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San Bartolomé de Tirajana

La asociación Mestre Jo ayuda a jóvenes a romper barreras con la capoeira

Practicar capoeira hace de Salma, Yerón y Óliver unos jóvenes más disciplinados y mejores ciudadanos - Desde hace una década, la asociación Mestre Jo imparte clases en Playa del Inglés.

Óliver y Yerón practican capoeira animados por Salma, Amaro Quintana y Luis Hernández, además de otros dos instructores.

Salma Peñate ha sabido empoderarse y sentirse segura de sí misma, a Óliver Hernández le cuesta mucho menos socializar y Yerón ha aprendido a canalizar toda su energía. Una sufrió bullying cuando solo era una niña por su sobrepeso, el otro tiene síndrome de Asperger y el tercero un trastorno de hiperactividad, pero los tres tienen algo en común: practican la capoeira, un arte marcial que les ha inculcado disciplina, les ha enseñado a interactuar con las demás personas y, en definitiva, a integrarse en su entorno. «Todos aprenden a relacionarse, a ser disciplinados y educados, y a ser mejores ciudadanos», cuenta Amaro Quintana, alias Dálmata, su profesor de capoeira. Lo que sí es cierto es que además de crecer, todos han logrado romper distintas barreras sociales.

Miembros de la asociación de capoeira Mestre Jo. ANDRÉS CRUZ

Estos jóvenes forman parte de un grupo de casi 30 personas que practica este arte marcial en la Asociación Cultural de Capoeira (ACDC)Mestre Jo, con sede en el centro comercial Nilo, en San Bartolomé de Tirajana, una organización que desde hace casi 10 años ayuda a integrarse a personas con distintas dificultades, desde algún trastorno hasta jóvenes procedentes de familias desestructuradas. Esta organización nació en 2013, tras el fallecimiento del maestro Jo, un instructor de capoeira con el que entrenaban entre otras personas Amaro Quintana. «Tras su muerte, nació la asociación para dar continuidad a la labor que Jo había desempeñado», relata. Desde entonces trabajan con jóvenes de todas las edades, ahora desde los 8 a los 27 años, aunque no todos tienen dificultades. Y lo hacen sin ánimo se lucro, aunque cobran a los usuarios una cuota simbólica para sufragar los gastos de alquiler del local pues no reciben subvenciones públicas.

Hace un año y medio que Óliver Hernández, un niño de nueve años con síndrome de Asperger, practica capoeira. Es un niño bastante independiente, con un coeficiente intelectual alto, responsable y muy activo, pero le cuesta socializar por las dificultades de comunicación derivadas del trastorno que padece. Pero la capoeira lo ha cambiado. «Óliver es un niño muy disperso, pero este arte marcial lo ayuda a centrarse, a ubicarse, a seguir unas reglas», cuenta su madre Denisse Sánchez, «lo había apuntado a todo tipo de deportes incluso a fútbol, pero se tiraba en el césped a mirar para el cielo y no seguía las normas, sin embargo la capoeira le ha ayudado a disciplinarse».

Este deporte ha contribuido también a que se relacione mejor con sus compañeros de clase en el colegio. «Ahora siente que encaja en cualquier sitio», relata Dennise, «ahora también es un niño más independiente aún y más seguro de sí mismo».

La asociación no recibe ningún tipo de ayuda pública y solo cobra una cuota simbólica para los gastos del local

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Junto a Óliver practica este arte marcial Salma Peñate, víctima del bullying cuando era niña por el sobrepeso que tenía y su corpulencia física, una situación que provocó en ella una sensación de impotencia y rabia durante años, hasta que conoció la capoeira, un deporte que ha practicado durante nueve años y que hoy, con 16 primaveras a su espalda, la ha convertido en una adolescente segura de sí misma a quien le dan igual las opiniones de los demás. La niña practicó ballet, gimnasia rítmica y patinaje pero no se sentía cómoda con su cuerpo.

La capoeira apareció en su vida durante una visita al ParqueSur, donde vio una exhibición de los miembros de esta asociación, así que se empeñó en hacer lo mismo hasta que sus padres pudieron inscribirla en el grupo. «Con tanta insistencia pensé que era un berrinche, pero ella seguía con esa idea», cuenta su madre, Isabel García, «y ahora le ha aportado serenidad y ha descubierto que es lo que le gusta después de tantos altibajos; está empoderada y con ella ya no puede nadie».

Yerón Gómez y Óliver Hernández realizan una exhibición de capoeira. ANDRÉS CRUZ

Ahora le tienen respeto y, aunque no es para nada una adolescente, agresiva, sí que intimida. De hecho, se ha aliado con los profesores de su instituto para, cuando ve una situación de conflicto entre los alumnos, acercarse y mediar. «Está tan en contra del bullyng que ahora es defensora de la integridad de las personas, siempre desde la dialéctica», matiza su progenitora. Este arte marcial y su experiencia vital han logrado que Salma se haya decantado por estudiar para ser policía, aunque también lo lleva en la sangre pues tiene dos tíos que son Policía Nacional y Guardia Civil.

La labor de ACDC también ha contribuido a mejorar la vida de Yerón Gómez, un niño de 10 años con trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDH) que se define así mismo, y con humor, como «un poco loco», según cuenta su madre, Alicia Santana. «Yerón es todo corazón pero al mismo tiempo es una bomba de relojería», señala. Antes de la capoeira practicaba judo, «pero le resultaba aburrido hacer llaves y estar en el suelo, se cansa rápido de una tarea repetitiva». Así que se apuntó a capoeira, una disciplina «que le ayuda a encauzar toda la energía que tiene en el cuerpo», dice Alicia. «Ahora está más tranquilo y sigue rutinas; sabe que en clase puede ser él mismo pero que una vez sale tiene que volver a controlarse.

De hecho, el niño ya empieza a diferenciar entre estos dos momentos y hasta hace de profesor de capoeira con sus compañeros del colegio durante las horas del recreo. 

Aparte de mejorar sus vidas, estos niños exhiben todos los conocimientos adquiridos en distintos eventos deportivos anuales. Y por delante, además de ayudarlos a integrarse y formarlos como ciudadanos, Amaro Quintana se marca un solo objetivo: «mi propósito es formarlos a todos para que un día ellos se conviertan en instructores como yo».

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