dos euros en el casco y otro más en «resto de zonas». 

Ahora son las once y media de la mañana y hay jilorio de pollo en el pueblo. Llega otro señor demandando la golosina a la brasa y Octavio, al timón del horno giratorio, lo emplaza para las doce del mediodía que es cuando el pollo se pone churruscoso, mientras el aroma del local invita a adelantar un par de horas el almuerzo. 

Placeres sigue relatando a medias, porque se levanta al tun tún para atender este barco que parece en permanente marejada. «Aquí ya hay señoras que nos hacen dos pedidos al día, uno para el mediodía y otro para la cena», para indicar el nivel de transformación del pequeño local. Asadero por vocación, despachador de comida preparada durante todo el día, y piscolabis por la tarde y noche, con una carta que incluye entrantes, ensaladas, perritos, como el Simplón y el sin par perrito Domínguez, bocadillos, incluido el de churro de pollo, hamburguesas comunes y gourmet, combinados, boles de papas, pizzas del Valle en la que no puede faltar la pizza Domínguez, y si aún así le queda aliento, un gofre de postre. 

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