Resurrección playera en San Bartolomé de Tirajana. Las playas del sur de Gran Canaria ya se empiezan a parecer bastante a las de la prepandemia: los arenales están hasta la bandera durante estos días de vacaciones de Semana Santa, los paseos marítimos están muy concurridos y las terrazas llenas. El buen tiempo que este Jueves Santo ha acompañado el día ocasionó que por Playa del Inglés y Maspalomas, las principales playas del municipio turístico, desfilasen miles de usuarios, unos turistas y otros tantos residentes que procesionaron hacia el sur durante este puente y hasta el próximo domingo. Después de más de dos años de restricciones por el coronavirus, lo cierto es que las áreas turísticas de Gran Canaria vuelven a lucir el habitual trasiego de personas llegadas desde todos los lugares para disfrutar de unos días de descanso. Y eso lo agradecen no solo los empresarios hoteleros, que están viendo sus establecimientos a más del 80% de ocupación , sino también los empresarios de la restauración, que ya empiezan a cambiar los números rojos en sus cuentas de resultados por los valores en positivo.
El lleno casi absoluto que se registra esta Semana Santa en los establecimientos hoteleros y extrahoteleros del sur de la isla se ha notado en las playas, donde apenas quedaba hueco para plantar una sombrilla ni en la primera ni hasta la décima línea de playa, volviendo a verse así el efecto de la masificación turística. Y ni siquiera el fuerte viento que azotó la zona sureste y sur de Gran Canaria fue suficiente para espantar a los bañistas.
Casi podría decirse que el viento se llevó hacia el sur a la familia Ramírez, procedente de Teror, que bajó a disfrutar de una jornada de playa. Por un día dejaron atrás sus obligaciones en la Tienda de Benjamín, ubicada en el Puente del Pino, para echarse unas cervezas en familia y relajarse al sol. «Hemos aprovechado estos días festivos para venir por primera vez este año a la playa; primero el sábado pasado y hoy», señaló Mari Carmen Ramírez, quien de mostró muy «contenta» por ver por fin «las hamacas llenas de turistas y las terrazas llenas de gente», un importante flujo turístico que esta familia también está notando en la Villa de Teror. Han tenido dos días libres esta semana, y el de este jueves fue solo la previa de la comida familiar del viernes: el tradicional sancocho canario. «Lo comeremos en casa de un sobrino y ya está casi todo preparado», relató.
Las familias canarias disfrutan de un Jueves Santo de playa y este viernes se apuntan al sancocho
Desde El Tablero se acercó a la playa Lorena Guerra junto a sus dos hijas y su pareja, Diana, Laura y Juan Carlos, y sus amigos de Telde Luis y Antonella, junto a su hijo Daniel. Estaban aprovechando el día libre pero sin cerrar su agenda porque para el resto de jornadas ella se apuntaba «a lo que surja». Eso sí, este viernes no escapa al sancocho canario que cocina su madre, mucho mejor que ella, según dice Lorena y confirma risueña su hija Diana. Ya casi están adaptados a la nueva normalidad, aunque reconoce que a esta familia todavía le «choca» que sea tan rápido después de tantas restricciones. «Pero a todo lo bueno se adapta uno».
Las playas empezaron a llenarse pasadas las 12.00 del mediodía, pero prácticamente las primeras en abrirlas fueron Andrea Castaño y Raquel Gracia, dos jóvenes amigas procedentes del Principado de Asturias que llegaron a Gran Canaria el pasado martes y se quedarán hasta el próximo domingo. Llegaron «con ganas de sol y playa», y eso bien lo demostraron al plantarse en el arenal de Playa del Inglés desde las 09.00 horas de la mañana. Andrea es de las turistas repetidoras, pues conoció la isla durante unas vacaciones de invierno hace ocho años, pero en esta ocasión arrastró consigo a su amiga Raquel. «Veníamos buscando sol y playa porque en Asturias poco tenemos y además hemos pasado bastante frío durante las últimas semanas», relatan pocos minutos antes de abandonar la playa para dirigirse nuevamente al hotel para cambiarse y salir de excursión. La mañana fue de playa, mientras que la tarde la dedicaron a visitar la isla, pues entre sus previsiones estaba trasladarse hasta el barranco de Las Vacas, en el municipio de Agüimes, dar un paseo por Las Palmas de Gran Canaria y luego subir a Teror. «¿Será mucho?», se preguntaron. El día anterior habían visitado el Puerto de Mogán, aprovechando que habían alquilado un coche; alquiler, por cierto, que no les fue difícil porque fueron previsoras y reservaron el vehículo hace meses, garantizando así que no se quedaban sin él por el bajo número de unidades libres esta semana.
Fernando Gallego visita la isla desde hace ocho años y este 2022 ya ha venido tres veces
Desde un poco más cerca, desde Madrid, llega Fernando Gallego, un ingeniero informático «enamorado» de una Gran Canaria a la que llegó por primera vez hace ocho años y que no ha parado de visitar varias veces al año desde entonces. De hecho, en apenas tres meses y medio que llevamos de 2022 es la tercera vez que viene y ya tiene las reservas hechas para su cuarta visita, que será el próximo mes de mayo para el Maspalomas Pride. «Siempre encuentro buen tiempo y está a dos horas y media de Madrid; tardas menos que a Valencia o Murcia en coche», reflexiona tumbado en la arena. Él ha combinado estos días las vacaciones y trabajo porque desde el lunes al miércoles ha tenido la oportunidad de teletrabajar desde el hotel donde se aloja.
Negocios
La notable afluencia de turistas al sur se está reflejando de forma distinta en las cuentas de los restaurantes, supermercados y bazares, aunque lo cierto es que aún así el lleno turístico se ha traducido en la recuperación de buena parte del empleo en el sector.
Jorge Sánchez, encargado del restaurante italiano La Piazza, explica que ha notado un incremento de turistas esta semana, sobre todo nacionales, y eso se está reflejando en la caja. «La caja está aumentando y estamos mejor que antes de la pandemia; la gente está ansiosa por salir y gastar», cuenta, al tiempo que explica que esta misma semana terminó de recuperar a los empleados que estaban aún en un ERTE.
Desde El Bucanero explican que aunque el turismo escandinavo ya se ha marchado, sí notan bastante movimiento durante las tardes y las noches, sobre todo cuando hay música en vivo, aunque los turistas se dejan menos dinero. «Esta temporada de invierno la hemos trabajado muy bien y ya solo podemos ir para arriba», cuenta Davinia, una trabajadora.
En el ámbito de los supermercados y los bazares, Sebastián Monzón, gestor de Solkisemar, muestra su satisfacción por la subida del turismo. «No es como 2019 pero está muy animado y estoy satisfecho; los ingresos están subiendo más rápido de lo que pensaba».
Una sensación dintinta tienen en Bitburger Treff. Uno de sus responsables explica que aunque hay movimiento todavía no es el que esperan. «Estamos a un 40% de lo que ganábamos antes de la pandemia». Mientras que Ángel Ramos, propietario del Sol Habana, cuenta que aunque todavía no se ha recuperado del todo del golpe económico, «estamos en la línea; el invierno fue bueno».
